Por las noticias de media tarde me enteré de una nueva ley que se pretende enviar al Congreso para su aprobación y que busca acotar los espacios donde los fumadores puedan ejercer su derecho a matarse lentamente.
Me acordé de Rafael Reig, un fumador y bebedor español que oficia de escritor y profesor de literatura, que me hace mucha gracia por su estilo desenfadado, que despotricaba contra este mismo tipo de medidas que no hace mucho se han tomado recientemente, también en la mayoría de los países del viejo continente, pero más que nada sus reclamos se referían contra la ley aprobada en España que prohíbe de frentón fumar en lugares públicos cerrados y abiertos.
Por ahí he visto unas viñetas muy divertidas que retratan el humor de los hispanos ante estas medidas que consideran castran sus derechos, pero que en el fondo más que la salud particular de cada quien, que le pueda importar al Gobierno, sólo busca reducir el gasto fiscal que a la larga un fumador empedernido le ocasiona al Estado.
"Prevenir antes que curar", pareciera la premisa aquí. Y no está del todo mal. No importa el motivo que origine la medida, lo importante son los resultados, desincentivar el consumo de tabaco y el acto de fumar.
Si se restringen los espacios público o ambientes compartidos, con el tiempo se hará incómodo andar fumando por todas partes. La sanción será social y cultural, será un acto mal visto. Eso creo que pretenden con este tipo de regulaciones legales.
Son los restauranteros los que más se quejan y alegan contra esta nueva legislación porque les significa una inversión muerta todos esos espacios acondicionados que tuvieron que construir para separar los ambientes entre clientes, como fueron las medidas en un principio que les exigieron hacer, o elegían y se definían si convertir el local en exclusivo para fumadores o no. Y yo pienso, que en le fondo no pierden nada, la norma que les hizo tal exigencia fue hace años, con el tiempo transcurrido esa inversión ya la habrán recuperado. Y por último, a los cubículos para fumadores, los pueden alhajar con unos lindos cortinajes, le ponen un sistema decente de ventilación y lo convierten en zona VIP. Los comerciantes, nunca pierden, ya se las arreglarán.
Recuerdo de los alegatos de Reig que decía que los fumadores eran personas más sociables, más entretenidas, vivas y dadas a las grandes charlas en cafés y restaurantes, más que los no fumadores.
Pero estadísticamente está comprobado que los fumadores como clientes son menos consumidores que los no fumadores. Un fumador se puede pasar horas conversando con un solo café o un trago sobre la mesa mientras no le fallen los cigarillos, básicamente porque los componentes tóxicos del tabaco industrial inhiben el apetito y baja los niveles de ansiedad.
Según esto, los no fumadores en un restaurante deberían ser los clientes privilegiados, porque al no tener inhibidores de apetito y ansiedad en su sangre, consumirían más comida. Y hasta la timidez a la que se refiere este escritor con cierta sorna, puede ser una ventaja para el dueño del local.
Alguien tímido, para no ser interrumpido ni interrogado por las miradas de sus compañeros de mesa aledañas, en teoría, se pediría grandes porciones de comida para tener donde poner los ojos por un buen rato evitándose así mirar a su alrededor con cara de pánfilo en medio de su soledad.
De todos modos, los dueños de locales de comida, en España, acusaban una disminución del 20% de la afluencia habitual de su clientela.
Creo que están dejando fuera una importante consideración: -que están en crisis?
Debe ser normal que si no hay dinero, se reduzcan las visitas al bar a beber cerveza con los amigos para los eventos deportivos, por ejemplo. Bueno, conociendo a algunos españoles, me parece oírles decir:
-que no puedo fumar en el bar?, que no puedo fumar en el estadio?, bueno, pues, que se jodan, no voy a ningún sitio. Fumo en mi casa.-
Tampoco se dan cuenta que el tabaco a parte de provocarles potencialmente cáncer de laringe, de pulmón, asma, etc., y que a demás les produce hipertensión, les aumenta los riesgos de enfermedades cardiacas, hasta les hace más propensos a desarrollar Alzheimer. No hay dieta mediterranea que les pueda proteger de todos los efectos nocivos del tabaco en la salud.
Que no se den cuenta de eso y que sigan tozúdamente insistiendo en que fumar está bien, que es un placer irrenunciable porque les cuesta un huevo dejarlo, me parece, francamente, una reverenda estupidez.
Un egoísmo brutal, una desconsideración enorme contra las personas que no fuman y que a la vez buscan proteger la salud y bienestar de quienes sí fuman en un acto desinteresado o de simple cariño porque les quieren bien.
Porque los no fumadores podemos ser más fomes, menos sociables, pero somos mucho más generosos en ese sentido.
No les estamos quitando espacios, les estamos devolviendo una mejor calidad de vida.
Si se piensa, tiene sentido.
Espero que en Chile, pronto aprueben esa ley.
Apoyo la moción.
Me acordé de Rafael Reig, un fumador y bebedor español que oficia de escritor y profesor de literatura, que me hace mucha gracia por su estilo desenfadado, que despotricaba contra este mismo tipo de medidas que no hace mucho se han tomado recientemente, también en la mayoría de los países del viejo continente, pero más que nada sus reclamos se referían contra la ley aprobada en España que prohíbe de frentón fumar en lugares públicos cerrados y abiertos.
Por ahí he visto unas viñetas muy divertidas que retratan el humor de los hispanos ante estas medidas que consideran castran sus derechos, pero que en el fondo más que la salud particular de cada quien, que le pueda importar al Gobierno, sólo busca reducir el gasto fiscal que a la larga un fumador empedernido le ocasiona al Estado.
"Prevenir antes que curar", pareciera la premisa aquí. Y no está del todo mal. No importa el motivo que origine la medida, lo importante son los resultados, desincentivar el consumo de tabaco y el acto de fumar.
Si se restringen los espacios público o ambientes compartidos, con el tiempo se hará incómodo andar fumando por todas partes. La sanción será social y cultural, será un acto mal visto. Eso creo que pretenden con este tipo de regulaciones legales.
Son los restauranteros los que más se quejan y alegan contra esta nueva legislación porque les significa una inversión muerta todos esos espacios acondicionados que tuvieron que construir para separar los ambientes entre clientes, como fueron las medidas en un principio que les exigieron hacer, o elegían y se definían si convertir el local en exclusivo para fumadores o no. Y yo pienso, que en le fondo no pierden nada, la norma que les hizo tal exigencia fue hace años, con el tiempo transcurrido esa inversión ya la habrán recuperado. Y por último, a los cubículos para fumadores, los pueden alhajar con unos lindos cortinajes, le ponen un sistema decente de ventilación y lo convierten en zona VIP. Los comerciantes, nunca pierden, ya se las arreglarán.
Recuerdo de los alegatos de Reig que decía que los fumadores eran personas más sociables, más entretenidas, vivas y dadas a las grandes charlas en cafés y restaurantes, más que los no fumadores.
Pero estadísticamente está comprobado que los fumadores como clientes son menos consumidores que los no fumadores. Un fumador se puede pasar horas conversando con un solo café o un trago sobre la mesa mientras no le fallen los cigarillos, básicamente porque los componentes tóxicos del tabaco industrial inhiben el apetito y baja los niveles de ansiedad.
Según esto, los no fumadores en un restaurante deberían ser los clientes privilegiados, porque al no tener inhibidores de apetito y ansiedad en su sangre, consumirían más comida. Y hasta la timidez a la que se refiere este escritor con cierta sorna, puede ser una ventaja para el dueño del local.
Alguien tímido, para no ser interrumpido ni interrogado por las miradas de sus compañeros de mesa aledañas, en teoría, se pediría grandes porciones de comida para tener donde poner los ojos por un buen rato evitándose así mirar a su alrededor con cara de pánfilo en medio de su soledad.
De todos modos, los dueños de locales de comida, en España, acusaban una disminución del 20% de la afluencia habitual de su clientela.
Creo que están dejando fuera una importante consideración: -que están en crisis?
Debe ser normal que si no hay dinero, se reduzcan las visitas al bar a beber cerveza con los amigos para los eventos deportivos, por ejemplo. Bueno, conociendo a algunos españoles, me parece oírles decir:
-que no puedo fumar en el bar?, que no puedo fumar en el estadio?, bueno, pues, que se jodan, no voy a ningún sitio. Fumo en mi casa.-
Tampoco se dan cuenta que el tabaco a parte de provocarles potencialmente cáncer de laringe, de pulmón, asma, etc., y que a demás les produce hipertensión, les aumenta los riesgos de enfermedades cardiacas, hasta les hace más propensos a desarrollar Alzheimer. No hay dieta mediterranea que les pueda proteger de todos los efectos nocivos del tabaco en la salud.
Que no se den cuenta de eso y que sigan tozúdamente insistiendo en que fumar está bien, que es un placer irrenunciable porque les cuesta un huevo dejarlo, me parece, francamente, una reverenda estupidez.
Un egoísmo brutal, una desconsideración enorme contra las personas que no fuman y que a la vez buscan proteger la salud y bienestar de quienes sí fuman en un acto desinteresado o de simple cariño porque les quieren bien.
Porque los no fumadores podemos ser más fomes, menos sociables, pero somos mucho más generosos en ese sentido.
No les estamos quitando espacios, les estamos devolviendo una mejor calidad de vida.
Si se piensa, tiene sentido.
Espero que en Chile, pronto aprueben esa ley.
Apoyo la moción.