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sábado, 29 de enero de 2011

A, B o C.

A veces la cercanía de la posibilidad de que los sueños más anhelados se hagan realidad, aterra. 
O mejor aún, la cercanía con que esos sueños más anhelados puedan ser un completo desastre si  llegasen a ser realidad, aterra. Realmente, sí.
Quiero, no siento cobardía. Quiero que se hagan realidad, pero no sé qué pueda suceder de todo eso.
No siento miedo, ni terror, pero sí tengo aprehensiones. Es que no me siento capaz de proyectarme con tanta anticipación. Temo a sufrir una derrota anunciada en signos que no he sido capaz de ver. Temo a ilusionarme tanto y a sufrir lo indecible después si por A, B o C motivos no resultara.
Es en estos casos que desearía tener una bolita de cristal y poder anticiparme a ver el futuro para tener las ideas claras, saber qué decisiones tomar para irme a la segura y no fracasar en el intento por ser feliz o por  ser ilusamente feliz.
Es en estos momentos en que todas las teorías sobre la Vida, no siento que me sirvan de algo.
Ni aún el mejor de los consejos, podrían sosegar mi espíritu,  iluminar mis pensamientos, calmar a mi corazón agitado por la insoportable espera.
No puedo casi esperar el tiempo que haga falta, pero por otra parte quisiera que se postergara un poco más. No me siento preparada, no aún. Pero qué espero, qué estoy esperando. Que pase aún más el tiempo hasta que todo se extinga en su propia falta de oxigeno?
Temo a los motivos, el abecedario tiene demasiadas más letras.

jueves, 13 de enero de 2011

Mi perro.

Hace mucho tiempo atrás que no me pasaba un rato largo con atención casi exclusiva a mi perro. Ya no recordaba la buena onda y confianza que nos tenemos. Es muy genial tener un vínculo de tanto cariño y de obediente libertad con un animalote como mi perro. Es precioso y brillante.
Lo llevamos a la playa porque de otro modo es imposible bañarlo en la casa. No se deja, no hay caso de convencerlo. A la voz de "Ya, a bañarse!", parte con la cola entre las piernas a fondearse a su casa y de ahí nadie lo saca ni con la promesa de "postre".  Es perro pero no tonto.
Como nunca lo habíamos subido al auto nuevo, tenía miedo. Quién sabe qué ideas se le pasaron por su cabeza de perro, tal vez creyó que lo íbamos a llevar al veterinario, cosa que teme y detesta, tanto como bañarse con agua tibia y shampoo mata bichos.
Lo tomé fuerte, usando un tono de voz firme y seguro:- Ya, súbete. Y entre los dos con mi papá, lo agarramos sin vacilar por la cabeza y  por el trasero, y de una lo subimos al portamaletas que es como una cabina más. Al bajar las ventanillas de las puertas traseras le llegaba todo el viento en la cara, tal como le ha gustado siempre, sólo que esta vez no podía asomarse como lo hacía antes cuando se iba conmigo en el asiento trasero aplastándome la cara contra el respaldo y la ventana, cargándome las piernas con sus fáciles 38 kilos de perruna humanidad.
Cuando llegamos a la playa se bajó, lo primero que hizo fue marcar territorio, e inspeccionar los alrededores. 
Mi perro goza de libertad de movimiento porque sé que  obedecerá el tono de mi voz. 
Es un hecho comprobable que entiende perfectamente bien lo que le digo y también lo que le quiero decir. Sí, lee entre líneas. 
Mi mayor temor era que se fuera hacia la carretera que pasa muy cerca, por arriba de la playa.
Después que se había mojado todo lo que quiso, a su modo me pidió que lo secara, refregando su cuerpo contra mis pantalones. Lo froté con su toalla mientras emitía sonidos guturales placenteros, asumo, porque me ponía el lomo para que no me detuviera y pone el lado por el que quiere que le seque.
Después nos fuimos a caminar por la playa, pero advirtiéndole que no se fuera para el camino ni para el mar que ya estaba casi seco. -Derechito. Y de vez en cuando miraba hacia tras para ver si le indicaba otra cosa. Porque sabe que él aunque camine adelante no dirige la marcha.
LLegamos hasta cierto punto y me detengo: -Ya, hasta aquí no más, nos vamos. Ven, vamos.
Y se devuelve, queda atrás por algunos metros y luego me pasa o camina un tramo a mi lado y luego se adelanta pero siempre pendiente de mí. 
Cuando lo llamo a la distancia, en vez de gritarle, lo llamo haciendo sonar las palmas, o palmoteándome una pierna, uso mucho las manos para hacerle señas que él entiende, un chasquido de dedos y mi índice derecho tienen tanto poder como el  mejor de los silvatos.
La arena estaba un poco caliente y se quemaba una poco la guata y las patas, no podía quedarse mucho rato echado en la misma postura, se notaba incómodo. Le extendí su toalla en la arena y le dije: -Ven, échate, aquí, a la vez que le indicaba con precisión la toalla estirada a mi lado. Entendió que era para él y se echó cual divo sobre su toalla.
Es que nos entendemos muy bien. Él sabe que lo cuido, que lo protejo, que lo quiero mucho, sabe que es mi perro, y también sabe que si le pido que me obedezca es por su bien.
Es un perro inteligente.
Lo que me dio más risa    fue que cuando nos decidimos ir y le abrí la puerta trasera del porta maletas se subió de un salto sin que le alcanzara a decir: -sube.
Hoy fue un buen día. Mi perro se sintió feliz y yo me sentí feliz por él.

viernes, 7 de enero de 2011

Juguete.

Sé que no es bueno tomar decisiones en caliente, con el volcán con la lava revuelta, hirviendo,sólo queriendo  salir a la superficie arrasando con todo a su paso.
En este momento, no me importa. Me importa un comino lo que pueda pasar, lo que pueda sentir.
Tengo dentro de la cabeza un revoltijo de ideas, de sentimientos.
Quisiera que todo fuera diferente, que fuera diferente.
Duele, me duele en el centro del pecho.
Siento que no es justo.
Tantos cuidados y respeto a dónde me han llevado?
Tanta delicadeza, por no interrumpir en su tiempo, por no intervenir en su ritmo.
Soy libre y respeto la libertad de los demás, siempre. Respeto los tiempos y ritmos de los demás, así como me gusta que respeten los míos. 
He puesto lo mejor de mí en bandeja, he sido comprensiva al máximo. 
Sé que soy especial, que no soy una mujer común y corriente, sé que tengo contenido porque me conozco bien, y eso es una gran ventaja. Pero no es suficiente, lo sé.
Nunca es suficiente.
Si va a acabar que así sea. Es preferible que sea ahora, y no más tarde.
No es una cuestión de orgullo. Extrañamente en esto no ha habido orgullo, de ese orgullo mal entendido, mala clase, vengativo y mal intencionado, no, de ese no, al menos, no de mi parte.
Simplemente mantengo izada a tope y flameando mi bandera de DIGNIDAD, la que tal como una bandera  chilena jamás será arriada de su pabellón.
Siento que no merezco ser tratada con tanto abandono.
Como he sido, lo mínimo que espero es un simple mensaje. Y ni siquiera eso.
Soy tonta, espero peras del olmo. Espero delicadezas, espero detalles, espero un poquito más de atención a los detalles.  Y olvido, que el hombre perfecto no existe.
Es mucho pedir?
Siendo como he sido.
No, lo siento. Esto se acaba aquí.  Me duele, pero ya pasará.
Si puedo elegir, para qué  escogería a alguien que con su comportamiento me demuestra que todo lo que me dice no es verdad. No le importo, y definitivamente todo lo demás son solo palabras, muy bonitas para escribir un libro de amor, quizás, pero que en la vida real no son suficientes si no van de la mano con hecho simples como demostrar un poquito de preocupación, hacer el esfuerzo por estar ahí.
Me siento igual a como deben sentir los juguetes que son dejados de lado cuando ya no son nuevos.
Qué me quedan.
Sonará cliché, pero sólo una pila de sueños hecho añicos.
Necesitaba tener la cabeza despejada para concentrarme en lo que debo, y no puedo, no con el volumen de pensamientos que se me agolpan en este momento.
Como decía Nietzsche: -A veces hasta el peor de los  insultos resulta menos hiriente que el silencio.-  O algo así. Y es verdad, en este momento siento que su silencio me duele como desprecio.

jueves, 6 de enero de 2011

Horóscopos.

Por curiosidad más que por otra cosa, porque de todos modos no creo, básicamente porque me parece completamente ilógico que una predicción general, lo que escribe alguien que dice interpretar los signos del Universo, asegure que lo que dice vaya a ocurrir realmente. 
Por eso digo que fue más por curiosidad que ayer eché un vistazo a lo que podría llegar a ocurrir este año, según una brujilda que encontré en la Red.
No creo. Pero a pesar de todo lo que leí me dejó un cierto sabor a amargo.
En mi horóscopo personal para el 2011, todo bien, pero una parte me supo a Puaj!!!. 
Es una posibilidad, una maldita idea que siempre me ronda, a la que no quiero hacerle caso, no quiero darle crédito sólo para no darle siquiera la oportunidad de empollar, porque siento que si sólo la menciono le estoy dando alas para que vaya germinando, porque las ideas, malas o buenas, parecieran ser así, basta con decirlas para que cobren vida y fuerza. 
Esas malditas ideas condicionales de "Y si... .   Qué harías?"
Por el momento no pasa de ser  un fantasma, aún sin cuerpo, pero que por el vació que queda entre medio es  muy probable que zás!,  de pronto de la nada aparezca la dueña de esa sombra y se cuele en el medio.
Y lo peor es que no me siento en la mejor posición para combartirla. 
Nunca estoy en posición, maldita sea!!!!
Siempre pierdo o me dejo perder, no lo sé.
Tal vez porque he evaluado que el esfuerzo requerido, no tiene sentido, porque el botín o recompensa no vale tanto la pena.
Pero y en este caso? Si llegara a suceder algo parecido?
El botín de guerra, soy yo misma. Esta vez se trata de mi vida. La dejaré pasar? La dejaré ir tan fácil?
Como dije, es absurdo que alguien se arrogue el poder de ver el futuro, descifrando o interpretando los astros, y que luego crea que en seis mil millones de habitantes a todos los que comparten un mismo signo zodiacal tengan más o menos un mismo destino. Es ridículo, o no?
Horóscopos o fraudes?

miércoles, 5 de enero de 2011

Ansiedad mental.

Generalmente el árbol de Navidad se desarma después del seis de enero, día que en otras latitudes se celebra la llegada de los Reyes Magos y es la noche en que se entregan y se intercambian los regalos. Es toda una festividad, que equivale a nuestra Noche Buena, con cena y presentes.
Pero mi humor no andaba del todo bien, y no me importó. 
Necesitaba tomar algo de aire y decidí salir a sacarle los adornos al pinito azul del antejardín. 
Corría un vientecillo tibio, muy agradable.   El sol aún alto, luego de las seis de la tarde, ya no picaba, pero estoy segura que igual estaba, aún a esa hora, la radiación un poco alta porque igual pegaba fuerte. Del sombrero, de pronto me veo que me cuelga una arañita, la tomé y la reventé con la yema de los dedos. Si se hubiese quedado entre las ramas del árbol, ahí habría seguido. Pero era una araña y en mi sombrero. Lo siento, fue en defensa propia preventiva.
Usualmente, cuando veo bichos en su medio natural que pasan lejitos de mí, no los interrumpo, dejo que sigan su camino, pero si traspasan la frontera y entran al territorio de mi persona, lo siento. No soy conservacionista, menos si se meten casi por mis ojos.
El rato que estuve a fuera sirvió para que se me despejara un poco la pesadez de cabeza que sentía.
Me gusta el verano, me siento más libre. Pero ahora, con esto de la tesis contra el tiempo, siento que cualquier otra que quiera hacer, no es más que una pérdida de tiempo, una suerte de traición a mis planes.
Ahora, escribo, otra cosa, porque necesitaba dejar de pensar por un momento en lo que tengo que escribir aún.
Se me vienen todas las ideas como de golpe y me confundo.  Y la confusión me desespera porque mientras trato de ordenar las ideas, temo que se me olvide más de la mitad, y entre ellas, alguna más o menos genial que salve todo el esquema. Sufro de ansiedad mental. 
Suerte que no me da por comer, jjajjajajaa!!!
Pero igual es trágico porque paro de pensar, entonces ahí me vine el bajón, porque qué más hago si no pienso, si no escribo.   No siento ganas de descansar, porque si descanso, temo que se me enfríe el entusiasmo, se me puede apagar la mecha del cañón, se me echa la yegua y después no hay quien la vuelva a parar. Siento que mi cabeza es una máquina que está trabajando turnos extras para sacar la producción contra reloj.
Qué horror, descansando sin descansar, pero al mismo tiempo, como no pienso en lo que tengo que pensar, igual descanso. Es casi como cuando ya no quieres seguir comiendo porque sientes que ya no te cabe más, sin embargo si te ofrecen postre, aceptas, porque no importa lo satisfecho(a) que te sientas, siempre queda espacio para el postre.
La cuestión es terminar pronto esta cuestión y sentirme liberada. Tal como cuando daba el último examen,  sabiendo que me había ido bien, pero hasta que no veía la nota publicada en el muro, no  lograba respirar a plena capacidad y si había aprobado, era una exhalación de alivio incomparable, la mejor de todas las sensaciones, sentirse libre y poderosa, lo máximo. Acababa de aprobar, qué logro más épico que ése, más meritorio si era  un ramo difícil que me había traído por la cuerda floja durante todo el año, que a menudo desplazaba para marzo. Sacar un ramo en marzo, contra todo pronóstico, era sólo comparable a sentirse inmortal.
Uauh, ahora que lo pienso, corrí riesgos. No fui tan cobarde. 
No necesito lanzarme en bungee  para probar mi coraje, me lancé varias veces a dar el todo por el todo y logré vencer las posibilidades en contra. Suerte?
No lo creo, estudiaba. Sacrificaba febrero, dos o tres horas por la tarde-noche y en veinte días tenía toda la materia de un año mucho más clara en mi cabeza, gracias a mis esquemas.
El premio al esfuerzo es a menudo sólo la íntima satisfacción de la tarea cumplida.
La mejor de las recompensas es sentir el orgullo de haber vencido a los propios demonios, los del miedo al fracaso.
Vencer a esos, es lo máximo.