No sé si existes de verdad, si eres simplemente una ilusión, bastante compleja como para ser real, o si eres sólo un cuento para niñas. No lo sé.
Existes de verdad, verdad. O no?
¿Qué te pasa?
¿Qué te hace pensar que puedes hacer lo que quieras con las ilusiones y los sentimientos de los seres humanos?
¿Quién eres, de dónde has salido?
¿Vienes de Dios o del infierno?
No noto la diferencia.
Sabes, Amor, nunca antes me sentí tan bien cuando pasaste por mi vida, pero qué hice yo, para que te fueras, por qué no te quedaste conmigo, acompañándome, si la vida se veía tan linda contigo hasta el final?
Ya no sé si vales la pena, si podré volver a confiar en ti alguna otra vez, por si te dignas a volver algún día a mi vida.
No sé si podré y querré asomarme y abrir, si te atreves a tocar otra vez a mi puerta.
Amor, eres un mal criado, un inconsciente, no sabes lo que provocas con tus idas y venidas a voluntad, no tienes idea de los estragos que dejas a tu paso, con tus arrebatos temperamentales. Y si lo sabes, entonces eres perverso, sádico, un maldito bastardo.
Antes de ti, yo era normal, no sabía mucho de sufrimientos, ni dolores del alma, angustias, de soledad inconforme, de penas de ausencias, o nostalgias. Tenía una vida sencilla, simple, bastante normal. Era feliz en mi ignorancia. Tenía sentimientos normales como cualquiera que tiene familia, mamá, papá y un perro.
Pero tenías que llegar tú a mi vida y descomponerlo todo.
Me hiciste desear una vida que ya sabía estaba fuera de mis posibilidades, me hiciste creer que todo era posible, que nada más había que ser perseverante, que había que confiar y tener paciencia, que ya llegaría un día en que todo lo que soñé por ti y contigo, se haría realidad.
Pero fallaste, te fuiste, cambiaste el rumbo y no me avisaste, ni siquiera me lanzaste un salvavidas. Algo de qué aferrarme para mantenerme a flote.
Que cobarde has sido.
Para qué me conquistaste si luego no pensabas quedarte conmigo.
Amor, eres vida y muerte, eres un cuchillo.
No sé de dónde has salido, te escapaste del cielo o de entre las manos del diablo.
Cómo puede ser que todo pueda ser bello mientras estás y sólo un desierto infernal cuando ya no estás?
Por qué te vas cuando todo está bien, fluyendo con relajo y normalidad?
Qué te pasa?
Qué sufres de síndrome de déficit atencional, la felicidad te aburre, lo normal te cansa, cuando todo va bien necesitas un cambio, echarlo todo a perder por sentir sólo la adrenalina de un disgusto sólo porque sí, para darle más vida a lo monótono de la vida feliz?
Es eso, tan torcido eres, que te gusta hacerme sentir mal, que me enrabie, que arda de furia y rompa en llanto a más no poder porque me sacas de mi centro y quisiera estrangularte con mis propias manos por ser un imbécil que me hace llorar de pena, rabia y dolor, porque lo echas a perder todo con tus idioteces.
Que enfermo estás, Amor, si es así como te gusta jugar.
Llegará un día en que ya no crea en ti, y te quedarás solo.
No sé quién pierda más, creo que esto no se trata de ganar o perder, se trataba de ser feliz.
Estás fuera de lugar si sigues actuando así.
Amor, eres un crío mal enseñado, con un par se zurras en el trasero te habrían sentado bien para enderezarte la puntería, y que no erraras, la próxima vez en encontrar a quién sí deba ser mi otra mitad perdida.
Amor, eres un cretino.
Existes de verdad, verdad. O no?
¿Qué te pasa?
¿Qué te hace pensar que puedes hacer lo que quieras con las ilusiones y los sentimientos de los seres humanos?
¿Quién eres, de dónde has salido?
¿Vienes de Dios o del infierno?
No noto la diferencia.
Sabes, Amor, nunca antes me sentí tan bien cuando pasaste por mi vida, pero qué hice yo, para que te fueras, por qué no te quedaste conmigo, acompañándome, si la vida se veía tan linda contigo hasta el final?
Ya no sé si vales la pena, si podré volver a confiar en ti alguna otra vez, por si te dignas a volver algún día a mi vida.
No sé si podré y querré asomarme y abrir, si te atreves a tocar otra vez a mi puerta.
Amor, eres un mal criado, un inconsciente, no sabes lo que provocas con tus idas y venidas a voluntad, no tienes idea de los estragos que dejas a tu paso, con tus arrebatos temperamentales. Y si lo sabes, entonces eres perverso, sádico, un maldito bastardo.
Antes de ti, yo era normal, no sabía mucho de sufrimientos, ni dolores del alma, angustias, de soledad inconforme, de penas de ausencias, o nostalgias. Tenía una vida sencilla, simple, bastante normal. Era feliz en mi ignorancia. Tenía sentimientos normales como cualquiera que tiene familia, mamá, papá y un perro.
Pero tenías que llegar tú a mi vida y descomponerlo todo.
Me hiciste desear una vida que ya sabía estaba fuera de mis posibilidades, me hiciste creer que todo era posible, que nada más había que ser perseverante, que había que confiar y tener paciencia, que ya llegaría un día en que todo lo que soñé por ti y contigo, se haría realidad.
Pero fallaste, te fuiste, cambiaste el rumbo y no me avisaste, ni siquiera me lanzaste un salvavidas. Algo de qué aferrarme para mantenerme a flote.
Que cobarde has sido.
Para qué me conquistaste si luego no pensabas quedarte conmigo.
Amor, eres vida y muerte, eres un cuchillo.
No sé de dónde has salido, te escapaste del cielo o de entre las manos del diablo.
Cómo puede ser que todo pueda ser bello mientras estás y sólo un desierto infernal cuando ya no estás?
Por qué te vas cuando todo está bien, fluyendo con relajo y normalidad?
Qué te pasa?
Qué sufres de síndrome de déficit atencional, la felicidad te aburre, lo normal te cansa, cuando todo va bien necesitas un cambio, echarlo todo a perder por sentir sólo la adrenalina de un disgusto sólo porque sí, para darle más vida a lo monótono de la vida feliz?
Es eso, tan torcido eres, que te gusta hacerme sentir mal, que me enrabie, que arda de furia y rompa en llanto a más no poder porque me sacas de mi centro y quisiera estrangularte con mis propias manos por ser un imbécil que me hace llorar de pena, rabia y dolor, porque lo echas a perder todo con tus idioteces.
Que enfermo estás, Amor, si es así como te gusta jugar.
Llegará un día en que ya no crea en ti, y te quedarás solo.
No sé quién pierda más, creo que esto no se trata de ganar o perder, se trataba de ser feliz.
Estás fuera de lugar si sigues actuando así.
Amor, eres un crío mal enseñado, con un par se zurras en el trasero te habrían sentado bien para enderezarte la puntería, y que no erraras, la próxima vez en encontrar a quién sí deba ser mi otra mitad perdida.
Amor, eres un cretino.
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