Páginas

lunes, 30 de agosto de 2010

Inmortales.

Por qué se está haciendo frecuente oír, de personas que conocí hace años, el mismo comentario:
"tal vez una mujer como tú".
Para bien o para mal, sólo soy "tal vez una mujer como tú".
Y hasta ahí llego y creo que ahí me quedaré por siempre. Porque es imposible regresar el tiempo. Lo que ya no fue, nunca lo será.
Estuve seis años cercana, fui parte del grupo, una especie de Lulú en medio de puros Toby.
No sentí ser de nadie, en especial.
Cierto, yo tenía mis preferencias, pero ninguno acusó recibo de las señales. Tal vez fui demasiado sutil.
Por qué suele ocurrir que los hombres son como tan pajarones. Siendo tipos inteligentes, algunos hasta brillantes académicamente. Pero como simples mortales, si no se les dicen las cosas explícitamente, nunca atinan. Una cosa es ser caballero, lo que está muy bien, pero una muy distinta es ser simplemente pavo.
Lo perno debería quitarse con la edad, asumo. A los 18, se entiende por la falta de experiencia, de la perspicacia propia que dan los años.
Ahora, todos treintones con más experiencia y algo de más personalidad se dan cuenta que me dejaron pasar, que se farrearon a una mujer como yo.
Si hago memoria, y en honor a la verdad, diré que ahora soy así, pero en esa época, no sé si habría dado la nota.
Si nos remontamos a los años en que eramos compañeros de estudios, será fácil reconocer que todos eramos inmaduros. Estábamos verdes, que sentimentalmente éramos torpes.
No habría resultado.
De algún modo lo supe ver a tiempo y me previne con una simple regla que nunca rompí:
-Los compañeros son como hermanos. Nunca con un compañero.-
Y fue lo mejor. Ahora podemos ser amigos, hacer recuerdos y reír juntos de buena gana.
Anécdotas tenemos para escribir un libro.
De algún modo, haber pasado por el lado, pero manteniendo el foco de la atención con cierta distancia crítica, "juntos pero no revueltos". Ellos eran ellos y yo era yo, en honor a las diferencias. Siempre los hombres son hombres, lobos vestidos con piel de oveja, y yo ya había leído La caperucita roja.
Una mujer en un mundo de hombres siempre tiene que ser el doble de mujer para compensar la mitad masculina que debe desarrollar para competir de igual a igual, sin perder su toque femenino, para tener la ventaja de no ser tratada como un hombre más del grupo.
Porque ser mujer en medio de un grupo de hombres tiene sus ventajas. Se pasa bien, el estímulo intelectua es superior, aunque el reto sea mucho mayor.
Es gratificante, pero cuando se tiene un poco el sartén tomado por el mango. Cuando de algún modo se es la hembra alfa de la manada. Cuando hay cierto grado de respeto mutuo, cuando se reconocen las diferencias intrínsecas y se valoran.
Como mujer, fui muy respetada, mi opinión era casi lo mismo que una orden, sin que fuera esa mi intención, pero como generalmente tenía razón, me hacían caso.
Mi habilidad innata para organizar cosas, ideas, prioridades, y mi minuciosidad acostumbrada, me granjearon una magnífica reputación de responsabilidad y confianza.
Mis apuntes eran los más solicitados para fotocopiar antes de los certámenes y exámenes finales. Si alguien tenía que dar la cara por el grupo, era yo. Si había que liderar un debate, esa era yo.
Ahora que lo pienso, ser la única mujer de un grupo en que la mayoría es hombre,significa trabajar más.
Es bastante desgastante, pero es entretenido. Es un poco como ser la abeja reina de un panal.
Ahora, no hace mucho,descubrí que quien yo consideraba mi mejor amigo, por el que por algún tiempo me pasé rollos sin destino, le pasó exáctamente lo mismo conmigo y jamás nos dimos cuenta ni nunca tocamos siquiera el tema. Pernos, al máximo.!
Cabros chicos, inmaduros, vergonzosos, pailones.
De los 18 a los 23 en promedio, estando en la flor de la vida, con la promesa de un futuro brillante por delante, eramos todos bellos, como envueltos en un aura de oro. Talentosos, inteligentes, jóvenes, sanos, libres, idealistas, cultos: Inmortales.
Ah!!! Qué tiempos, aquellos.

domingo, 29 de agosto de 2010

Escribiendo escribo.


Escribir por escribir, por matar el rato?
Escribir para vanagloria personal, ah!, mira, lo inteligente e ingeniosa que soy...?
Escribir por que sí, por puro gusto. Por el simple placer de escribir?
Escribir como si se tratase sólo de hablar para llenar un vacío, un silencio incómodo?
Escribir para ganarse la admiración de otros?
Escribir para ser oída (en este caso, más bien , leída).
Todas las anteriores?
Bueno, quizás un poco de todas.
O escribir para cambiar el mundo, para abrir cabezas, iluminar puertos oscuros?
Escribir para hacer la diferencia, para inspirar a los de atrás a seguir un rumbo, enmendar la causa, lograr el triunfo y no cualquiera, la Victoria absoluta del bien contra el mal.
Lastarria hablaba sobre el fin pedagógico de la literatura, que por aquellos años era un medio de información masivo, tanto, como lo es hoy la televisión. Y como tal, sólo lo concebía con un fin tan noble como lo es: Educar.
Pero yo no siento que tenga algo que enseñar. Yo sólo pienso y digo, no pretendo predicar.
Lo que escribo puede ser rebatido, complementado, añadido.
Yo escribo porque me gusta, disfruto escribiendo.
Mientras escribo, nadie me molesta porque saben que estoy escribiendo, por lo tanto mientras escribo también descanso y me relajo. Y que esté pensando no hace la diferencia. Porque esté o no escribiendo siempre estoy pensando, y si no, soñando.
Escribo también mis sueños, para no olvidarlos.
Cuido de obviar en "no" de las sentencias para tal como los pienso, se cumplan.
En honor a la honestidad absoluta debo reconocer que escribo para ver si por esas cosas del destino y sus complejos vericuetos de pronto alcanzo mi objetivo, lograr algún día vivir de lo que a mi cabeza loca se le ocurre.
Escribiendo, al parecer, se sanan más pronto las heridas, al drenarles las impurezas que la infectan y retrasan su cicatrización, al sacar todas las ideas nefastas y negativas que no dejan que la carne viva de la herida se seque y se vaya rellenando limpiamente.
También escribo como terapia, para psicoanalizarme en el proceso y poner al aire mis conflictos, como ropa tendida al sol. Es bastante terapéutico y sanador.
Nunca he ido a un especialista, no siento que lo necesite. Un psicólogo no es como un dentista. Qué me puede decir de nuevo, un tipo que no me conoce, que yo ya no me haya dicho antes?
Yo que me digo las cosas al pan, pan y al vino, vino. Sin pudor ni autocompasión. Claro, una opinión diferente,un punto de vista distinto, y algunas preguntas sobre otra pregunta, porque así pareciera sonar más inteligente que contestar una respuesta que nunca es absoluta, que de seguro sólo será otra pregunta.
Ni cura confesor ni psicoanalista, no por soberbia, ni por temor.
Simplemente, no le encuentro el sentido.
A qué colaborarle con parte de un salario mensual a un sujeto que me va a decir lo mismo que ya he pensado.
Conociéndome, tal vez acabaría yo, sentada tomando notas, y el terapéuta, tendido en el diván.
Tengo muy claro lo que tengo que hacer, sólo estoy esperando el viento propicio para hacer zarpar mi nave recalada en el muelle.
Y eso no depende del todo de mí. Contra eso no hay nada que yo pueda hacer.
Sólo estar lista para cortar el cordón umbilical o soltar amarras, cuando comience a soplar el viento favorable en popa y pueda así, izar mis velas y elevar anclas, para así, por fin iniciar mi propia aventura fuera de la matriz por la que he navegado segura, siempre.
Por fin seré mi propio capitán abordo,y me temo que también seré, desde el que encera la cubierta, hasta el que pela las papas, el que lee las cartas de navegación, hasta quien hace la guardia en el puente durante la noche. Y de algún modo también seré la nave.
Escribo para escapar de mí misma.
Escribir es mi refugio salvador.
Escribiendo puedo ver todo con mayor claridad y eso me alucina.
Escribo porque a fin de cuentas es un modo que hallé para no sentirme tan sola.
Escribo porque así puedo crear una pequeña fisura en el espacio del tiempo, como una puerta al fondo de un armario, escondido en un secreto ático, por donde no pierdo la esperanza que algún día llegue hasta mí, ese viejo amor, que añoro tanto, el mismo por el que le prometí a la vida esperar cuanto fuera necesario pero no por siempre.
Escribo porque así se pasa más rápido el tiempo mientras espero por un viento más propicio.

sábado, 28 de agosto de 2010

Hace tres años.

"No estudié las leyes porque me parecieron letra muerta y una soberana pérdida de tiempo aunque pude haber tenido dedos para el piano y una garganta de soprano en materia de justicia.
Talento para seguir la Historia y comprender los motivos de la vida y sus implicancias, no me falta.
No sé si he resultado una pérdida flagrante para la Humanidad.
Nunca tanto.
Yo?
Qué importancia puedo tener a ese nivel tan mayúsculo?
Bueno, según la teoría del Caos, todo influye.
Desde esa perspectiva, quién sabe, en qué puedo influir. Quiero ser un instrumento para hacer de éste, un Mundo mejor. Suena cliché, pero es verdad. Quiera Dios, hacer de mí un instrumento de Bien.
Hasta el momento he sido egoísta, sólo he seguido mi instinto que me llevó por la letra viva, la creativa, la que viene del agua entre rocas y el cielo.
Me he convertido en quien hasta ahora he sido, de manos blancas y mirada limpia.
Inevitablemente es en mí, el gesto de mis pensamientos en mi cara.
Digo lo que pienso y sin muchas flores escribo lo que siento.
Ya la vida dirá si me equivoqué de camino."
12.10.2007.

viernes, 27 de agosto de 2010

Cobardía.

El pasado se quedó atrapado en mis recuerdos como granos de arena de colores en una botella.
El futuro corre por mi lado, me adelanta por la berma, me saca del camino, y si agarro más vuelo seguro me sacaré la cresta.
Siento que por mí, sólo pasa el tiempo más que la vida. Pero ese tiempo bien parece que va hacia ninguna parte.
Voy y persigo sueños como si cazara mariposas en el aire, pero en vez de mallas uso mis pestañas.
Casi he pasado la vida entera sintiendo que mi vida se me ha ido como el agua entre los dedos
y peor aún, que la he dejado correr sin sentido.
La cobardía, debería ser un pecado capital, es más nefasto que la pereza.
Y lo admito, he sido cobarde.
Ante los hechos innegables me declaro culpable. Siempre soy mi propio juez y jurado, sé que no tengo excusa ni defensa probable.
Lo hecho, hecho está y no sé si me arrepiento, tampoco sé si ante cualquier otra alternativa
los resultados habrían sido tan distintos.
Supongo que todos tenemos un destino, la ilusión es creer que lo elegimos.
Si se pudiera adivinar qué pasará, si tuviese una esfera de cristal, qué habría hecho diferente?
Racionalmente, podría deducir un par de cosas, segura de acertar, a las que podría apostar mi cabeza. Pero no se pueden obviar los factores de siempre, esos que le agregan incertidumbre a los hechos, los mismos que nos hacen temer a lo que no conocemos, a dudar frente a los múltiples ríos sin puentes de la vida.
El Pepe Grillo, que todos llevamos dentro, ese que nos advierte y nos asegura del peligro, parlotea tanto que ya no lo oigo, y cuando debiera despertarme para abrir los ojos, calla. Cretino. Es sólo el mío el fallado de fábrica o todos los Pepe Grillo, del mundo, son iguales de desatinados?
Correría más peligros, si supiera que voy a salir indemne.
Me cuesta tanto perder la cabeza, nunca me he enamorado tanto como para sentirme lo suficientemente loca y acometer un acto descabelladamente valiente.
Las injusticias me descomponen el ánimo, me matan de impotencia, pero no me hacen perder los estribos.
Ni el chocolate, que tanto me gusta, me vuelve loca. Es que nada me vuelve loca, así, de esas sin razón.
Qué hay de malo en mí. Es como sentir sin sentir. En qué parte del cuerpo acusan recibo los dolores morales que arden en el alma?
No quiero que me pase como a Borges, que necesitó llegar a los 80 años para darse cuenta que -correría más riesgos-, que -tomaría más helados-.
No quiero que llegue mi hora y descubrir en la reseña que me pasé la mayor parte de mi propia vida, ausente.

jueves, 26 de agosto de 2010

Fe de erratas.

Vivir un mundo,
recorrer el tiempo,
caminar corriendo,
pasear sin rumbo.
Anotarlo todo,
redescubrirlo en palabras,
reescribirlo como fe de erratas,
a pié de página en el gran volumen de Dios,
sin miedo,
dueña absoluta de mi propio estilo con su venia,
pues Él me creó y me dio estos dedos como plumas
y en vez de un piano como hubiera más querido,
me puso papeles en blanco sobre la mesa
y me encendió la luz.

Complementario.

Soy de un ave, una pluma.
Soy de un tigre, sus rayas.
Soy de un lobo, sus colmillos.
Soy de un caballo, su fuerza.
Soy de una pintura, el trazado a carbón.
Soy de una sandía, una pepa. De una cereza, su cuesco.
Soy de un perfume, su aroma.
Soy del verano, la brisa.
Soy del invierno, el Raco.
Soy del mar, la espuma.
Soy el oropel de la arena.
Soy el cuarzo en la roca.
Soy del monte, la subida.
Soy del mirador, la vista.
Soy de un árbol, una hoja.
Soy una bufanda que da mil vueltas.
Soy de un parche, la gasa.
Soy de "mi casa es su casa".
Soy de los amigos, uno, cuando mucho, dos.
Soy de las ollas, el vapor.
Soy de mesa bien puesta.
Soy más de ayer que de hoy pero a años luz de aquí.
Soy como soy, sin más pretensiones que sentirme bien con mi vida.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Lo que soy.

Soy un árbol.
Soy los ojos.
Soy la "O" del abecedario, en todos los abecedarios en que se lea el Mundo.
Soy una espada.
Soy el corazón y el cerebro.
Soy de aire.
Soy un pegasso.
Soy un libro abierto en la mitad.
Soy una cuchara sopera, pero desde hace un tiempo también palillos chinos.
Soy una copa champañera.
Soy un reloj de pulsera.
Soy un par de botas de montar.
Soy un traje formal de lunes a viernes, polera y jeans, los fines de semana.
Soy un perfume maderoso.
Soy de oro y plata.
Soy de perlas y coral.
Soy un perro grandote y de compañía.
Soy sanadora.
Soy constructora.
Soy la Razón.
Soy un piano de cola.
Soy de melena.
Soy de comida íntima.
Soy el gris.
Soy de té de hierbas.
Soy una piña y a veces una frambuesa.
Soy un helado de chocolate almendrado y tiramisú.
Soy un guante de crin.
Soy un jazmín del cabo, pero por fuera, una cala amarilla.
Soy una 4x4, doble cabina con pick up.
Soy el 5 en la escala del 1 al 7, y en la de 1 a 10, también.
Soy un portaminas 0,5 con mina 2B.
Soy un álbum de fotos viejas.
Soy una revista Condorito.
Soy el horno.
Soy la tina.
Soy el escritorio.
Soy la cama o mi viejo sillón.
Soy la lámpara de pié en el rincón.
Soy harina.
Soy leche descremada.
Soy miel de ulmo.
Soy lavanda.
Soy desatornillador, martillo y alicate, también, tuerca, tornillo y clavo.
Soy pala, rastrillo y tijeras.
Soy de noche.
Soy de domingo.
Soy de montaña.
Soy de lago.
Soy de termas perdidas en el rumbo.
Soy de jugo natural de frutas.
Soy de avena.
Soy de uva negra y vino tinto.
Soy de aventura.
Soy de uno a la vez.
Soy de postre y sobre mesa.
Soy de artes plásticas y manualidades.
Soy de caos y disciplina.
Soy la ventana.
Soy la chimenea.
Soy la puerta.
Soy la terraza y el balcón.
Soy un un cuadriplaza bimotor.
Soy un paracaídas.
Soy un barco a velas.
Soy un salvavidas.
Soy el viento, la lluvia y la tormenta.
Soy lo que no soy, pero que siempre quise ser.
Soy los sueños de mí misma.
Soy la sombra a penas de lo que de mí queda en esta vida.

martes, 24 de agosto de 2010

3,2,1:Ignición!!!!

Cuando los planes no resultan como se sueñan, claro al principio da rabia, dan ganas de mandarlo todo al carajo, de dar portazos en todas las puertas para que Dios escuche nuestro enojo.
Pero, luego con más tiempo y reposo, mirándolo todo con fría distancia, analizando objetivamente lo perdido, resulta que no todo es tan terrible. Había que mover toda una montaña para que ese destino se labrara.
Entonces pensé en aplicar lo mismo que ya sé: "todo tiene su tiempo", no es bueno forzar las cosas.
Lo que ha de suceder sucederá. "...lo que será será..."cantaba Doris Day.
Y yo me repito: "piano, piano, va lontano".
Bueno, no será tal como pensaba sería, pero no todo está perdido, me queda aún la segunda opción en pié.
A veces es bueno no quemar todas las naves.
Estaré bien, para comenzar no es malo. Antes de correr hay que caminar. Hacer un pre-calentamiento antes de entrenar.
Esto será como el carreteo de los aviones por la pista de aterrizaje antes del despegue.
Me encantó eso de "3,2, 1, ignición, al infinito y más allá!" Gracias, Buzz.
Sí, también siento que mi vida real y propia está cercana.
Cuando "sea grande", por fin. Viviré sólo bajo mis propias normas.
Jamás le entregaré mi alma al sistema. Quiero vivir la libertad que me podré financiar.
Qué gracia tendría haber dado una tremenda batalla para lograr por fin la conquista de la propia independencia para luego sentir no tener tiempo para nada? Sería como sólo cambiar de amo y seguir siendo una esclava, pero ya no sólo servir a cambio de comida, techo y abrigo, sino entregar el precioso propio tiempo por unos cochinos pesos.
Es tan cierto eso de que "el dinero no hace la felicidad pero la financia".
"Poderoso caballero don Dinero", tan sucio como milagroso, tan despreciable como apetecido, tan majadero como necesario, tan corruptor como salvador, tan vil y repulsivo. No tanto en sí mismo, que es inerte, e inofensivo, sólo antihigiénico. Pero si nadie le rindiera tributo ni pleitesia, si nadie le diera vida de persona importante, si nadie lo tomara en cuenta, si no tuviera valor alguno, podría ser hasta una ingeniosa pieza de arte con diseños coleccionables por los que nadie pagaría por tener.
Si la vida no hubiera evolucionado del trueque, del goce de los bienes mancomunados, del trabajo en conjunto, de la repartición del pan nuestro de cada día y de la milagrosa multiplicación de los peces. O si viviéramos como los animales que sin tener ni uno no se mueren de hambre.
Pero qué le vamos a hacer vivimos en una sociedad cruelmente metalizada, desvergonzadamente monetizada, en que si no tienes dinero eres menos que un escupo en el pavimento.
Hoy, oí algo interesante, una socióloga norteamericana dijo una vez que "para cambiar el mundo sólo se necesitaba un puñado de hombres realmente comprometidos con la causa dispuestos a dar la vida por sus ideales".Y yo le agregaría a ese puñado de hombres, un grupito de mujeres, no para servirles el café, sino para aportar ideas, para no dejarles de hablar y evitar así que se durmieran mientras alguien expone sus planteamientos que pudieran ser más justos e interesantes de lo que piensan.
Creo que tiene razón, históricamente así ha sido siempre.
Los grandes cambios, por lo general provinieron de grupos de gente joven e inconformista que no le gustaba para nada el mundo así tal cual se lo estaban entregando sus mayores.
Me pregunto, si no hemos estado demasiado tiempo boquiabiertos deslumbrados con los asombrosos juguetitos, estos, tecnológicos con los que nos han dorado la píldora para convertirnos en adictos a su consumo y no veamos realmente las cosas como son?
Los "pingüinos" la supieron hacer, usaron las herramientas a su alcance para organizarse y darle la pelea al sistema, pero el sistema se los compró con becas y cargos políticos de dirección pública con proyección a nivel de las grandes ligas.
Cómo no sentirse carne molida para embutidos, tal como tan gráficamente lo expone Pink Floyd en The Wall. Ellos que pertenecen a una generación de post-guerra, y nosotros que sólo sabemos de guerra así tal cuál sólo por películas y documentales, seguimos sintiéndonos igual de morcillas, prietas y longanizas.
Me resisto a ser carne para gusanos. No.
Si voy a ser cadáver, alguna vez, por una cuestión de ética ecológica quiero que esos gusanos se alimenten bien, que coman buena carne, carne gloriosa.
No me rendiré, quiero hacer de mi vida una historia de la que me sienta orgullosa.

sábado, 21 de agosto de 2010

De Solitario I a Solitario II (II parte)

Es cierto, a veces pasa.
Sentir que se da más de lo que se recibe.
Que queremos más de lo que somos queridos.
Y que a pesar de todo lo buena persona que somos, no somos debidamente reconocidos en toda nuestra real valía. Y eso descuece un poco en el ego.
Suele ocurrir.
No sé por qué, tal vez por algún extraño efecto de electromagnetismo, de atracción de polos con cargas opuestas, quién sabe.
Es casi como un hecho de la causa. A individuos kafkianos le atren las mariposas en fuga.
Y no hay nada que hacer, estamos hechos para relaciones tortuosas, si no fueran así de complejas nos moriríamos de aburrimiento, tal vez.
Los amores en perfecto rosa nos matan, apostaría a que le buscaríamos las espinas de pura insatisfacción. Y no por ser masoquistas, sino por darle más fuerza al color de la vida. Vivir en intenso rojo pasión y no en pálido rosa agua de relaciones sobre rieles.
Dime que no preferimos sufrir para tener al menos nuestro propio drama, sólo para salir de la inercia de una vida segura, recta, honesta, dada como consecuencia a una personalidad perfeccionista y racional, apegada a la norma, respetuosa del bien mayor, preocupada de no pisar los prados, de no "lanzar papeles al suelo". En resumen: alguien consciente de lo que significa ser PERSONA en este mundo a veces sin sentido.
Pero ser diferentes tiene su costo, a veces nos sentiremos como fenómenos de feria, así nos harán sentir de vez en cuando, pero no hay que ceder. Si los demás se tiraran de un precipicio porque está de moda, lo haríamos? No lo creo.
Somos salmones en los ríos de la vida. Es nuestra naturaleza.
No somos parte de la mayoría que va apiñada en masa ordenada en filita como corderos al matadero.
Sé que "mal de muchos, consuelo de tontos", pero lástima, no somos tontos. Y la lucidez es dolorosa como un karma, la roca de Sísifo sobre los hombros.
Sabes qué pienso?
Si quien queremos que nos quiera no nos quiere como queremos ser queridos, quién pierde realmente?
Si sabemos quienes somos y como somos, y aunque suene a súper, híper, ultra ego: quien pierde es quien no nos quiere.
Si quien queremos que nos quiera, no nos quiere querer, se perderá de querer y ser querido(a) por una gran persona que sí quiere querer como tal vez jamás serán queridos.
Tal vez haya que darle aire, apartarse un rato, irse de viaje por un tiempo, dejar un renglón en blanco, crear distancia para hacerse extrañar, para que se note la diferencia entre estar y faltar.
Dejarse buscar, hacerse un poco de rogar.
Darle tiempo al tiempo. Y si no, nada pasa. Bueno, no era. No valía, entonces, tanto la pena.
Es como esa vieja frase de esquela Village: " si amas a alguien, deja que sea libre, si vuelve a ti, te pertenece", o algo así.
El amor no se ruega, tampoco se ofrece ni se regala, se gana, a punta de méritos y virtudes.
Cuidado, la soledad a veces engaña. Se cree que es amor y sólo son ganas de amar y de ser amado porque se siente como la necesidad de sentirse enamorado, y si no sabemos diferenciar bien cuál es la razón, podemos fácilmente meter la pata en el cepo.
Lo que quiero decir, es que no te abrumes, no eres un inútil. No te sientas solo.
Eres aún demasiado joven tal vez para ser objetivo, es cierto. Eres un idealista con principios sanos y correctos, no trances eso, no te adaptes al juicio público, pero tampoco esperes que los demás se cuadren ante el tuyo.
Cada individuo sobre este planeta tiene su tiempo, cada fruta madura a su ritmo y cuando hace falta. Te imaginas si todas las manzanas se cayeran de los árboles a la misma vez?
A veces no es tan malo sentirse perdido, eso obliga a buscar la propia salida, a recorrer otros caminos, a descubrir alternativas, lo importante es no quedarse inmóvil y pegado en el mismo sitio, echando raíces sin dar frutos.
Es un poco como dijo Alba Edison cuando falló, no sé cuántas veces, 350 veces, quizás, antes de dar con la fórmula correcta para inventar la ampolleta: y dijo algo como: -no he fracasado, si no que he descubierto 350 formas de cómo no hacer una ampolleta-.
Nadie que piensa y es como tú, puede no importarle a alguien. Sólo debes tener en cuenta que a los que les importes, esos, sí deben valer la pena.
Vamos, venga, arriba ese ánimo, compañero!

viernes, 20 de agosto de 2010

Cuando el tiempo da la razón.

De cierto modo creo que no me equivoqué. Mi sistema de navegación intuitiva funcionó un vez más, correctamente. Los hechos así lo confirman.
Tomé la decisión correcta, no cedí frente a un impulso traicionero, embaucador como un embrujo, no me dejé tentar por la quimera.
Y fue lo mejor, lo sé.
Puedo continuar con la frente en alto, siempre digna.
Es verdad, en un principio lo dudé, hasta llegué a llorar de impotencia de no poder romper las barreras de todas las leyes físicas de espacio-tiempo que me mantenían separada en un lugar cuando sólo quería estar en otro.
Ahora veo el encuadre completo. Lo que se veía borroso entonces, ahora es nítido como la mañana siguiente a una tormenta.
Ahí es donde se prueba el temple del carácter, es como se mide la fuerza de la resistencia para defender los principios que le dan soporte a toda la estructura mental en la que se arma el esquema de la vida que se quiere llevar.
Si hubiera cedido entonces, a cuánto más iba a estar dispuesta a ceder después.
En general, la idea es tranzar sólo como último recurso, cuando no hay otra salida disponible, jamás sólo porque sí, obedeciendo a un capricho estúpido o a una falsa y tonta ilusión.
No es sólo cuestión de principios o de orgullo, de valores morales, no. Es una cuestión de amor propio, de dignidad, de respeto por la vida, la salud, la propia integridad física.
Hay tantas cosas involucradas que sopesar, que la mayoría pasa por alto y luego sólo se oyen los lamentos:- ay, y si no hubiese sido tan...., no estaría ahora ....; si no hubiese hecho...., esto no habría ocurrido.-
Sólo llantos sobre la leche derramada.
Prefiero ir en silencio, fijándome muy bien por dónde piso para no derramar siquiera una gota del precioso líquido.
Tengo una marcada tendencia a escoger siempre lo más difícil, el camino más largo y sinuoso, la tarea más compleja, la historia más complicada, hasta las posibilidades menos probables, las oportunidades más escasas. No sé, es completamente involuntario, parece que mi suerte me hubiese asignado los casos más raros. Me debe tener fe, pensará que soy capaz de sobrellevarlos hasta resolverlos, tal vez. Quién puede entender a la Suerte, "que le da más cintas en el sombrero a quien no tiene cabeza".
Nunca las cosas conmigo pueden ser fáciles o simples, y no es que yo me complique, al contrario ya he aprendido a no hacerme mala sangre por cosas que escapan a mi voluntad o a mi control.
He aprendido a dejar que todo fluya, aunque me cuesta dejarme arrastrar por la corriente. Siempre tiendo a nadar corriente arriba, como los salmones. Pero no a desovar ni a morir, no intencionalmente.
Pienso que lo que busco no está donde se reúne el choclón.
Si me dan a elegir como destino paradisíaco para descansar, un resort con tiempo compartido, jamás aceptaría. No, ni soñando.
El descanso para mí es sinónimo de silencio, relajo, tranquilidad, mientras más lejos del vacío bullicio del mundo, más cerca del paraíso me siento. Denme una cabaña perdida en un monte, en medio de una pradera con un bosque cercano, y algún riachuelo donde pueda pescar mis propios salmones.


miércoles, 18 de agosto de 2010

"Carpe Diem"

Tener en mente que nadie tiene comprada la vida, que no importa la edad, el rango, la facha. Absolutamente nada.
Que todos nacemos para algún día morir.
Entonces, parece que lo único que importara es la manera como se vive la vida mientras haya salud, ganas y energía.
Quién tiene la receta?
La receta, al parecer, es: - que no la hay -. No hay una sola. Existen tantas como personas viven en el mundo.
Enfocarse en las cosas importantes, verdaderamente trascendentes, disfrutar a concho los momentos que se sospechan irrepetibles, y los rutinarios también, imposible un dejavú completamente calcado, siempre hay variables imponderables que hacen la diferencia, de las que se pueda sacar alguna lección provechosa.
Como lo veo, el secreto pareciera estar en enfocarse en los detalles. En oír lo que está entre líneas, en observar el fondo de las sombras en la caverna, respirar profundo, paladear los sabores, impregnarse de los aromas, sensibilizar el tacto, ir más allá de las primeras impresiones.
Aunque afinar sólo los sentidos, no basta.
Todos deberíamos haber tenido un mister Keating en nuestras vidas que nos recalcara la idea de cortar rosas en botones, de chuparle el tuétano a la vida, de hacer vida y carne, el nunca bien ponderado"CARPE DIEM", que debiéramos llevar tatuado en los huesos, a sangre y fuego.
También es necesario tener claro lo que queremos de la vida, y dar la pelea por eso.
No cejar en el intento, mantenerse firme en los propios principios.
Leer todos los libros, sin que deje de operar el propio filtro y ojalá a partir de lo leído crear algo nuevo, algo con el propio sello.
Abrirse a la posibilidad de amar a pesar de todo.
Hay que vivir sin miedo. No digo que haya que ser kamikaze para probar el valor o demostrar el coraje, pero sí proceder con la seguridad de estar haciendo las cosas bien, porque nos guía la fuerza de una razón correcta, la honestidad del corazón, una cierta pureza en la intención.
Aunque hay que ser prevenidos, ser arrojados, decididos, pero no estúpidos.
Se deben tener convicciones y, fortaleza para defenderlas.
Vivir una vida justa, equilibrada, decirle a quienes nos importan lo que sentimos. Decir :"Te amo" sólo cuando es verdad.
Una vez oí una reflexión muy sensata que decía algo como:
"El ser humano nace llorando mientras los demás ríen de felicidad. Vive un vida sana, has el bien, sé justo en tus juicios, ama a los tuyos, y trabaja duro. Para que cuando llegue tu hora, te vayas riendo mientras los demás te lloran."
Vivir, pero más que nada importa, saber vivir.
Para que cuando aquel día llegue ya vengamos de vuelta de la larga caminata por "el país de la vida", y tengamos las lámparas encendidas.
Así, sin dramas, estaremos listos para partir cuando salga cantado por los parlantes nuestro número en el sorteo.

martes, 17 de agosto de 2010

Perdí la indiferencia.

Los últimos eventos han sido devastadores.
Hoy las noticias me desayunaron el día.
Nada que me implique directamente pero desde hace ya un buen tiempo no logro sentirme indiferente. Me importan las cosas que pasan, que le pasan a las personas, porque me importan las personas.
Será que estoy anidando sentimientos como preparándome para dejar mi tambor y crecer de una vez por todas?
He pensado en la vida y en la muerte.
Es tan frágil la vida y para cuando se es aún tan joven se tiene el absurdo y hormonal complejo de superhéroe inmortal, efecto casi incompatible con la supervivencia real de un sujeto.
El ser humano, definitivamente necesita padres, alguien con más criterio, que lo proteja de sí mismo para que también pueda llegar a ser adulto, un día.
Pero si logra llegar a grande y aún así no ha aprendido nada de todo lo que debería saber?
No hablo que se lea el manual completo de Cómo sobrevivir la adolescencia y no morir en el intento pero al menos tomar en cuenta alguna recomendación ligera de -Cuídate-, -No bebas si conduces-, -No te vayas a lugares apartados que son peligrosos-, -No te expongas-, -No busques peligros absurdos-; -Cuídate, quieres, que yo te quiero y no quiero que algo malo te pase. Lo entiendes, verdad? Bien, vale, te cuidas, eh?. Chao, amor.-
Cuántas veces, quien ya no está para oír otra más de esas advertencias, una vez sí las escuchó, pero al parecer jamás las consideró en serio.
Pienso en su desgraciada madre, esa pobre mujer debe estar sólo deseando su propia muerte.
Debió ser la esperanza para su vejez, y de un momento a otro viene la Parca y pasa con una segadora en mano arrasando toda humilde espiga que ose crecer en los campos de la Vida y entre ellas segó también la vida de aquel hijo recién brotando al sol.
Morir joven, para no corromperse, se consuelan los que creen.
Y los que no, a qué se aferran, qué explicación les conforma cuando los hechos son brutales, y nada pareciera ser suficiente.
No existe ley ni justicia, no hay Dios ni creencias, para una mujer que recibe a un hijo muerto luego de haberle despedido vivo por la puerta, nada hay en este mundo que le haga entender el por qué.
Qué se puede decir en estos momentos que no suene a perogrullo.
A veces más vale soló acompañar y guardar silencio.
Me dí cuenta de una cosa.
Se fueron a las pailas todas las respuestas.
Y yo buscando alianzas estratégicas, yo, humanista de nacimiento, con versiones cuánticas de la física moderna, que pensé podrían tener más ideas que la literatura filosófica para explicar mis ideas.
Con esto que ha pasado, ya nada importa.
La muerte es la muerte, jamás esa madre podrá volver a abrazar a su hijo otra vez, al menos en esta vida, si así, ella, lo quiere creer.
Y para ese hecho, no deben haber palabras, en este momento, que le consuelen.



domingo, 15 de agosto de 2010

Conexiones. (III parte.)

Ayer me dispersé demasiado. Estas neuronas mías tan autoreferentes.
La idea en un comienzo era otra.
Retomo.
Me acordé de Matrix y me pareció un buen punto de arranque para mi reflexión sobre la vida sobre dos o tres cosas, más allá de la crítica contingente al sistema que hace alusión la película, y que aborda muchos temas muy interesantes, sin duda para discutirlos, pero tal vez en otro momento. Por ahora, no quiero volver a disgregarme.
Al grano.
I. Las conexiones posibles, esas inalámbricas que nos unen a distancia. Existirán, serán posibles, demostrables matemáticamente en algún teorema de física Cuántica, a caso?
Si yo pienso algo, qué probabilidades hay que alguien más allá piense lo mismo, en el mismo momento o en instantes diferentes. Cómo saberlo?
Las ideas parecieran ser viajeras públicas en el espacio, son de todos y a la vez de nadie. Van más allá de los créditos de las apropiaciones de autores.

II. Otra vez una autoreferencia, pero esta vez es inevitable.
Me ha pasado que con personas con las que he mantenido un vínculo afectivo cercano, sentimentalmente muy cercano, si pienso algo, al mismo tiempo aquel otro ser pensó o sintió igual, y a demás intuyó que yo estaba pensando y sintiendo por mi lado, lo mismo. Lo comprobamos más de una vez, él pensó en mí al mismo tiempo que yo pensé en él estando en lugares muy diferentes.
Es muy raro encontrar personas con las que es posible entablar este tipo de relación casi telepática, como si las señales en onda corta o larga estuvieran sintonizadas en una misma frecuencia. En qué irá?
Adivinar lo que aquel otro piensa, completarle la frase, dar con la palabra justa antes que la diga, saber lo que siente, comprender su naturaleza, regresar a lo menos de dos vueltas cuando aquel otro va recién partiendo y al revés también, tener las mismas sensaciones, que se nos ocurrieran las mismas ideas, que muchas veces no fueran necesarias las palabras para entendernos recíprocamente a la perfección.
Es mágico. Sin duda, debe serlo. De qué otro modo se podrían explicar este tipo de conexión mental entre personas diferentes, con crianzas y experiencias distintas.
Bueno, ni tan distintas, tal vez sí las experiencias, considerando que nos criamos en idiosincrasias diferentes, pero básicamente compartimos una misma estructura mental, los mismos lineamientos generales de comportamiento entregados por una educación familiar semejante.
Lo repienso y no me dejo de sorprender que así haya ocurrido.

III. Las conexiones posibles entre completos extraños que llegan por separado a conclusiones similares sobre algunas cuestiones fundamentales de la vida.
Bueno, eso podría tener un explicación más fácil: Es la Vida.
La Vida misma no tiene muchas más cosas diferentes sobre las que ya no se hayan escrito, o pensado al respecto.
Y las grandes verdades de la vida, independiente, a las tan diversas explicaciones y puntos de vista como individuos viven o han vivido sobre el planeta, son muy pocas e irrefutables. No importa cómo se digan, el punto del medio no cambia, lo demás es parafernalia, palabras más-palabras menos, rococó y ego de estilos, pero la VERDAD misma, la "mera- mera", siempre es una sola.
La cuestión realmente envidiable, es descubrirla, sin importar la edad del individuo, aunque a menos años más mérito tiene, sin duda.
Lo vergonzoso y patético es llegar a viejo sin al menos un par de respuestas valederas, alguna que justificara el despilfarro de una vida.
Llegar a viejo sin sabiduría elemental que le permita ver la vida con la verdad y vivirla en consecuencia, dejar al menos un legado, aunque sean miguitas en el camino para sugerir por dónde no se debe continuar el rastro.
Lo realmente triste y digno de lástima es que un individuo llegue a viejo sin saber dónde está parado, no porque tenga alzheimer, si no, porque ha sido alguien que desperdició su vida sin preocuparse de encontrar esas respuestas a las preguntas fundamentales, tanto porque no se las planteó por ignorancia, pero es más triste aún saber que fue porque nunca le interesó siquiera.
Cómo puede haber gente en el mundo, que se pueda pasar la vida entera sin darse cuenta que la vida no es sólo trabajar y ganar dinero para comer, para mal gastarlo en cosas superfluas, cómo se les puede pasar la vida y no entender por ejemplo que no da lo mismo comer que alimentarse.
A ese tipo de personas no les daría a escoger entre la píldora azul o roja. Les metería con una poruña un kilo de pastillas rojas por las narices si no abrieran la boca.


sábado, 14 de agosto de 2010

Conexiones (II parte)

Quién recuerda la escena de Matrix cuando Neo se incorpora de la crisálida placentaria cableada al sistema matriz a la que estaba conectado antes de ser despertado por Morfeo, irónicamente el mitológico dios de los Sueños, con la famosa elección de pastillas, -cuál escoges la roja o la azul-, en una inversión intencional de la típica identificación del azul con el bien y del rojo con el mal. En este caso, despertar a la verdad rebeldemente era escoger la roja.
Y si de algún modo la vida que conocemos no fuera más que un sueño, pero no al estilo engañoso y conformista de Calderón de la Barca , ni con una visión tan antisistémica como la de los hermanos Wachowski.
Pero y sí de algún modo existiera un sueño global en que estemos todos conectados, soñando o teniendo pensamientos en diferentes estilos, con distintas palabras pero que al final se podría llegar a conclusiones resumidas de una misma idea?
Tú por allá, otro más acá, yo por aquí y alguien más por ahí, quién sabe dónde, también.
A diferentes horas del día, haciendo distintas cosas, de pronto sin saber cómo, se llega a una decantación de ideas que acaban dando origen a un pensamiento redondo y luminoso, nada nuevo quizás desde una perspectiva más seria y filosóficamente profesional, tal vez, pero orgullosamente propio. Con principios compartidos, aunque simultáneamente originales.
Claro, muchas de las propias ideas a veces no son más que residuos sumados de muchas otras, que alguna vez leímos u oímos por ahí, como conchos de vino que quedan en los fondos de las copas luego de las grandes cenas en que se divirtieron los grandes, y como todo ser menor e inquieto aprendiz de grande, junta en una sola copa para beberlo al seco emulando la pose adulta, aprendiendo primero desde los vicios para devenir luego en la virtud de la experiencia de saber desde cómo no se hacen las cosas. En otras palabras más simples, echando a perder se aprende.
Porque nunca fueron suficientes las advertencias para que no metiera los dedos al enchufe, pero hasta que el golpe de corriente no me tiró sentada sobre mi bolsa de pañales no me quedó claro el por qué de tanto:NO!
Todo lo que absorbemos como información en la vida, siento como que fuera a un depósito del que no tenemos consciencia, en el que se procesa y se clasifica cada dato obtenido, a veces, organizadamente bajo nuestra propia supervisión, como cuando lo estudiamos a conciencia, e incluso lo memorizamos para que nos quede más a la mano sin necesidad de consultar los apuntes a cada rato.
Y también pareciera haber un conocimiento que nos pasa inadvertido, como colado, que no sabemos distinguir si lo traíamos en el disco duro al nacer o lo adquirimos a la pasada por ahí como de contrabando, y se quedó en nuestro sistema, echó raíces sin darnos cuenta, haciéndose parte de lo que pensamos y hasta de cómo reaccionamos frente a ciertos estímulos. En definitiva, nos determina, para bien o para mal.
Como sea, este conocimiento prestado, luego aprendido, pasa a ser propio y es el que nos marca el destino.
La forma como vemos el mundo parte de la base de este conocimiento sobre las experiencias que hemos obtenido a medida que pasa la vida.
De algún modo me resisto a dejar que mi vida tome el rumbo marcado por sólo las experiencias, cuando las posibilidades aún son tantas.
Hay tanto que siento aún debo conocer y aprender.
Pienso que para eso tengo cabeza, por qué no usarla, entonces.
Quiero ser consciente, aunque duela cada drástica decisión que tome, pero quiero que sea mi prerrogativa decidir qué es lo que quiero para mí.
La vida debe ser más que las experiencias provincianas a corto plazo, más allá de sólo un par de cuadras de distancia; debe haber más mundo allá afuera, uno más amplio, que colme mis ideas, que me sobrepase como un ola sobre mi cabeza, que ajuste a mis ideas de vivir muchas vidas en una sola, que todas mis Yo puedan desarrollarse libres y al final del día se vayan a dormir cansadas y contentas.
Por qué dejar que mi propia vida vaya como por un riel hacia una próxima parada obligada cuando yo quiero que mi máquina siga en marcha.
Quiero llegar a los lugares que tengo marcados en mi mapa. Quiero tener tiempo para bajarme en todos, pasar el tiempo suficiente para conocer de cada uno, todo.
No es mucho pedir, o sí?



jueves, 12 de agosto de 2010

Dedicado a mis primos queridos.

Me pregunto si las almas tendrán residencia establecida, si tienen nacionalidad, si se les podría llamar por un gentilicio determinado.
Almas por decir entes, personas X, que puedan sentirse parte de dos mundos al mismo tiempo, el de la sangre y del que han vivido prácticamente toda su vida, donde han desarrollado su propio mundo incorporando esta dualidad de sentirse como a caballo de pié sobre dos yeguas al galope y velocidades dispares sin sacarse la cresta.
Sentirse miembro de culturas diferentes, una a la que se pertenece por el sólo hecho de haber heredado la membrecía y a la otra porque se ha sido inscrito desde chiquitito a un club desconocido.
Y nadie le pregunta a ese desconcertado y confundido pequeño cuál es su opinión al respecto. Dónde quiere criarse, usted, m'hijito?
Dónde prefiere usted vivir, aquí, donde tiene abuelos, tíos y primos de su edad con los que podrá jugar los fines de semana? o prefiere ir a vivir lejos, al extranjero con sus papás, y pasar la mayor parte del tiempo solo, rodeado de niños que hablan en otro idioma que al comienzo no entenderá pero que conforme pasen los días se le irá acostumbrando el oído y solito sin darse cuenta cómo entenderá qué están diciendo los demás niñitos. Dígame, m'hijito, qué prefiere?
Cuándo, nunca ha sido ha así.
Quién considera la opinión de un niño chico, los papás hacen lo que creen es mejor para todos,
y, bueno, toda gran decisión tiene sus costos.
Ese pobre niño, por lo menos hasta los 18 ó 19 años, por lo menos, tendrá un sabroso caldillo de congrio en su cabeza, se sentirá perdido al no saber a dónde encaja con su personalidad a ciencia cierta.
La vida, las experiencias, los años que suman la madurez van haciendo comprender que al final no es tan malo tener dos patrias. Es como tener dos casas, una puede servir mientras se vive y se trabaja en la ciudad durante la semana y la otra para ir a descansar al campo, la montaña o la playa para los fines de semana largos y vacaciones varias.
Lo bueno es no perder el contacto con la patria abuela, esa que recibe con los brazos abiertos, con empanadas de locos al horno con pebre, catutos y estofado, si es invierno; con humitas y pastel de choclo si es verano. Es casi infalible alguien que se raje con la mejor mano para hacer un buen pisco sour, alguien que descorche un buen cavernet para brindar por tan ilustre visita a la que se quiere tanto sólo porque es hijo del hermano, es el primo, el nieto querido que vive tan lejos.
Esa es la gracia de ser familia, no se necesitan los preámbulos para sentir los cariños más entrañables por aquellos seres que aún siendo unos perfectos extraños son fáciles de abrazar y hacerles sentir cercanos, que baste una pequeña introducción respecto a en qué van sus vidas casi como una breve exposición en diaporama para que sean admitidos de inmediato a toda la larga tradición de cariño, unión y confianza, que es a mi parecer como mejor se resume el sentido de familia.
Salud, por eso.