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miércoles, 23 de noviembre de 2011

De regreso.

Fotografía del recuerdo de la vida de los colonos italianos en la zona.
De vuelta a la vida del mundo, recién regreso de un viaje de cinco días por una zona particular de mi país donde se da un extraña mezcla de mapuche, español, alemán e italiano, donde los cerros tocan el cielo cargado de nubes y electricidad, donde  la explotación forestal  mutó los campos trigueros y ganaderos para siempre.


Ruta antes de llegar a Lumaco.

Camino Las rosas, entre Lumaco y Los Sauces.
Me refiero a Lumaco, Capitán Pastene, Purén. Localidades de la novena región, ubicadas al norte de Temuco, hacia el oeste de la carretera 5Sur, a los pies de la parte trasera de la cordillera de la costa. El camino de acceso se hace por una ruta que la construyó la Mininco de uso casi exclusivo para los camiones que entran y salen cargados de madera. Hay partes en que los cerros se nota que han sido recientemente desmantelados de pinos y eucaliptus a juzgar por los restos de corteza tirados por dondequier, y por otras partes los pinitos nuevos están recién agarrando forma. Al menos los planes de reforestación funcionan, hasta que estén listos para explotar y dejar los cerros pelados, otra vez y así hasta el fin de los días.
Prociutto Montecorone
Capitán Pastne es una localidad dependiente de la comuna de Lumaco y recibe aportes de la región de Emilia Romagna, directamente de Italia, porque es reconocida como patrimonio cultural de la emigriazione italiana del año 1904 y en honor a esos ciudadanos italianos que se vinieron de aquella región a colonizar estas tierras donde no había nada, donde todo hubo que llegar  a hacerlo a pulmón. Los descendientes de italianos tienen ciertas facilidades de becas e intercambios, y los empresarios reciben ciertos beneficios para apoyarles en sus emprendimientos. Esto hace que  Capitán Pastene sea un asentamiento pujante que pretende forjarse un nombre propio a nivel nacional en base a su tradición culinaria de pastas y jamones, que ya está comenzando a hacerse de prestigio por la alta calidad de sus productos.
Plaza de Capitán Pastene.
Casa típica de Capitán Pastene.
Los pasteninos están conscientes del potencial turístico de la zona, así como también saben que sin tener cerca lagos, lagunas o costa, entonces potencian lo que tienen, el carácter hospitalario de su gente, la tradición de la buena mesa, la tranquilidad con que transcurre la vida en el pueblo en que se puede dejar el auto con las ventanas abiertas y las llaves puestas y nada extraño ocurre, donde se vive en completa calma y relajo, donde la gente se conoce y se saluda amablemente. La dotación policial es la mínima necesaria.
Hay posta, tienen escuela y la iglesia frente a una plaza muy bonita. Destaca la arquitectura en madera de las casas del tiempo de los nonos, caserones que ya se vienen abajo pero que resistieron el terremoto de febrero del 2010, como también el del '60 y anteriormente el del '39.
Cabañas y ristorante L'Emiliano.



Hay una casa muy grande y bonita que están restaurando para convertirla en hotel porque en realidad no hay mucho donde elegir para quedarse.
Hay hospedaje para trabajadores forestales y obreros, pero para la gente profesional o turistas, muy poco.
Sin embargo hay unas cabañas muy cómodas y bonitas, con servicio de mucama y con el ristorante a unos pasos por un corredor que circula un jardín con piscina. Llama la atención la decoración con instrumentos  musicales que trajeron los colonos consigo, las fotos en blanco y negro testimonian a los dueños de tubas, trombones, trompetas y saxos que cuelgan de los muros del comedor del ristorante familiar y cálido ambiente de L'Emiliano, atendido por sus dueños. Personas muy simpáticas.



Plaza de Lumaco.
Lumaco, es un pueblo que me pasó sin pena ni gloria, tiene una plaza que es como un recorte de calle con diseño moderno que nada guarda relación a lo que debió ser la plaza de un pueblo con tradición histórica y cultural del mestizaje mapuche español. Esperaba ver una plaza con árboles con gruesos troncos que hubiesen sido testigos de batallas por la pacificación de la Araucanía, sin embargo me encuentro con una plazoleta de cemento y en un monolito una placa recordatoria del MOP que databa recién del 2008, por eso los arbolitos esmirriados de la plaza aún no dan ni sombra.
Sólo un lugar donde comer, se come barato y abundante en El Chilenazo, un restaurante familiar atendido por sus dueños, una familia a todas luces mapuche, pero ofrecen comida criolla, nada típico como pudo haber sido esperable.
Así crecen los pueblos mestizos, perdiendo su identidad cultural, sin carácter, sin personalidad, en vez de potenciar precisamente ese valor tal como lo hacen en Capitán Pastene que busca posicionarse con identidad propia, orgullosos de su tradición e historia.
En Purén, hay más vida y actividad comercial. Cuentan con un museo histórico a cargo de la Municipalidad al lado de una réplica a escala natural del fuerte original que está ubicado sobre la cumbre de un pequeño cerro desde cuyas atalayas se puede observar por los cuatro costado el pueblo completo, la ubicación es evidentemente estratégica.
En el centro de la ciudad, hay pocas partes donde comer, está el restaurante de un hotel, a las afueras existen unas cabañas, pero en el centro mismo, sólo comida rápida frente a la plaza, pero a una calle del costado de la plaza hay una bar restaurante, The Crow, donde la comida es de casa, sin muchas pretensiones, pero a buen precio es posible comer  contundente y bien. Las personas muy gentiles y sociables.
En la calle Tromén, está la señora Margarita, que hace mermeladas, licores, hongos en conservas y provee a los restaurantes gourmet de los hoteles Pucón y Huillo-Huillo con sus mermeladas exóticas como la  de merkén.
Por otra calle, está el señor Sáez que es productor de Fois Grass, y trutos de pato acaramelados a las finas hierbas, una pequeña delicattessen imperdible. No se puede pasar a Purén  y no pasarle a saludar y ver si le queda fois grass para la venta.  Precios moderados.
El viaje en sí, estuvo muy tranquilo, no hubo problemas.
Es lo bueno de recorrer Chile que donde se vaya es fácil ir porque si no se sabe el camino se puede preguntar, no hay problemas de dialectos, ni resquemores raciales, ni religiosos. No, acá todos somos chilenos y con una sonrisa y buena educación es posible llegar a un pueblo que no aparece ni en el mapa.
Fueron días en familia muy agradables.
Conocimos a personas muy interesantes.
Jamones y Coppa. Don Primo

Quizás en otro post añada más información, sobre todo de otros ristorantes que me faltaron mencionar, como el de Anita Covili y Don Primo, el primero destacable por sus pastas y el segundo por sus jamones, longanizas y coppa, unos lomos vetados de cerdo ahumados al natural , a demás de quesos de manofactura casera muy sabrosos.
                                                                                                                                     









Creo que sería buen negocio convertir mi blog  en una  guía gastronómica de lugares poco convencionales, alternativos a lo usual, jejjejeje. Lo pensaré.

Ristorante y Trattoria Anita Covili,. En la foto la chef Anita Covili.

Ristorante con venta de conservas de frutas al jugo y changles en aceite, y pastas, también tienen fetuccini con tinta de calamar.




Raviolones de chocolate y panzzoti en salsa de avellanas donde Anita Covili.

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