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jueves, 11 de junio de 2015

Esperanza: prismas y sofismas.

Se dice que "cuando hay vida hay esperanza", pero yo pienso que a veces este silogismo aplica al revés, -cuando hay esperanza hay vida-.

Sin esperanza no hay vida o al menos no hay ganas de seguir viviendo, porque sin esperanza nada tiene sentido.
Cuando sientes que has perdido toda chance o posibilidad de cumplir tus sueños, cuando sientes que has perdido toda esperanza, qué te queda?  Seguir respirando por inercia, parpadeando por reflejo, el corazón te late porque no estás muerta pero sientes que tampoco estás ya viva.
 Sin esperanza desaparecen las ganas de hacer las cosas que hacías para mantenerte viva.
Nada importa, todo da lo mismo.  Sin esperanza nada parece tener sentido, sin esperanza  desaparece la zanahoria por la que corrías queriendo alcanzarla mientras hacías tu vida en ese circuito sin fin cavando más hondo el pozo bajo tus pies en cada vuelta, pero era esa tu vida, tenías esperanza y con eso en mente  lo aceptabas y a pesar de todo te sentías feliz.
Sin correr te quedas fuera de la competencia aunque fuera contra ti misma y el mundo se te viene encima, el cielo se ve gris permanentemente, no notas la diferencia entre la noche y el día, sientes sueño en el día y por la noche no puedes dormir. Te preocupan mil cosas, te asolan los fantasmas de un futuro incierto, solitario, triste, amargado, abandonado a tu propia locura y miseria. El miedo te aprisiona, no puedes escapar o quizás no quieres escapar, en el fondo quieres ver hasta donde eres capaz de llegar, porque  te gusta jugar al borde del abismo, provocar  a la vida o más bien a la muerte, sabes que ese no es tu destino, por eso quieres llegar hasta el límite porque de alguna manera sientes que sólo así sabrás que estás realmente viva. 
Ése ha sido siempre tu gran desafío mental, de toda una vida de sentirte tan protegida quieres correr el riesgo y no te has apegado realmente a nada ni a nadie para estar preparada para el día en que pierdas todo aquello y te quedes sola, pues sabes que ése es finalmente tu destino. Bueno, no lo sabes con certeza pero lo intuyes.
Tu gran contradicción es no querer estar sola y al mismo tiempo buscar quedarte sola, y desafías  a lo mismo que temes, fingiendo que no te importa. 
Lo que realmente temes es echar de menos, extrañar, no poder echar el tiempo atrás y volver a vivir esos momentos felices, y como queriendo no extrañarlos prefieres no vivírlos.
Tu cabeza funciona extrañamente, no estás loca pero normal normal tampoco eres. 
Quisieras sólo poder hallar a alguien que te comprenda, ojalá que te leyera la mente y te entendiera sin hacer muchas preguntas ni juzgarte, que te aceptara en toda tu complejidad.
Y tu gran problema ahora es que sientes que no tienes esperanzas porque sientes que ya no confías.
 Te han roto el corazón dos veces y aún no te recuperas.
Sientes que no han sido justos contigo, sientes que no te lo merecías porque no te consideras mala persona, tus sentimientos son nobles y tu corazón era sensible, blando y puro. Tampoco cambies eso en ti, porque si lo haces, ellos vencen. Sé rebelde y sigue creyendo en que la nobleza de tus sentimientos es tu mayor tesoro. Cuídala, no la pierdas nunca, la nobleza es lo único que te salvará de la miseria en que puedes caer si te avinagras en soledad.
Hasta hace poco fuiste ingenua, creíste a pies juntillas cuando oíste que te decía: "te quiero".
Ahora el recuerdo de esas palabras sólo duelen como látigos en tus oídos, y como puñales en tu alma.
Cierras los ojos y sólo puedes articular un par de frases en tu cabeza: " ya no te quiero", " eres un hijo de puta". 
Tu frecuencia es oscura y baja, no lo odias ni le deseas mal, simplemente rechazas mentalmente cualquier posible viento de aire fresco que pueda entrar por la ventana con sus palabras. 
Estás dolida, eso es lo que te pasa. Te faltaron las explicaciones, las palabras, las disculpas.
Te faltó ver que se movía por ti, que te hiciera sentir que le importabas, que no se quedaría quieto y conforme tras todo aquello que le dijiste para provocarle, para remecerle, para hacer que reaccionara porque su silencio te resulta insoportable, sentías que te ignoraba y eso te picaba, dolía y retorcía el ego o el corazón, aún no lo tienes claro . Usaste toda la artillería pesada que pudiste para hacerle sentir lo mismo, en un intento por hacerle que reaccionara y dejara de ignorarte. 
Que no respondiera a nada, sólo te hizo sentir insignificante, invisible, como un fantasma sin fuerzas ni  para mover un velo.
Tú sabes quien eres y lo que vales, por eso ese silencio te dolió tanto porque te sonó a rechazo, porque ya había usado esa misma táctica para castigarte antes.
 Fue fácil sumar 1 + 1. Silencio  + Tiempo = No te quiero más en mi vida. 
Pero por qué, si todo estaba bien, o al menos aparentemente. lo pensaste, le diste mil vueltas, supusiste mil posibilidades y todas te decían lo mismo, no te quiere.
Te tomó por tonta, creyó que no lo podrías entender o bien ni siquiera tenía claro cómo explicarlo. Eso te ofendió profundamente porque tú siempre fuiste muy comprensiva.
Y lo peor es que  sentiste que le tocaba a él dar las señales de fortaleza  y  de confianza. Que se comportara como un buen anfitrión, sin embargo viste que adolecía de modales, sólo te hizo sentir incómoda e insegura. Sentiste que no te merecías ese trato displicente.
Ya tú habías dado el primer paso de buena señal, habías sido lo suficientemente valiente para pedirle perdón por la parte que te tocaba, pero si quería que sacrificaras todo por él, debía al menos hacerte sentir importante en su vida aunque no fueras su prioridad, en caso de haber sido verdad lo que te decía. 
Evidentemente con el el codo borró todo lo que había escrito y dicho al respecto sobre sus intenciones contigo.  Que se te vinieran todas las ilusiones abajo sólo fue una consecuencia de la realidad que observaste sobre los hechos. Enhorabuena no tenías la venda puesta sobre los ojos.
Él no era para ti, eso ya lo sabes, ha quedado más que claro. Actuaste conforme a tus razonamientos y eso es legítimo.  
Fue en defensa propia, nadie podría culparte. Quédate tranquila por ese lado.
Bórrale ya de tu cabeza y de tu corazón, simplemente no pienses más en él ni en el pasado que ya pasó.
Deja fluir y purifica tu corazón de esos pensamientos negativos que no te llevan a nada.
Confía en la Vida, que al final de todo sabrá poner las cosas en su lugar y a cada cual le dará lo que le corresponda. 
Todo son sensaciones, nada es real. "La vida depende del prisma con que se mire."
Todo está en tu cabeza, no dejas que nadie juegue con tu mente.
Tampoco tú misma juegues con tu cordura, que te puedes quedar atrapada en medio de un incendio.
No es necesario que desafíes a nadie. Todo en esta vida, llega tarde o temprano.
Y por favor, no pierdas la esperanza, el mundo no se ha acabado, no aún. No dejes que nadie te convenza de lo contrario. Mientras haya vida  hay esperanza, no te enredes en los sofismas de tu propia mente.
Si no quieres seguir esperando, entonces ten valor, y atrévete a vivir.
Nadie vio mañana.