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viernes, 1 de julio de 2011

Hamsters sin Flautista.

Tal como le decía a un amigo de la época de la U, hoy, - en la vida hay que ir quemando etapas.-
Nunca se volverá a dar la magia que se nos dio en la época de nuestra juventud universitaria, cuando todos eramos proyectos luminosos de nosotros mismos y disponíamos del tiempo libre a nuestro antojo. Sin grandes preocupaciones ni exigencias, más que estudiar. En esa época no había que pensar en cómo llegar a fin de mes sin que sobre mes y falte dinero. A lo mas estirar un poco la mesada para que alcanzara unos días más.
En aquella despreocupada época siempre había tiempo para una charla acalorada  que debatíamos enfrascados en ideas antojadizas en nuestro rincón de la biblioteca de la facultad, a media voz y ocultos a los ojos de la bibliotecaria jefa que ya nos tenía fichados como parlanchines y desordenados, pero en el fondo, creo que le hacíamos gracia. No se enojaba en serio, le revolvíamos el gallinero un poco, pero era un desorden necesario para forjarnos la impronta de no tragarnos nada masticado por otros. Que nuestras propias conclusiones serían siempre más válidas que memorizar párrafos de un texto, y eso ella lo comprendía muy bien aunque nos tuviera que hacer callar a cada rato: "¡¡¡SCHHTTTT , se callan o se van!!!!" 
Eramos un grupo bastante afín. Con gustos bastante similares, lo que nos permitía compartir tiempo fuera del horario de clases e ir al cine, a conciertos de la Sinfónica, a ver obras de teatro, a exposiciones de pintura o de fotografía.  
Los jueves por las tardes eran las inaguraciones en la Sala Universitaria, con champaña y canapés, o galletitas, la más de las veces. Hubo un sub-género de 'pseudos pintores' que se transformaron en  conspicuos asistentes  a aquellos eventos de la sociedad artística penquista, que de arte nada pero si de champaña gratis y mucho. Cretinos. Y ahora doctores en literatura, la mayoría. Qué tiempos aquellos. Que nostalgia.!!!
La juventud es una sola, los tiempos para disfrutarla, es sólo uno.
Se puede ser joven de espíritu toda la vida, se puede sentir ser un eterno estudiante durante  toda al vida pero no se puede llevar la vida de estudiante por toda la vida.
No es lo normal, al menos.
Se debe madurar, se debe aceptar que el tiempo pasa y no en vano. Preferible que sea así, porque de otro modo sería algo patético. Lucir mayor y no tener la consistencia espiritual de alguien mayor y experimentado, que se supone ya viene  de vuelta, con algunas respuestas fundamentales en el bolsillo y sus conflictos internos resueltos.
A menudo eso pasa, el síndrome de Peter Pan o del El niño del tambor de hojalata, ambos personajes conflictuados con las responsabilidades que implica crecer y hacerse adulto.
Se habla de la generación canguro, jóvenes sobre los treinta años que aún viven con sus padres.
Se han detenido a pensar, antes de criticar, por qué, cuál es la razón de que haya tanta gente sola que no quiera aún soltar amarras?
Tengo un par de teorías.
Una: porque han sido criados en base a muchas comodidades a las que no están dispuestos a renunciar tan fácilmente. Porque criar hijos en medio de demasiadas comodidades materiales les hacen ser cómodos en esencia.   Porque nunca han pasado por las dificultades de conseguir todo lo que se tiene, ellos han abierto la boca y han tenido lo que han pedido, pero no saben conseguirlo, o al menos no lo que cuesta conseguirlo. 
Nadie les ha enseñado a cazar sus propias presas. Han perdido la agudeza de la superviviencia en un Medio que es hostil por naturaleza.
Dos: que el Mundo, allá afuera, está acojonantemente peligroso y difícil, y la mayoría opta por seguir sintiéndose seguro cerca del regazo familiar, apañado y protegido.
En fin.
Es una generación que se niega a dejar el marsupio, de ahí el nombre.
Pero creo que es más una reaccíon instintiva de auto conservación, no del todo criticable.
La misma generación que que en el 68 durante la primavera en París gritaba fuera de La Sorbona
"Seamos realistas y pidamos lo imposible!!!" Son los mismos que no han hecho algo para evitar que el Mundo continúe apabullántemente hostil allá afuera.
Han sido los mismos que han creado barreras sociales insalvables, que han desarrollado modelos educativos excluyentes, que han dado rienda suelta a un mercadeo salvaje entre políticas liberales y conglomerados transnacionales que explotan  a naciones enteras, los mismos que a través de la creatividad publicitaria crean una realidad a la que todos aspiran pero que nadie se detiene a pensar que esa realidad no existe porque tienes unas zapatillas de tal o cual marca, porque se han asegurado que no estés lo suficientemente bien educado ni alimentado para que te alcances a dar cuenta que en la vida que vives es una burbuja y que está muy pronta a reventar. 
Estás en un burbuja sin saberlo. Eres un  hamster y no lo sabes, porque aunque te pusieran un espejo, si no sabes reconocer lo que ves es lo mismo como si no lo vieras. Estás ciego. La ignorancia y la estupidez en la que te han hecho vivir, no te dejan ver.
Pero cada vez hay más hamsters que se están escapando de sus jaulas y que se  han visto en el espejo y se niegan a seguir siendo hamsters.
Esos hamster son los que ayer y hoy han salido a las calles a protestar a exigir que pare el sistema de lucro con la Educación. Para volver a la educación pública de calidad.
Otros hamster ya han salido a la calle por otras razones, pero es la señal que nada de lo que tenían planeado les resultará al pie de la letra.
Vamos, HAMSTER del mundo, uníos. Sin Hamelín, sin flautista, esta vez.
En la unión estará la fuerza.

1 comentario:


  1. Excelente!!!!
    Suscribo totalmente.
    Felicitaciones, las jaulas comienzan a abrirse por millones y se divisan las ciudades plagadas de Lemmings, Hamsters y mucha variedad de positivos roedores, pero no de alacenas caseras, roedores de la cáscara de la mentira.
    Dió gusto y placer leer tan excelente editorial.

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