Cuánto hay de verdad en los dichos populares, frases que nadie podría datar con exactitud su origen porque pertenecen al inventario colectivo inmemorial, que a menudo condensan toda una filosofía o encierran toda la infinita sabiduría de los antepasados que muchas veces sólo observaron algo de la vida natural, le dieron un par de vueltas y dejaron salir frases llenas de sentido, como:
NO HAY MAL QUE DURE CIEN AÑOS; NI TONTO QUE LO RESISTA.
Y es cierto, todo lo que una vez comienza, tarde o temprano tiene que acabar, tanto lo bueno como la malo.
DESPUÉS DE LA TORMENTA VIENE LA CALMA.
Y es verdad, luego de pasar por tanta agitación, debe venir un periodo en que por fin las nubes, la lluvia, los truenos y relámpagos tienen que marcharse en retirada para dejar que nuevamente salga el sol, y saldrá el doble de reluciente, todo se verá nítido y esplendoroso, el aire se sentirá limpio y el mar recuperará su calma.
Es así, la vida se comporta exactamente igual. De la desdicha a la felicidad, de la felicidad a la desdicha, pero lo que importa es la felicidad así como la marea quieta bajo un despejado cielo asoleado.
DIOS APRIETA PERO NO AHORCA.
A veces se siente que no hay más aire que valga la pena seguir respirando, que todo pierde el sentido, y que ya no hay esperanzas porque se perdió la confianza, la fe, olvidándose por completo que después de todo sí hay un Dios y que sí escucha, se demora su poco, nada es inmediato con Él porque la lista de espera es larga, pero finalmente oye y cumple y compensa todo el sufrimiento con largueza.
La vida me sonríe, por qué no habría yo de devolverle la sonrisa?
La vida sigue y se vuelve a teñir de colores.
NO HAY MAL QUE DURE CIEN AÑOS; NI TONTO QUE LO RESISTA.
Y es cierto, todo lo que una vez comienza, tarde o temprano tiene que acabar, tanto lo bueno como la malo.
DESPUÉS DE LA TORMENTA VIENE LA CALMA.
Y es verdad, luego de pasar por tanta agitación, debe venir un periodo en que por fin las nubes, la lluvia, los truenos y relámpagos tienen que marcharse en retirada para dejar que nuevamente salga el sol, y saldrá el doble de reluciente, todo se verá nítido y esplendoroso, el aire se sentirá limpio y el mar recuperará su calma.
Es así, la vida se comporta exactamente igual. De la desdicha a la felicidad, de la felicidad a la desdicha, pero lo que importa es la felicidad así como la marea quieta bajo un despejado cielo asoleado.
DIOS APRIETA PERO NO AHORCA.
A veces se siente que no hay más aire que valga la pena seguir respirando, que todo pierde el sentido, y que ya no hay esperanzas porque se perdió la confianza, la fe, olvidándose por completo que después de todo sí hay un Dios y que sí escucha, se demora su poco, nada es inmediato con Él porque la lista de espera es larga, pero finalmente oye y cumple y compensa todo el sufrimiento con largueza.
La vida me sonríe, por qué no habría yo de devolverle la sonrisa?
La vida sigue y se vuelve a teñir de colores.
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