Páginas

viernes, 29 de octubre de 2010

Tiempo muerto.

Cuando las plataformas tecnológicas  fallan se derrumba todo el esquema, se desarma toda la rutina. Es extraño, descubro recién lo habituada que estoy a mi rutina, yo, la enemigo número uno de la "rutina".
Cómo nos cambia la vida, no?
Tan sabio es ese viejo dicho: "Quien escupe al cielo, en la cara le cae", o "Nunca digas nunca".
Pregunto, es hacer trampa, desear precisamente que algo ocurra, diciendo justo lo contrario, sólo para ver si de verdad se cumple esto de los dichos: -"Yo nunca voy a...",...tal cosa...-, sólo porque era precisamente eso lo que deseaba que ocurriera, pero para que sucediera, intuí que debía negarme.
Por lo que recuerdo  de lo que leí una vez por ahí sobre la teoría Del Secreto, ésta indica precisamente lo contrario, según esta creencia se debe sacar la partícula negativa de la oración. El postulado dice algo como que se debe plantear lo que se desea obtener en una fórmula gramatical afirmativa, por una cuestión intrincada sobre que el Universo es medio imbécil, y no hace la diferencia entre un sí y un no.
Como sea.
El efecto desolador, es el mismo.
Trato de compensar ese tiempo muerto, haciendo las mil cosas que debo hacer, pero no puedo, no quiero, no sé. Me revelo ante la imposibilidad que me impone el destino de no poder  hacer lo que quiero.
Desde que descubrí que debo dejar que las cosas fluyan, he aceptado hacerme un lado. Así dejé pasar la vida sin presentar batalla, sin ofuscarme, pero ahora es distinto, no estoy dispuesta a dejar pasar un segundo fuera de mí, porque siento que todo me concierne, es mi vida, y no la volveré a dejar de lado otra vez.  Pero contra el destino virtual, no hay nada que pueda hacer, sólo esperar.
Comprendo perfectamente que no saco absolutamente nada en limpio con que se me hinche la carótida, la cava y la válvula mitral salga disparada por el aire de tanta presión contenida de la pura rabia que me da que la maldita tecnología no funcione, que alguien no haga bien su trabajo  y  me deje sola ante mi ventana.
A quién hay que partirle la cabeza!!!!!!!
Supongo que últimamente, a medida que voy retomando mi antigua energía, mi viejo ritmo de vida, también voy volviendo a mi estado animal más puro, a sentir  visceralmente las sensaciones como me nacen.
Me sube la adrenalina de pura frustración, y siento ganas de... si tuviese una pera de boxeo, juro que la reventaría de un sólo puñetazo. 
No suelo ser violenta, pero estas situaciones me enervan. Me siento tan impotente, no puedo hacer algo para solucionarlo.
Me saca de quicio.
A menudo siento que a medida que me vuelvo más sensible, pierdo también más control sobre mis emociones, todas, sobre las buenas y las malas.
Me vuelvo en extremo sensible, pero también me molesto con regular facilidad, más de lo que me podía molestar cuando estaba en un estado más equilibrado de mis emociones, cuando todo me daba más o menos lo mismo.
Tengo que trabajar eso.
No puedo dejar que las emociones me coman. Yo soy mis emociones y soy libre, una emocioncita no va a manejar mi vida.  Eso es claro.
Una cosa es ser sensible o estarlo y otra muy distinta es ser simplemente idiota.
La tecnología no es perfecta, en algún momento es esperable que falle, es normal.
Eso lo entiendo, pero no puedo evitar que me afecte emocionalmente, pero sí puedo elegir reaccionar de un modo racional. He ahí donde radica la libertad de la que dispongo.
Eso creo.
Independientemente que siga pensando, que la tecnología a veces es un fiasco.


miércoles, 27 de octubre de 2010

AMOR.

Típico, cuando todo aparenta ir sobre ruedas de pronto emerge desde las profundidades de la nada una muralla de roca inexpugnable, pero como toda roca debe tener fisuras por donde poder poner un pie de costado,luego, los dos, dando un paso tras otro, hasta conquistar su cumbre.
Mientras más difícil sea el reto, más dulce será la victoria al vencer todos los obstáculos de la vida antes de alcanzar los sueños o propósitos trazados sobre un papel con forma de corazón.  Uno, porque el de ambos late como si fuera uno solo.
Aún no acabo de convencerme.
A penas ha pasado un mes, y ya mi vida ha tomado el vuelo que no logré arrancar en años.
Debe ser esa mirada, esa sonrisa, mi sol  entrando por mi ventana aunque afuera el cielo amanezca nublado.
La meva lluerna, debe ser, la meva llum al final del túnel o simplemente el amor. Pero AMOR, así en grande, a todo pulmón, porque por primera vez en mi vida siento que es real, tridemesionalmente real.
Es la encarnación viva del entomólogo arquelógico que pedí para que descubriera a mi yo, esa que habita en el fondo de mis ojos.
Definitivamente, las cosas suceden sólo cuando tienen que suceder, lo bueno y lo malo.
Tal vez no exista la justicia sólo la lógica. Quién sabe?
El otro día me enfrasqué ligeramente en una discusión filosófica como hace millones de año no sostenía.
Debe ser el lugar. Generaciones de generaciones discutiendo asuntos así, por años de años, deben acabar marcando cierto karma discusional por todos los rincones.
Para resolver asuntos académicos y administrativos, debí volver a la Universidad.  Hace miles de años que no pisaba un pastelón de cemento, ni baldosa universitaria.
Curiosamente, descubrí que no he perdido el toque.  Inconscientemente vi la hora en el campanil y no en mi reloj, y subo los escalones, esos extendidos, en un paso y cuarto, tal como en mis mejores años.
El paisaje es casi el mismo, no podría decir si los troncos de los árboles están más gruesos o si las copas más altas. Falta el edificio que se incendió luego del terremoto, donde estaban los laboratorios de química
analítica, y la estructura que quedó al lado, el edificio viejo, acusa las señas de una chamuscada de proporciones.  Impresiona.
Me alegró ver la pileta del foro con agua.
Las grandes extensiones de prados verdes parecen inmutables e inmunes al paso del tiempo.
No caminé de paseo, sólo al tranco rápido de quien lleva prisa, no me di el tiempo para apreciar los detalles, pero hay mucho que sigue igual. Carteles por doquier, invitando a charlas, incitando a paros y huelgas por el crédito, las becas, por la causa mapuche, etc.; al festival de cine, a la semana de lo que sea.
Lo que noté diferente, fue a las personas.
A los profes, están igualitos. Me sorprendió encontrar a la gente de mi época empoderada en puestos de doctores, o como profesores asociados, con plaquitas grabadas con sus nombres en las puertas cerradas de sus respectivas oficinas. Me encontré con más de alguien conocido que aún se acordaba de mi cara, y que se detuvo a saludarme.  Conversar con un profe y tratarlo de tú, cuando era estudiante, habría sido muy raro. Ahora, siendo ex alumna, y a mi edad, es un pelo de la cola. No los veo como mis profesores, más bien como ex profesores, algunos me hicieron clases siendo estudiantes de magister, otros sólo iban en dos o tres cursos más arriba que nosotros. Y a mis compañeros de curso, evidentemente  sólo los podría tratar de profesores, en broma. Claro, a menos que me convirtiera en alumna, otra vez.
 Los estudiantes, me parece que en mi época, vestíamos con más recato o al menos con más sentido común y no había tanta juventud con exceso de peso. Eran otros tiempos, definitivamente.
La U. era otra cosa.
Que me confundieran con una "académica" me hizo gracia. No, soy alumna, no más.
Ya no estoy en edad de lucir como una alumna, por lo tanto no me visto con jeans mostrando casi la mitad de las sentaderas o el redbanc, no uso zapatillas, aunque para el fin de semana, no están mal. (En verano acostumbraba a usar las desaparecidas Topper.) No visto ropa demasiado ceñida que no deje nada a la imaginación. Una cosa es insinuar y otra muy distinta es mostrar abiertamente.
Siempre consideré la U. como un lugar de estudio, tenía algo respetable, sino sagrado, porque no era infalible, ni irrefutable, pero sí sentía que tenía cierto mérito al que se le debía cierto grado de respeto.
No sé. Lo pasé bien, me divertí jugando dentro de las reglas, no me puedo quejar, fue entretenido igual.
Eramos otra onda, pero tampoco es tan distinto. Siguen algunos  melenudos hablando fuerte y riéndose a toda boca para llamar la atención, al tiempo que  dejan oír a quien quiera escuchar palabras extrañas recién aprendidas, de seguro,  términos que para un mechón (estudiante de primer año), son como las monedas de oro de un tesoro recién desenterrado de la arena en una isla que cree desierta, sin saber que ese tesoro fue desenterrado y enterrado una y otra vez por los miembros de la generación anterior. Aún no averiguan que no son los primeros y que no serán los últimos en manejar terminología técnica, en tanto siga habiendo gente que estudie la misma carrera.
La U. Sigue siendo un lugar agradable por donde pasear con calma y despreocupación.
Si pudiera cambiar todos mis recuerdos universitarios, por un día entero en mi futuro, ahora ya. Lo haría.
No hay nada más que me detenga en el pasado. Sólo tengo lindos recuerdos, pero más me llama mi futuro, ese que me mira desde una fotografía en mi pared durante su ausencia y que me anima a no rendirme a pesar del sueño y del cansancio.
El amor.
El día en que algún científico descubra que la mejor de las energías renovables, que la menos contaminante de todas y la que entrega más potencia a cualquier motor,  es el AMOR, el mundo será un lugar mejor. Y salió verso. Cliché, pero verso.

viernes, 22 de octubre de 2010

La tesis.

Aún no comienza de facto y ya he cedido tanto?
Yo que reclamaba mi espacio propio, tiempo para mí misma, mi metro cuadrado intransable. Y sin embargo estaba dispuesta a dejarme habitar desde adentro.
Pero es bueno de vez en cuando aterrizar.
Mi esencia tarde o temprano saldría a reclamar, si bien no con pancartas ni huelgas secas, pero de algún modo habría de estallar si no un gaisser, al menos una pataleta de niñita mimada que no obtiene lo que quiere porque pasó la vitrina de largo donde estaba el mono que quería.
Para prevenir cosas estúpidas como esas, es mejor que todo quede claro desde el principio.
Somos dos conjuntos A y B que juntos damos forma al subconjunto denominado AB, pero seguiremos siendo A y B, conservando siempre nuestras propias identidades e individualidades.
Y está muy bien. Quizás hoy andaba más sensible que el resto de los días y al principio sentí oír un discurso que me parecía conocido sin considerar que también había otra posibilidad que coincidía exáctamente con mi filosofía por la que me había abanderado desde el principio pero que por esas cosas hormonalmente impredecibles, casi  lo mal entiendo todo. Había olvidado que alguna vez pensé lo mismo.   Pero está bien, el planteamiento es perfectamente comprensible y lógico a todas luces.
Sólo que en el fondo mi idea iba por otro lado.
Fue una especie de ofrenda a los dioses, que no fue bien entendida.  En fin.
Debo ser yo en mis días.
Esto me está absorbiendo demasiado tiempo.  No es una queja. Pero noto que a veces pasan los días y ya ni me doy cuenta de cómo pasan. Me pierdo como en el limbo. Estoy en otra, definitivamente.
No las dos o tres horas diarias a las que me he hecho una ferviente asistente, que trato de no perderme por nada del mundo, pero hay días que es inevitable. Hay cosas que debo hacer justo en el horario de mi "programa favorito".
Cuando la calidad de la conexión es un fiasco es verdaderamente frustrante.
Entre la vuelta a mis estudios recopilatorios que había dejado inconclusos, y el tiempo que es necesario para seguir soplando sobre los carboncillos para que no se apaguen, debo optimizar el resto de mi tiempo, y me pierdo de mis círculos acostumbrados.
Deberé recalendarizar mis obligaciones en orden de prioridades y con horarios, de otro modo o camino o masco chicle, las dos, a mí?, me resulta muy liado.
Estará bien, menos veces por semana. Ya no tengo la misma disponibilidad horaria.
Es cierto, mi tiempo ya volvió a mí, pero si volvió no será para volver a desperdiciarlo.
Me enfoco en lo que tengo que hacer y punto.
La tesis, por fin.
Para escribir solo por el simple placer de escribir siempre habrá tiempo.

lunes, 18 de octubre de 2010

Idiota a los 18.

Es verdad, a mi edad y aún me cohíbo un poco si me mira tan de cerca y con esos ojitos lindos como si su mirada fuera un enorme beso del que no quiero escapar, menos esquivar, pero no puedo dejar de sentirme a lo menos ligeramente nerviosilla, y se me escapan solos esos mohínes como de una niña chica, cuando para sentir menos una cosquilla en el cuello tiende a apretar la oreja contra el hombro como tratando de inmovilizar el objeto con el que alguien le está haciendo la cosquilla. Y no me doy cuenta.Supongo que son mis gestos, son parte de mí, igual que mi dedo dictatorial. Ese gesto lo tengo desde hace años, lo adquirí para hacerle visible a mi perro que eso que hacía NO debía seguir haciéndolo más. Y ya sabe, me mira, ve mi dedo indicando al cielo en el aire, y se detiene.
No sé, no lo pienso, no puedo pensar.  Me arroba toda la atención, no puedo dejar de mirarle, es simple: me fascina.  Me encanta su modo de ser, de hablar, de pensar.
Ay, Dios, los milagros son posibles, sólo que no pensé que sería digna de uno.
Ahora, resulta que tengo más sangre de la que se pensaba.
Nunca pensé que mi carácter fuera a ser un plus cuando siempre pensé que sería mi principal barrera para mantener el interés de alguien por mí.
Cuando tenía 18 años, bueno era una idiota, en ese entonces. Pero a esa edad, una vez oí alguien muy importante para mí, que dijo refiriéndose a mi carácter que yo era muy mañosa, como diciendo, es un defecto que no me banco y que no estoy dispuesto a aguantar.
Fue fuerte, casi definitorio para mí. Me odié por ser como era, me sentí la peor de todas, y por ser así me perdía de quien sentía estar  enamorada. Tenía 18 o tal vez, menos, no sé, ya no recuerdo.
Al comienzo me desmoralicé terriblemente, pero luego comencé a ver las cosas desde otro punto de vista, a  medida que fueron pasando los años, entonces fui evolucionando lentamente. Si iba a ser mi carácter el problema, entonces debía cambiar, pulir y sacarle brillo a la mejor parte de mí, y evolucionar.
En mis años de reposo tuve tiempo para reformarme, para aprender a tener calma, a desarrollar la paciencia, y la visión global  sobre las cosas, en general. Ver el todo, más que la sola parte.
A no enojarme sin una razón de peso, que tenga sentido, lógica, que si me enojo es porque tengo un motivo valedero.
En definitiva me reinventé como la mujer de la que un hombre como el que yo quería se enamorara de mí, no pudiera resistirse.
Pero en el trayecto, el hombre para el que me había formado, se diluyó en el tiempo y los recuerdos, se alejó tanto que se hizo de todos modos inalcanzable e imposible, más aún que antes cuando era solamente un amor platónico de niñez y juventud.  Sin darme cuenta, llegó un momento en que nunca volví a pensar en él del mismo modo como lo hacía de niña.  Se me pasó el amor que una vez creí inolvidable, tal como supongo pasa todo en la vida cuando nadie se preocupa de cuidar y mantener vivo.
El propósito desapareció. Entonces decidí que ya era lo bastante grande y madura como para echarme andar por mi cuenta. Que quien, ahora, era, era lo suficientemente fuerte como para hacerle frente a la vida sola. Que no me importaba llegar a vieja sola, media loca recogiendo perros abandonados y gastándome lo que no tuviese en alimentarlos y cuidarlos segura que más valía estar sola que mal acompañada y que mientras más conociera a los hombres más querría a mis perros.
Era lo que imaginaba, dentro de las muchas otras cosas que he imaginado.
También pensé en mandarme a cambiar lejos, irme a vivir sola y al extranjero, trabajar en publicidad, sacarme la cresta trabajando para llegar a tener mi propia y exitosa agencia, y convertirme en una diosa de la publicidad, una mujer completamente independiente que pasara de rollos sentimentaloides y dulzones, que la vida fuera otra cosa, algo real, que si me enamoraba sería de un modo absoluto, qué se yo. Nada de niñerías y juegos con dobleces psicológicos que aborrezco.
No tuve los suficientes cojones. 
Traicioné mis sueños. 
Ahora me explico por qué.
No era esa mi vida y punto.
De cierto modo, haber sido una idiota a los 18 me salvó la vida.

domingo, 17 de octubre de 2010

Enojada o agradecida?

No quiero entrar en la fase idiota y de mina controladora, absorbente y posesiva.  Yo no soy así, básicamente porque detesto que me controlen, me absorban y se crean dueños de mi tiempo y mi voluntad.
Soy en esencia y por definición: LIBRE. Me gusta vivir y dejar vivir, pero hay algo que se llama delicadeza.
Es tan típico de los hombres, en general, eso  creo, no es que sea una experta, pero me parece que es así en la generalidad, lo poco sensibles que son con los sentimientos femeninos cuando se tiene y se siente tener el  corazón en prenda, y no avisan que regresaron ya y que están bien. Basta sólo con eso, un simple y escueto mensaje casi telegráfico, "-llegué bien-", es todo, sólo con eso  me habría bastado y de inmediato habría detenido la proyectora mental por la que me pasaba la peor y más truculenta de las películas, clasificación B, cine under con gore, no sé, lo peor de lo peor, y la peor de las mezclas.   Tengo imaginación y lo sabe, y aún así no fue capaz de apenas redactar dos palabritas que me habrían hecho dormir a lo menos, porque no dormí en toda la noche pensando por qué no sé algo.
Era natural no saber cómo sentirme, si enojada o agradecida de saber que llegó y bien, con día y medio de retraso en una sucinta frase que me dio tranquilidad por saber que estaba todo bien, pero que al mismo tiempo me hizo sentir, que bueno que estés bien pero ándate un poquito a la mierda, por no avisarme antes!
Nunca había sentido esto antes.
Desde hace ya un tiempo que he dejado de ver sólo por mí.
Ahora comprendo a mi madre cuando llegaba tarde y no avisaba a la hora que iba regresar, o a donde me encontraba. 
En esa época la tecnología celular estaba en pañales, y sólo al alcance de quien pudiera costearla además de andar acarreando una maleta donde iban las baterías. Con suerte alcanzaba para un cencerro. Ja! Me lo puedo imaginar.
Y eso de andar avisando era una lata, usar teléfonos públicos con lo anti-higénicos que son, para andar apretada con la hora, pendiente de cada segundo para llegar a la hora prometida. No.  
Me consideraba lo bastante centrada como para no correr riesgos innecesarios y llegar a casa sana y salva.
No entendía por qué no confiaban más en mí. A lo que mi mamá siempre me respondía: - No es desconfianza en usted, princesita, es en los demás.-
Ahora, ya de grande, entiendo cuánta razón tienen esas palabras, y es verdad, la desconfianza surge por los peligros externos que acechan, no son por las barbaridades que una pueda cometer.
Como nunca me he había sentido bipartida, dividida por mitosis, por yemación o  lo que sea, no sabía que pudiera incluso somatizar la angustia de no tener alguna clase de certeza sobre cómo estaba.
Comparado a como me sentí, un dedo índice vertical y tronador,  es igual a nada.
No soy rencorosa, pero espero que no se repita ni se le olvide.
No quiero volver a sentirme así.

jueves, 14 de octubre de 2010

Futuro.

Soñar, soñar, y soñar. 
Soñar sin volver a dormir, sólo soñar y sentir que este momento es sólo como un recuerdo de una yo que está en su oficina escribiendo en su computador mientras planifica qué es lo que hará de cenar luego, si queda pescado aún en el freezer o si debería pasar antes por el supermercado por algo de verduras y leche.
Deseando que las manillas en el reloj al frente de su escritorio  marquen luego la hora de salida para volver a sentir el aire fresco de la calle sobre el rostro despejándose así un poco la mente de tantas palabras y correcciones, porque lo único que en ese momento quiere es llegar pronto a su casa  y abrazar a su amor que a esa hora ya debería haber llegado.  El plan sería simple, llegar a cocinar algo sano y sabroso entre ambos, cenar mirándose coquetamente, sonriéndose de los pensamientos que se adivinan, luego a lavar los platos mientras el otro los seca y guarda en su lugar, dejando todo limpio para la mañana siguiente; irse al sofá a ver alguna película compartiendo una manta y terminar de verla o no, sería completamente opcional.
Aquella yo es todo lo feliz que por ahora sólo puedo soñar llegar a ser algún día.
Falta tanto tiempo, que siento no puedo esperar, pero sé que quien persevera alcanza y me conformo, a duras penas porque esta será la prueba más dura de todas, que si la pasamos no habrá algo más que nos pueda separar.
He esperado toda una vida, puedo esperar lo que sea necesario por mi futuro.
Y no lo voy a echar a perder. Y no tendré miedo. Eso lo puedo asegurar.
Excelente cita, de qué canción es?
Tampoco flaquearé. En lo que de mí dependa haré lo que tengo que hacer para ponerme al día y retomar desde donde dejé de vivir  de verdad por última vez.

Quiero saber.

A veces demasiada perfección asusta, demasiada felicidad, también.
Por qué temo a ser feliz cuando es lo más natural del mundo, desear ser feliz, no?
No es que  haya sido infeliz durante toda mi vida o que esté acostumbrada a pasarlo más mal que bien, no, no se trata de eso.  Creo que es una cuestión más atávica que eso.
Va más por el temor a echarlo todo a perder por la soberana estupidez de no creerme capaz de merecer ser feliz, como si de cierto modo tuviese incorporada la idea de que es más fácil lamentarse de lo infeliz que se es que poner todo el empeño y energía para ser feliz.
De cierto modo presiento que es más cómodo ser una eterna fracasada por la que nadie daría una chaucha que intentar ganarme un lugar en el mundo y en el corazón de un hombre bueno.
Sé que es una tontería, siquiera pensarlo. No debería desperdiciar mi tiempo siquiera en esto.
Tengo tantas cosas por hacer y que aún tengo pendientes, pero también siento que es necesario para mí sacarme de encima estas ideas que me incomodan igual como si fueran un molesto gas en el esófago.
Pero me inquieta y quiero saber, desentrañar de dónde proviene mi pesimista tendencia a no creer que las cosas buenas también pueden ocurrir, y que  me puedan ocurrir a mí.
Tenía un trato con Dios, si no me iba a pasar algo realmente bueno, tampoco quería lo malo de la vida. Y ahí estaba, como standby, ni para  delante ni para atrás. Ignoro, esperando qué? Otro terremoto, pero esta vez grado 10? Qué necesitaba para reaccionar?
Ya, ahora ya estoy reaccionando, pero he ahí mi incertidumbre.
Conforme, ya reaccioné, he puesto en marcha el lento engranaje de mi vida, pero siento que esto es recién el comienzo como de alguna clase de avalancha de cambios ante los cuales no sé si aún esté preparada para afrontar.
Cambios de la vida, cambios naturales que tarde o temprano tendrán que darse sí o sí, más temprano que tarde, algún día. Cuando comience a desaparecer lentamente el mundo al que estaba acostumbrada, al que conocía al revés y al derecho.
Siempre pido que el día que eso suceda, quiero estar preparada para resistir lo que venga. Quiero estar de pie, balanceando mi equilibrio justo al centro de mí misma para no flaquear en la fortaleza, para no caer derrumbada por el peso de las emociones, y si tastabilleo, bueno, reaccionar como corresponde, dar un paso atrás, sólo para afirmarme y recuperar la postura erguida del principio. De algún modo siento que si me permito sentirlo todo en su más honda expresión, seré devorada viva y jamás lograré sobreponerme, corriendo el inminente el riesgo de enloquecer.
Y yo loca? Más loca aún, estaría ya no de patio, más bien de celda acolchonada.
De dónde viene el miedo a ser feliz?
Por qué no permitirse ser feliz, a disfrutar sin temor a que algún día acabe?
Qué es lo que no  deja que pueda sentirme completamente libre para ser feliz?
Tal vez porque soy de esa clase de persona que sabe que luego de un bello día en que no hay ninguna nube sobre el horizonte y en que la temperatura medio ambiente es ideal y perfecta, sabe que al día siguiente estará nublado, y lloverá. Y que si tiene que salir lleva paraguas, para que no llueva, porque esa es otra cuestión, si no llevo paraguas llueve, pero si llevo, no.
Soy así,genéticamente kármica o porque nací aquí, soy así?
Si corriera por mí otra sangre, y hubiese nacido en otra parte, sería igual de manida?

martes, 12 de octubre de 2010

Tres deseos.

Es tan cierto eso de que comprendemos al mundo por los contrates. Sabemos que existe el amor porque podemos también sentir odio, o la alegría porque conocemos la tristeza. Y así como estos, existen miles de ejemplos posibles.
Pero hay algo que me llama poderosamente la atención:
cómo es posible que el amor cause tristeza?
Entonces comienzo a pensar que hay más de una clase, más allá de los clásicos amores filiales, fraternos, etc, de amor. O mejor dicho aún, hay más de una forma de sentir el amor, siendo exactamente del mismo, el de pareja, en el mismo grado de intensidad  y compromiso, en la misma frecuencia si es que así se puede decir.
Cómo es posible que lo mismo que a mí me gusta ver en sus ojos, en su sonrisa, aquella esperanza ya no más remota ni huidiza entre la niebla de las dudas, sea motivo de una sensación de impotencia, de querer que las cosas sean ahora ya, pasando por alto todo, absolutamente todo el orden previo que aún es necesario organizar para que el inicio pueda ser fundado sobre sólidas bases.
Es casi igual como querer construir una casa, del puro entusiasmo, sin esperar siquiera que lleguen los materiales para iniciar el radier del piso, comenzando la faena montando el techo antes que todo lo demás. No, puh. Las cosas así no resultan. O se hacen bien o mejor no se hacen.
Está bien tener entusiasmo, ganas de hacer las cosas, pero también es bueno tener paciencia, saber esperar, las cosas tienen su propio ritmo que a veces no es bueno apresurar. "Todo tiene su tiempo." Por lo general nada es antes ni después, sólo cuando tiene que ser.
La impaciencia sólo acarrea frustraciones y las frustraciones son pésimas compañeras, son tan malas consejeras como las penas, sólo son buenas meseras detrás de la barra de algún bar.
Y eso no me gusta.
Por tristeza se bebe más que por la felicidad, y las desgracias son más fatales en un alma kamikaze, un alma despechada ante la injusta vida que siente se opone a cumplir sus sueños de felicidad, sin darse cuenta que la vida es mucho más sabia de lo que piensa y que tampoco es tan cruel como para darle manzanas verdes a quien no tiene dientes.
No quiero ser cómplice de una actitud auto destructiva sólo porque de cierto modo es mi culpa, sin proponérmelo. 
Cómo veo la vida, si el amor es correspondido, jamás debería causar dolor, sólo sensación de bienestar. 
Para qué perder energía amargándose por circunstancias que van más allá  de nuestras manos, resolver.  No podemos romper las leyes de la física, sólo podemos poner todo lo que de nuestra parte dependa para acortar los tiempos de espera, es todo.
Sentirse triste, no ayuda en nada. Más si comprendo que su angustia es por mi causa.
Parte de querer es desear el bienestar a toda costa de la persona amada, así lo entiendo.
Entonces, cómo se supone que me debo sentir si veo que está triste?
Cómo me gustaría tener una varita mágica o una lámpara como la de Aladino y un genio que me cumpla tres deseos, me basta con tres deseos.





lunes, 11 de octubre de 2010

La carta.

Por qué muchas veces resulta más fácil decir cosas por escrito que directamente mirando a los ojos?
Sabiendo que no hay engaño de por medio, igual es verdad todo lo que se expresa por escrito, sólo que sale más fácil escribirlo que decirlo verbalmente.
Recuerdo algunas escenas de Cyrano de Bergerac interpretado por Gerard Depardieu, que me hacen  pensar que a veces la escritura enamora más que las palabras susurradas al oído. 
Lo que está escrito es ley, muchas veces. Como dicen los abogados, -por escrito, a las palabras se las lleva en viento, déjelo todo por escrito, las intenciones solas no valen si no están por escrito, señora-.
Y de cierto modo es verdad. 
De hecho, en la Historia de la Lengua, los lenguajes orales que cobraron más prestigio y acabaron estableciéndose como lengua oficial fue precisamente porque fueron los primeros en desarrollar una fórmula de escritura. Pasó con lo que conocemos hoy como "italiano", que en realidad es "toscano". Fue en toscano la primera obra maestra literaria y que fue escrita por Dante Alighieri, La divina comedia.  
En Italia, igual como ocurre en España, existen muchas lenguas regionales o dialectos y muy probablemente, dentro de las propias regiones también existan variables zonales, sin contar los sociolectos, y cronolectos, etc, propio de todas las culturas particulares. Pero que por una cuestión política  se unificaron todas estas zonas bajo un solo idioma oficial, que le otorga orden y que trata de homogeneizar algo imposible, pues pasa por alto la propia identidad de sus pueblos, todos con raíces culturales muy diferentes entre sí.
De ahí se descuelgan otras disidencias, las independentistas y todo eso, con el poder central. Es otro tema,muy interesante, sin duda pero muy largo de analizar, tal vez en un ensayo. Por ahora lo que me interesa ilustrar es otra cosa.
La importancia de la palabra escrita por sobre la oral, que a menudo se va con el viento y se olvida en el tiempo, en cambio lo que está escrito, sobre todo lo que queda escriturado sobre papel contante y sonante, con tinta, ojalá, indeleble, queda para siempre. Claro, a menos que sea devorado por el fuego, en un incendio desafortunado, o provocado por un ciego ataque de ira.
Cómo sea, prefiero las palabras por escrito, como era antes.
La carta, esa que se demoraba en llegar, a la que se esperaba con cierto nerviosismo durante días. El correo no era tan demoroso como ahora. Dependiendo de dónde proviniese el remitente no pasaba de la semana si era dentro del territorio nacional, para el extranjero, variaba, de dos semanas a un mes, no más que eso.  En cambio, ahora? Ja!
Para que se demore lo mínimo que son seis días hay que pagar más, para que la funcionaria de Correos le pegue una etiqueta que dice "prioritario" o de lo contrario se demora como  ocho o nueve días en llegar.
Las cartas escritas del puño y letra del emisor tenían un olor especial, se podía adivinar un poco el estado de ánimo bajo el que había escrito cada palabra. Todo era un indicio, hasta una mancha en el papel, cualquier cosa, significaba de seguro algo.
La escritura electrónica carece de toda esa esencia. A lo más se intercalan emoticonos para expresar más allá de las palabras, y darle más viveza a la comunicación, pero no es igual.
Cómo recuperar todo eso si se daña el Notebook, o si se corta la energía, y la batería se agota?
Se pierde todo, si no hay respaldo. Quién respalda un chat?
No hay como las palabras escritas en papel, no importa que no fuera en esquelas para cartas o como se llame, una hoja arrancada en la parte de atrás de un cuaderno, pero con la deferencia de emparejar el despuntado del picado que le quedaba como flecos en el borde donde iban las perforaciones para el espiral, daba igual. La cuestión era escribir, poner en papel todos los sentimientos, doblar la hoja, meterla en un sobre, pasar la lengua por el engomado, a menudo con un ligero sabor a menta y cerrar. Escribir con letra grande y clara por el frente del sobre el nombre del destinatario y su dirección, sin olvidar agregar el remitente por si ocurría cualquier percance y evitar así que se perdiera en el trayecto. Igual se perdían a veces.
Cuántas historias de amor se frustrarían sólo porque un imbécil no hizo correctamente su trabajo? 
Lo más parecido a eso, ahora, es cuando se cae o se satura el servidor y la conexión de video conferencia se hace irritablemente inestable.
Soy una nostálgica de los tiempos en que todo era menos instantáneo, pero también reconozco que sin esta tecnología habría sido imposible conocer a tantas personas interesantes.
Y jamás habría tenido siquiera la oportunidad de saber que los sueños sí se pueden hacer realidad, tal como ahora lo sé.

domingo, 10 de octubre de 2010

Talón de Aquiles.

Suponía que tarde o temprano esto me iba a pasar. 
Es algo que lo vi venir siempre, y que por lo mismo de algún modo lo quise evitar cobardemente y de paso dejé pasar parte de mi vida sin vivirla por el estúpido temor a dejar de ser dueña del control de las cosas que sentía estaban en mis manos manejar.
Sé que el control no es más que una ilusión, qué se puede controlar realmente?
Últimamente siento que ya no soy sólo yo quien cuento, que cualquier decisión que tome no sólo afectará mi vida, debo acostumbrarme a pensar no sólo en lo que yo quiero porque mi futuro ya no sólo me pertenece a mí. 
Siento que he perdido tranquilidad y despreocupación, así también como el sueño profundo del tipo comatoso.
Prefiero la tormenta al reposo, ya he pasado demasiado tiempo en reposo. Si nunca más vuelvo a dormir como antes a cambio de saberme parte de un hermoso proyecto de vida, que así sea.
Hay una parte de mí que está lejos y a la vez tan cerca, por la que temo, por la que me preocupa su bienestar, por la que siempre pienso en cómo estará. Nunca pensé tener mi propio talón de Aquiles, siempre he temido tener uno.
Hay una parte de mí, fuera de mí, que me hace vulnerable al sufrimiento de la vida en carne viva.
A pesar de todo, siento que estoy preparada para afrontar lo que pueda venir, para resistir todo el peso de la vida real. Eso creo.  
He sido una protegida toda mi vida, pero si por esa protección debo pagar con una vida solitaria a perpetuidad, no gracias, paso.
Quiero ser libre, quiero sentir lo que siento libre y voluntariamente, y si para eso debo enfrentar los embates de la Vida, bueno, aquí la espero. Que la Vida se vaya con cuidado contra mí, porque ya no sólo seré yo. 









viernes, 8 de octubre de 2010

Regla de oro.

Soy una convencida que con paciencia, calma y una sonrisa se consiguen muchas más cosas que alterada y con cara de Jack el destripador, si es que tenía una cara real y no fue más que un mito. En fin.
Si no me altero, sigo la corriente, camino los pasos necesarios para llegar hacia donde tengo que ir, pero sin apresurarme, llegaré igual, tarde o temprano y en el trayecto de seguro me perderé menos detalles y será el viaje más provechoso, habré tenido tiempo, de seguro, para aprender algunas cosas, para haber gozado de algunos detalles, que de otro modo sólo habría pasado por alto.
No se trata tampoco de dejarse pasar a llevar o permitir alguna clase de abuso de poder, y perder el tiempo sólo porque a otro se le ocurre no hacer bien su trabajo. Eso, no.
También es cierto, que "guagua que no llora, no mama". Ser calmada es una cosa, pajarona es otra.
Me refiero a que con buenos modos se consiguen muchas más y mejores cosas en la vida que andar echando la caballería encima de modo prepotente.
Sin alterarse se llega más lejos, en todo sentido. El corazón no se acelera, no sube la presión, no se altera la armonía necesaria para el bienestar general, no hay desgaste biológico por stress y si se sonríe, más encima se gana toda una explosión de enzimas y hormonas beneficiosas para la salud.
Si eso es parecer no tener sangre, bueno, tal vez tengo sangre de horchata.
He aprendido a no alterarme por tonterías.
Me tomó tiempo, no fue un cambio de la noche a la mañana. Fue un proceso.
Igual que aprendí a no ser ansiosa e impulsiva, sin perder la expontaneidad.
A mis años no tendría sentido ser igual de tonta que a los 10 años.  La vida no debe pasar en vano.
Eso debería ser una regla de oro.

jueves, 7 de octubre de 2010

Palabras de Amor.






A menudo me pregunto si lo mejor de vivir una relación entre dos personas que sienten quererse mucho, sin contar lo bien que se siente emocional y anímicamente, es el modo de tratarse. 
Esas palabrillas que suben el ego, que estimulan un poco la sana vanidad, si es que eso es posible, y que hacen acercar más amigablemente la cara al espejo por la mañana, son tan exquisitas de oír, hacen sentir tan bien, más que el mejor chocolate del mundo.
Ese trato cómplice de familiaridad es un poco adictivo. 
Antes me reía de las parejas que oía tratarse de modo que me parecía casi absurdo pero que ahora comprendo.
Son códigos internos que hacen referencia a asuntos personales y privados, que entienden sólo los involucrados.
Las palabras de amor son a mi parecer la mejor expresión de cariño que se puede dar a saber cuando las circunstancias no permiten otro modo de hacer entender cuánta es la profundidad y la dimensión de nuestros sentimientos por el otro.  
Cuando no se puede cocinar, no se puede acariciar, cuando es imposible cuidar o atender de otro modo a quien se quiere bien.  
De qué otro modo se dice que se quiere cuando el único canal de comunicación es el audible y el visual?
Qué queda a parte de los gestos y las palabras? Sólo más palabras.
Las palabras de amor, aunque suenen cursis, qué se le puede hacer, el amor es cursi.
Todo el mundo que se enamora de verdad siente igual, creo yo. Eso lo hace ser cliché, y es cursi porque de cierto modo cae en los lugares comunes, pero que dicen verdad, tal vez porque el amor es uno sólo y universal, todo quien lo lleve en el corazón de seguro tiene las mismas ideas, pensamientos y repite las mismas palabras  generación tras generación.
Cuántas veces, a todo lo largo y ancho del mundo, en un día, durante un mismo segundo, en cuántos idiomas, distintas personas dicen: "te amo", al unísono?
Las palabras se hacen costumbre, y de cierto modo acrecentan los sentimientos en una suerte de retroalimentación.  De parejas que se tratan con cariño entre sí, apostaría que se llevan mejor que las que se tratan sólo por el nombre o por cierto apodos burlones. Seguro, algún psiquiatra neurolingüísta estaría de acuerdo con esta apuesta.
Mucho de cómo usamos el lenguaje consciente o inconscientemente influye en nuestra calidad de vida, eso está comprobado.
En chileno, así como hay mil formas de insultar, creo que no hay tantas maneras de decirnos cosas bonitas.
Piropos al infinito, de la mano de un ingenio sin límite, pero palabras que expresen cariño, amor entre una pareja, siento que es más pobre.
Será que el chileno es poco demostrativo verbalmente?
No digo que no sea cariñoso, sólo digo que es corto de ingenio al momento de tratarse con amor en pareja.  Lo más común que se oye siempre y que cae en la caricatura, es -gordo, gorda, chanchi,- y mil variables de lo mismo que hacen alusión a una condición física poco saludable. Ahora, de qué viene eso?
Pienso que mucho tiene que ver con lo mismo. 
El chileno expresa su cariño haciendo de comer, y dando de comer al resto. No hay reunión social que no sea en torno a una mesa servida con cosas para comer, sea un banquete de mantel largo, una once franciscana, o la mesa de centro del living llena de platitos con cosas para picar.
De cierto modo, la gente más querida o amada es gorda pero no necesariamente es al revés, que los gordos sean los más queridos.
Que tontera.
Cuando uno ama bien, de verdad, cuida, y si cuida, alimenta sanamente a los que quiere para que sean personas saludables y estén y se sientan bien para disfrutar de y con ellas de la vida por mucho más tiempo.
Qué tiene más lógica?

Motor fuera de borda.

A veces las lecciones de vida, de aquellas de antología, de esas que le bajan el moño a cualquiera, provienen desde las partes más insólitas, o de quién menos se espera, y que si se es sólo la mitad de inteligente de lo normal, se aprenden para jamás olvidarlas.
El destino y sus vericuetos son insondables tal como los misterios de la vida que nunca dejan de sorprenderme.  
 De algún modo me parece como si Dios tuviese un dramaturgo que le escribe el guión  para esta larga y a veces tan breve tragicomedia que es la  vida.  Me imagino a  aquel guionista como un payaso retirado con mucho sentido del humor pero amargado, con  ciertos rasgos psicóticos de  bipolaridad, pues se le pasa la mano muchas veces y parece ser sólo un cabrón retorcido y en extremo sádico.
Me cuesta imaginar a un dulce anciano de larga barba blanca que apoya sus cansados pasos sobre un cayado. Tampoco veo a un Dios con cara de trueno y mirada de fuego.
Me inclino más por la imagen hippyola de un flaco alto, de barba y pelos largos, vestido de túnica color crudo, de mirada tierna y sonrisa tan linda como sus ojos que al mirarlos hacen sentir que todo estará bien si confías en que todo saldrá bien. 
Supongo que haber vivido EJE en plena adolescencia me marcó. En fin. A lo que iba.
La vida, Dios, o quien quiera que sea que se llame eso que hace que las cosas ocurran por sí solas, fuera de todo nuestro control o influencia, a veces nos pone personas en el camino para ayudarnos a impulsar toda la pesada maquinaria que implica echar a andar nuestra propia vida, como motores fuera de borda con todos los HP que se requiera para sacar adelante ese trasero pesado que a veces cuesta sacar a flote.
Como lo veo, toda la estrategia radica en tener un claro objetivo con un buen incentivo al lado apoyando sin rendirse algo parecido a un personal trainner, que aliente mientras se va nadando contra la corriente, que jamás pare de gritar: -¡vamos, tú puedes, adelante!, Sé que eres capaz, vamos, fuerza, queda lo menos, un poco más y ya llegas. La meta está a sólo un par de metros, ya no queda nada, vamos, luego descansarás, ahora nada, vamos, con fuerza, usa tus brazos como remos!!!!-
Y por no defraudar la confianza de aquel entrenador se es capaz de llegar a la meta antes del tiempo estimado, incluso rompiendo el último record.
Sé que todo tiene su dificultad y que éste varía en grados, sólo es que a veces me gustaría sólo cerrar los ojos e imaginar lo que quiero y que al abrirlos, esté todo ahí, tal como lo he visto detrás de mis párpados.
De algún modo intuyo que soy más capaz de lo que pienso que soy y que de puro miedo yo misma me he puesto límites, porque temo no tener límites. Tiene eso sentido?
Pero que mi Flaco amigo me haya hecho encontrar al objetivo que necesitaba para fijar mi norte o aquella meta que necesito cruzar para hacer de mi vida un proyecto útil que valga la pena es algo que reconozco y que le agradezco en el alma.
Ahora, cuál es el proyecto, qué trascendencia puede llegar a tener, no lo sé. Es decir, qué tanta importancia puede tener como para que el propio Flaco, se tome la molestia de marcarme el derrotero como con destacador?
De otro modo aún seguiría flotando como una boya en medio del océano, o como un botella mensajera a la deriva. Pensarme como una náufraga del destino, no lo sé, tal vez.
Pero sólo sé que mientras tenga frente a mí aquella dulce luz en mis ojos, la seguiré, no me rendiré tan fácil.
Es mi vida la que tengo al frente y quiero vivirla tal como la sueño. Y del sueño al hecho hay sólo un trecho.

martes, 5 de octubre de 2010

Licencia de conducir.

Era un mero trámite.
El examen para renovar la licencia de conducir es un chiste. Si lo paso yo, me explico muy bien por qué hay tantos accidentes, muertos y heridos por la vida que se sacan la cresta en la vía pública.
Concepción es una ciudad grande, importante a nivel nacional, pero debe ser que el problema es a nivel país.
De cierto modo somos tan de pacotilla como los vecinos restantes a los que menos preciamos sólo por tener el ascendente indio más notoriamente impregnado en la sangre y en los rasgos.
Y nos creemos desarrollados. Ja! Mis polainas!
El psicotécnico es pan remojado, no discrimina para nada entre un bestia inconsciente arroya perritos en la ruta, de alguien que sí respeta las normas, o de quién a penas sabe la dirección del tránsito por las calles de la ciudad.
Cada loco que hay detrás de un volante, descriteriados son lo que más abundan por las calles de doble vía, para qué llamarlas autopistas, esas "obras de ingenería" proyectadas por los mismos que fabrican laberintos para ratas de laboratorio o que diseñan hormigueros para entomólogos.  Dos vías para vehículos pequeños al lado de dos de uso exclusivo para la locomoción colectiva que luego, en cierto tramo, se convierten en un tramposo cuello de botella, al desaparecer dos de las cuatro vías anteriores.
En qué cabeza cabe?
Y el que sabe, sabe, porque la señalética brilla por su ausencia.
Igual con los "eventos", prefieren tapizar la orilla del camino con letreritos naranjas con pedestal de madera que cuando hay viento muy fuerte se tumban fácilmente y que si no es por alguien considerado o con un poco más de dos dedos de frente, es apuntalado con toscas de escombros, a menudo picados del mismo pavimento, advirtiendo del pésimo estado de la vía, resaltando unos verdaderos cráteres lunares que si se cae en  ellos inadvertidamente con velocidad se jode la homosinética del tren delantero así, de una.
Las calles del "Gran Concepción", estaban malas antes del terremoto, después quedaron peor, a eso se le debe sumar dos puentes cortados, de tres, bueno, dos, porque ya había uno cerrado de antes que acabó  derrumbándose como una seguidilla de piezas de dominó, y calles cortadas por orden municipal ante el inminente riesgo de colapso de algunos edificios de considerable altura que amenazan con desplomarse y arrasar con todo a su paso varias cuadras a la redonda.
Antes del terremoto,  se podía saber con cierta precisión las horas convenientes para transitar libremente evitando las horas de mayor congestión vehicular. Pero después del terremoto, hay taco a todas horas, y en cualquier lugar. Entre los cortes por reparaciones del pavimento que sólo son de lunes a viernes y en horario de oficina, y a eso se le debe sumar que pareciera ser que salió gente que en su vida había salido de sus casas y tomó el auto sin mucha práctica. Sin considerar que el parque automotriz subió, no tengo la cifra, pero andan más autos que antes, la invasión la impusieron los citycar de origen chino, rendidores, full tecnología y baratos.
El otro chiste es la restricción de  cuatro dígitos, ja!
Definitivamente, andar en auto por Concepción, últimamente, apesta.
Suerte que es una ciudad hecha a escala humana, es decir, es recorrible a pié, las distancias no son tantas, se puede llegar de un extremo a otro de la ciudad sólo caminado, y dependiendo de la velocidad del tranco se puede llegar a tiempo a cualquier parte.
Y yo, la idiota, renovando la licencia de conducir, cuando a mí me gusta caminar.
Supongo que la finalidad de tener licencia, va por otro lado.
Pero si sólo dependiera de mí, tal como por el momento se ven las cosas en la ciudad, ni siquiera se me habría ocurrido renovar la licencia que saqué por primera vez a los 19 años y que desde entonces sólo he renovado dos veces más.
En la Municipalidad, el encargado de los papeles me felicita por tener una hoja de antecedentes impecable, cero multas, sin darse cuenta que estaba vencida desde febrero de este año, sólo pensé para mis adentros: -claro, y tengo uno, por presunción de manejo con los documentos vencidos, y a demás para que me saquen un parte primero necesito ir manejando, cosa que no hago nunca, pero si lo digo capaz que me exijan revaluarme en el examen práctico y ahí, sin práctica previa, me rajan-.
Evidentemente, sólo sonreí agradecida, sin decir nada.

La voz de la cordura.

Lo sé, lo sé.
Visto desde afuera puede llegar a parecer absurdo. Incluso hasta decir "parecer", es cuestionable.
Bueno, es razonable. Visto fríamente, desde el mundo exterior, sin conocer los detalles, es comprensible.
A mí, si alguien me cuenta someramente una historia, la mitad apenas de lo que ha sido mi historia amorosa personal hasta ahora, así a grosso modo, y solamente algo de sus planes, sin demasiados detalles, también lo encontraría descabellado.
Pero a veces es bueno intercambiar puntos de vista, así se hace más fácil ver las falencias que por estar demasiado encima no se logran ver y que es bueno pulir para que todo resulte perfecto, "mágico  ideal" tal como dice una canción de Joe Vasconcellos.
Tener un Pepe Grillo, o un abogado del diablo, alguien que sea la voz de la cordura y que me haga aterrizar el plan de vuelo, siempre será bienvenido.
Toda opinión es válida. Yo escucho, analizo y concluyo. Lo que decida es asunto mío.
Entiendo que la preocupación por mi bienestar es genuina. Si fuera al revés, probablemente le diría lo mismo.
Entiendo como trabaja esa cabeza numérica, acostumbrada a ver la consecuencia en los hechos, a como los eventos van encadenados entre acciones y reacciones, a sacar conclusiones racionales bastante acertadas por lo demás.
Es una mente organizativa altamente eficiente, que respeto mucho. Y está bien, puedo resistir una evaluación.
Es como cuando tenía que presentar un examen oral, si estaba segura de lo que sabía, ni siquiera sentía nervios. Respondía a todas las preguntas con cierto aplomo que ni yo me explicaba de dónde lo sacaba  en el momento que más necesitaba no vacilar para darle una respuesta a un trío de profesoras con cara de -a ver si sabes? Si no lo supiste durante el año, ahora no te vas a salvar.-   Mi satisfacción era máxima al verle cambiar la expresión de sus rostros, de sorpresa mezclada con algo de admiración: -Bueno, y en qué estabas, ves que puedes, por qué no estudiaste más durante el año?-
Es un poco lo mismo ahora.
Puede poner mi vida en tela de juicio todo lo que quiera, puedo dejarme cuestionar sin complejos. Sé las respuestas, estoy segura que tengo la razón correcta de mi lado y que mi plan de vuelo es mucho más aterrizado de lo que parece.
Tenemos que tener tiempo para conversar, contarle todo desde un principio, de otro modo siempre creerá que estoy loca.
Es buen amigo, y yo lo entiendo. Me da risa.
Pero comprendo, cualquiera pensaría lo mismo sin conocer los detalles de como las cosas se fueron dando desde un principio.
Ahora, si sigue pensando que estoy loca, luego de darme el tiempo de explicarle con lujo de detalles, ahí si que ya no sé. Igual, es mi primo, no puedo enojarme con él. Es buena persona, racional, demasiado tal vez. Pero es por mi bien, eso también lo sé. Y es bueno poder contar con personas así, que digan lo que piensan y en una de esas me ayuda a encender alguna ampolletita que por ahí pudiese estar media suelta y así puedo ver con mayor claridad a dónde está la falla.Porque si el postulado es "nada es perfecto", esto debe tener alguna fuga por alguna parte. Ojalá sea capaz de detectarla antes que ya sea demasiado tarde para que sí pueda ser perfecto.

domingo, 3 de octubre de 2010

Almas gemelas.

Las teorías físicas que explican los grandes paradigmas, que intentan dar respuestas lógicas a todo lo que se ve, pero que no es necesariamente todo lo que existe.
Qué teoría podría responder satisfactoriamente a la posible existencia de las almas gemelas?
Sí, almas gemelas. Puede ser cursi,un sofisma descabellado, hasta un soberano grupo, "pero de que las hay, Garay, las hay". Deben ser, deben existir o de lo contrario, cómo de otro modo se entendería tal cantidad de aciertos y coincidencias en gustos, en ideas, en planteamientos, en filosofía y políticas de vida, en que, es y soy, y así sentimos, que somos, el y la, por quienes hemos estado esperando durante todas nuestras vidas.
Dicho de otro modo, él ha esperado por mí y yo por él. Ambos hemos tenido ciertos constructos mentales referenciales por los que hemos aquilatado al mundo, y de algún modo u otro, nuestras vidas nos han traído hasta este punto medio en que nos hemos reunido.
Del modo como se dieron las cosas, da para pensar que esto va más allá de nosotros. 
A veces cuando leo alguna historia de un personaje importante o una hagiografía, puedo ver cómo es que el destino opera.
Hoy recordé una historia. A ver si la puedo resumir.
Un campesino escocés muy humilde que tenía muchos hijos, un día salvó la vida del hijo de un poderoso señor de la región. El poderoso señor en gratitud le ofreció al campesino educar a uno de sus hijos, al más aventajado. El campesino aceptó y envió a uno que se llamaba Alexander y que era más o menos de la misma edad del hijo rescatado del poderoso señor. Ambos se hicieron grandes amigos en el internado donde estudiaron juntos hasta que Alexander entró a la Universidad a estudiar Medicina.
Luego de unos pocos años, el hijo del poderoso señor, cuando estaba a punto de casarse contrajo una grave y peligrosa enfermedad. Mandaron a llamar a Alexander, por esos años, ya era todo un eminente médico.
Alexander, ante el apremio por salvar la vida de su amigo, probó en él un medicamento en el que había estado trabajando, que posteriormente sería conocido como Penicilina.  El medicamento hizo efecto, y su amigo se recuperó.
El joven médico era Alexander Fleming, y su amigo, quien finalmente pudo casarse y convertirse en el padre de un robusto niño llamado Winston Churchill.
Es el destino, o no?
Por qué las cosas se dan de un modo y no de otro?
O del modo como se den, cambiaría en algo los resultados, si los resultados ya están de algún modo pactados?
Hay un hecho que siempre que lo pienso llego a la misma conclusión. El destino, de alguna manera ya está escrito. Y es un  hecho bíblico, a mí parecer, el que mejor ilustra a este respecto.
Cuando Judas traiciona a Jesús. Jesús sabía que sería Judas quien lo traicionaría, lo supo en la oración que tuvo en el monte de los olivos, antes de la última cena con el resto de los apóstoles.  Cómo pudo saberlo antes de que ocurriera? No se supone que existe el libre adbedrío? Lo que nos haría impredecibles en esencia. Lo que invalidaría cualquier intento de adivinación del futuro o acto de videncia, de razonamiento lógico o lo que sirva para adelantarse a los acontecimientos.
Claro, se puede decir que Jesús tenía el Espíritu Santo que lo iluminaba, puede ser, pero cómo supo que sería Judas, o que sería traicionado? Si no hubiese sido por Judas, no habría semana santa, así tal cual la conocemos, ni via crucis, pascua de resurrección, ni nada.
Bueno, el punto está en que Judas estaba condenado a ser él quien echara a correr la primera bolita para desencadenar toda la tremenda historia, así, toda, entera, magna, lo suficiente para trascender en el espacio y el tiempo y que hasta hoy se conoce y respeta. Estaba, hasta de cierto modo predestinado, lo que indica que el destino sí es real.
Y si es real, y tiene injerencia en nuestras vidas, me pregunto, si está por mi bien o por mi desgracia?
Quiero creer que es por mi bien.  Deseo que así sea.
Tengo fe en que todo resultará por mi bien, no puede ser de otro modo.
Tiene que ser mi alma gemela.

Ataque de angustia.

Será posible que en la vida real se den esas cosas que sólo se ven en las teleseries o en las películas?
Tal como en esas escenas en que alguien a la distancia le ocurre una desgracia y la madre, la enamorada o alguien afectivamente cercano somatiza o siente algo que le hace pensar que aquel ser le ha pasado algo malo.
Puede ocurrir de verdad? 
No lo sé. Es extraño. Quién sabe? Puede ser, por qué no?
Que sea parte de la ficción no quiere decir que no sea posible en la realidad.
Después de todo el realismo mágico tiene algo de real, en términos de García Márquez.
Me ocurrió hoy algo muy extraño. 
Estaba en la cocina preparando el almuerzo, y de pronto siento que me sobreviene una extraña sensación como de angustia y sentí ganas de llorar, así de pronto sin mayor justificación, al mismo tiempo que me recorrió un denso escalo frío por la espalda, desde la nuca hasta los pies. Sentí un frío intenso como en la sangre, y en el pecho como un forado, una especie de vórtice que me dejó por algunos instantes una sensación de vacío inmenso. Fue una sensación muy loca. Quedé muy intranquila, el resto del día sentí una incertidumbre que me puso de mal humor.
Sentí que algo no andaba bien y que no estaba en mis manos solucionarlo. Sentí impotencia, rabia, todo junto por tener que estar acá y no allá. Porque todo me llamaba, sentía que mi presencia era requerida en otra parte y no podía salir de donde estaba. Hay algo más frústrante que eso? 
Cerraba los ojos y no lograba calmarme. Si hubiese podido gritar y no dar explicaciones, lo habría hecho.
Luego entendí por qué. Supongo que sería por eso.
Hoy no fue un buen día para alguien que sí me importa mucho y que siento querer con el alma.
No sé, sin saber qué, lo presentí?
Me imagino que sería por eso, de otro modo no me explico qué pudo ser porque a mí ese tipo de cosas jamás me han sucedido. 
Que yo me angustie, creo que es la primera vez. Ahora, cómo lo reconocí? Yo sólo supongo que fue uno de esos ataques de angustia. Intuyo que así se deben sentir cuando sobrevienen. Es como cuando jamás se ha sentido un dolor de muelas, entonces cómo saber que duele una cuando duele una; O, cómo saber que se está enamorada si jamás se ha estado, antes? Cae en esa categoría, supongo.
Pero, será posible que el nivel de conexión ya sea tan fuerte como para llegar a somatizar a tal grado?
Cómo es posible?
Será a caso una señal? 
Esta unión debe estar hecha en el cielo, de otro modo no me lo explico.

viernes, 1 de octubre de 2010

La paciencia de Dios.

El martes tengo que presentar un examen. 
Será el primer paso para comenzar a reconquistar  mi libertad perdida, para lograr mi soñada independencia.
Por fin encuentro un motivo que tenga peso en méritos suficientes para hacer el  esfuerzo que toda esa mega empresa requiere.
Supongo que he postergado mi propia vida porque no le hallaba mucho sentido a la vida, así como soplada en el vacío, sin mayor proyecto que incluyera algo medianamente trascendente, algo medianamente tangible a corto y mediano plazo.
Tenía proyectos pero de pronto todo desapareció, porque sólo estaban en mi cabeza, nunca alcanzaron siquiera a salir de mí. Un día desperté y mi castillo de naipes yacía desparramado en el suelo y ya no había nada que hacer. Un sueño que se llevó el viento, y con él parte de mi vida.
Me sentí abandonada a mi suerte, y perdí el interés por seguir con mi vida. De algún modo me dejé sepultar por el tiempo y en venganza, una estúpida venganza, abandoné también la vida.
De algún modo, en mi fuero más profundo siempre esperé por un ángel del cielo, un milagro, sólo para probar la paciencia de Dios conmigo, a ver qué tanto me quería.
Pero como se trata de Él, nada puede ser tan simple. Y de otro modo sería muy fácil.
Los buenos padres no le dan todo molido, masticado a sus hijos cuando saben que estos tienen buena dentadura, más bien le enseñan a seguir las huellas de la presa que deberán cazar si se quieren alimentar.
O algo así.
Siento como que me está mostrando el camino correcto a seguir, y que con todo el tiempo libre que ya he tenido para entender más o menos de qué se trata la vida, el resto depende de mí, de no echarlo a perder.
A veces tengo la sensación que soy una especie de recién nacida, que mi verdadera vida está recién comenzando, hasta olvido, de pronto ni siquiera se me ocurre qué contar de mí, es como que toda mi vida anterior carece de importancia comparada con la que veo ahora en mi futuro.
Los arraigos a los que me creí atada siempre, la verdad ahora, ya no me parecen importantes.
Me siento lista para elevar anclas y hacerme a la mar, iniciar mi propia travesía surcando los mares, enfrentando lo que venga, segura que lograré arribar al punto de reunión con el resto de mi vida.