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domingo, 1 de julio de 2018

Somos

Cómo se le llama a dos que se conocen desde sus miedos más profundos, sin máscaras, con el corazón en la mano palpitando sin dolor, soñando al menos por un instante con una vida juntos pero que nunca llegó a  ser porque abortaron el brote de lo que pudo ser por pura cobardía y miedo a enamorarse.

Cómo se les dice a dos que al mirarse a los ojos aún se reconocen, no han dejado de sentir cariño y respeto, pero aún así se evitan, porque saben que rascando un poco la superficie de la gentileza bien educada aún hay palabras no dichas guardadas, ciertos reproches que rasgarían la tela con que ambos intentan cubrir lo maduro que han sido en superar cada uno por su lado el mal trago en que se tornó lo que pudo haber sido la más linda relación experimentada.

Cómo se les puede etiquetar a un par de bichos atemporales, medios inadaptados cronológicamente que al conocerse se fueron de apoco descubriendo parecidos, semejantes,  casi como reflejos en el agua, como versiones extremas de sí mismos pero alternados, siendo tan complejos, mañosos y complementarios.

Cuál es la taxonomía, la denominación, el rotulado, el nombre para designar a un par que aunque no lo reconozcan aún no se pueden olvidar, aún se miran con verdad cuando se ven, y pueden decirse libremente lo que piensan pero que se frenan a tope para no decir lo que sienten por considerar fuera de lugar seguir hablando sobre sentimientos. 

¿Está todo perdido?

Donde hay vida hay esperanza, o eso dicen, pero en casos así, no basta la esperanza cuando falta esa pieza que reconstruya el puente cortado, las naves quemadas. 

A veces es mejor no volver la vista atrás y simplemente continuar caminando hacia delante, disfrutar el paisaje porque la vida es el viaje y no el llegar.

Pero ¿por qué sigo pensando en un deseo no cumplido, será obsesión, acaso capricho de mi ego? 
¿Por qué sabiendo que lo más sano para todos es soltar no soy capaz de dejar ir su recuerdo?

Lo único que sé es que la etiqueta de amigos no nos queda, no nos buscamos  para darnos apoyo, orientación, consuelo ni consejo ni siquiera para saludarnos de vez en cuando. 
La distancia emocional y física es casi insalvable, el silencio se rompe en puntuales ocasiones sólo para datos casi profesionales, temas impersonales y generalidades varias.  
La frialdad racional es máxima manteniendo la civilidad diplomática, pero nada más.
Pero el recuerdo está ahí, aún vivo, vigente y vibrando en el aire ligero como el tañido de un metal en una copa de cristal.
Aún puedo oír su voz y añorar su paso por mi vida. 
Sé que debo aceptar que se ha de convertir sólo en un recuerdo inanimado, plasmado como en un croquis. 
Es difícil olvidar cuando la historia se ha de terminar antes de haber comenzado. 
Y más aún sin tener una palabra para poder definir qué somos. Quizás  sólo quede ser eso, simple y llano, sólo somos.
Lo raro es que aún no sea un fuimos, pese a todo. 

sábado, 23 de junio de 2018

Ojos que no ven, corazón que no siente.

Atravesaste hacia  mi orilla de la vida como una tangente, sin fijarte en mí. 
Se me ocurrió pensar que estaba siendo testigo del resumen perfecto de una metáfora de vida, de otro modo qué sentido habría tenido que yo te viera y tú a mí no. 
Finalmente, es posible, que acabes viviendo la misma vida que no querías, que te asustó que pudieras vivir conmigo, porque considerabas que era muy desafiante, insegura, exigente, grande y ambiciosa, que de sólo pensarla te cansaba y no quisiste continuar conmigo. Es posible que tengas que afrontar lo mismo a lo que te negabas, pero sin mí a tu lado. Ojalá sepas ser feliz con la vida que logres para ti.
Y que supongo está bien, que es lo correcto. 
Cada uno tiene su propio destino trazado, asumo, y eso no se puede cambiar.
 Si somos líneas paralelas, nunca nos volveremos a cruzar.
Pero por qué tuvimos que conocernos, qué sentido pudo haber tenido?
Ojalá pudiera tener la oportunidad de reescribir la historia que fue. 
Siento que nos faltó tiempo para dibujarnos mejor, para detallarnos y comprendernos  y así acortar las distancias, estrechar más las profundidades que nos unían. 
Que somos de entablar conexiones a la médula de lo que importa, y eso no es fácil ni frecuente. Tal vez de cierta edad en adelante.
La edad, hubo un momento al comienzo en que pensé que podría ser un dilema, pero con el tiempo se me borró la frontera, me importaba más ver la mirada de tus ojos, dulce y soñadora.
No sé cuánto tiempo ha pasado, lo tenía asumido, y según yo, superado, pero se me removió todo, como si hubiera visto un fantasma de carne y huesos, intocable, inalcanzable, ensimismado dentro de tu propia burbuja, lejano y real al mismo tiempo. 
Fue como vivir dos realidades, paralelas, simultáneamente. Una, salida de mis recuerdos más dulces y la otra de la realidad más fría y desoladora. 
Si hubiera podido saltar dentro del vagón de los recuerdos que pasó por ahí, delante de mí y  detrás de ti, lo habría hecho. 
Se me vino encima una avalancha de recuerdos de ese breve  e intenso periodo de mi vida en que me sentí tan feliz. Fue una época en que sentí  tener ilusión, energía y fuerza, que ahora ya no siento tener y que no sé si podré recuperar. 
Trato de darme ánimos para continuar  después de tantas pérdidas, pero se me hace muy difícil. 
Miro para delante y no me gusta lo que veo y no siento tener fuerzas para cambiarlo. 
Ese periodo de mi vida fue un remanso de paz y de ilusiones potentes que alimentaban mis fuerzas para seguir batallando por mis sueños.
 Ahora camino por un desierto añorando volver a ese oasis de tranquilidad que llegué a sentir mientras quisiste estar junto a mí. 
Y sé que no volverás a estar por mí en mi vida. Sé que no estoy en tu destino ni tú en el mío.
Creo que nunca entenderé por qué se debía terminar todo cuando los brotes de mis sentimientos por ti estaban creciendo lindos y sanos. Fue como haber abortado una criatura sana sin razón. O nunca entendí las razones. 
Aún siento la pena de haberte perdido, ...para siempre. 
Habría preferido no haberte visto, no saber que estarías por la ciudad.
Ojos que no ven, corazón que no siente.