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jueves, 27 de noviembre de 2014

ALERTA: Acciones posibles contra firma de tratados internacionales de libre comercio.


Esto no tiene desperdicio, se los aseguro. Pero a parte de verlo hay que tomar acción. Ir y firmar en contra de la aprobación de esos tratados que nos afectarán a tod@s sin discriminación. Esto es real, está sucediendo pero no aparece en las noticias de la tele. Imaginen por qué.
La elección es vuestra.
Saludos.
 

https://www.youtube.com/watch?v=0GsXD-4N4os




https://stop-ttip.org/firmar/ 

http://www.avaaz.org/en/stop_the_corp... 

http://www.attac.es/category/internac... 

http://tppabierto.net 

http://noalttip.blogspot.com.es/ 



sábado, 15 de noviembre de 2014

Los clicks mentales y la pereza de explicarlos.

Es curioso, cómo es que funcionan nuestros pensamientos.
Los pensamientos deben tener alguna clase de composición aceitosa, quedan fácilmente impregnados, son difíciles de quitar como manchas,  cuando se calientan queman, y quedan formando parte del recuerdo como esencia para toda la vida, hacen que entren más fáciles las ideas más locas y desatinadas de todas. 
Sí, los pensamientos deben tener una composición aceitosa, difícil de quitar de encima.

Como que últimamente todo parece estar relacionado entre sí.

Hasta decir que "soy un pájaro de alas grandes y que necesito mucho espacio para volar" y haber dicho  que " en la jaula de canario me habría muerto ahogada", todo eso tiene un sentido que sólo yo puedo comprender a cabalidad, sólo yo tengo todas las piezas del rompe cabezas para entender el cuadro completo.

Ese es el pensamiento aceitoso que tengo hoy.
Y es curioso.
Cuántas veces las cosas que pasan tienen sentido sólo para nosotr@s mism@s?
Cuántas de esas sonrisitas inexplicables que esbozamos en silencio en medio de una multitud corresponden a esos clicks mentales que de vez en cuando nos resuenan en la cabeza a causa de esos pensamientos aceitosos que hacen posible que las piezas del puzzle calcen cada una en su lugar y tomemos conciencia de todo la panorámica completa, y exclamemos sin darnos cuenta, a veces: "por eso fue", "ahí está", "eureka", "eso es", "ahhhh".
Cuestión de inspiración o es el resultado de una vuelta olímpica completa poniendo en orden los legos para llegar a la conclusión elemental que organiza todo el desorden mental y le da sentido a todo, finalmente?

Mis frases me las entiendo yo porque sólo yo sé de mis influencias, y todo lo que puedo pensar y decir tiene una referencia tácita, una cita implícita, pero las claves sólo las manejo yo, y si me sonrío es porque sólo yo entiendo y me hace gracia descubrir los significados que hasta antes de ese preciso instante no había comprendido ni encontrado.
Sí me preguntan: "de qué te ríes", me da pereza entrar en explicaciones complejas, tendría que rebobinar demasiado carrete para atrás y fácilmente me perdería por las ramas y le restaría toda la espontaneidad al "chiste" , además es muy posible que ni siquiera supiera a dónde estaba la gracia de todo el asunto.
Y al final siempre resulta más breve y fácil decir: " de nada",  "nada importante, yo me entiendo", y no es de pesada o de arrogante, o por querer jugar al misterio, o por pre-asumir que el otro en cuestión es un tonto y que no entendería, simplemente es pereza.
Pero claro reconocer eso, no es fácil, ejejeje.
Pero a menudo ese tipo de detalles comienzan a cavar trincheras en las relaciones, carcomen la confianza, alimentan la distancia emocional y provocan pequeños fuegos de cohetería sólo para marca territorio o señalar un punto en disputa.
Pero la pereza a veces es más fuerte. 
 


sábado, 8 de noviembre de 2014

Sentir cariño en el corazón.

Es ser demasiado exigente pedirle a la vida que si va a haber alguien allá afuera para mí, al menos que pueda sentir que mi corazón es acariciado dúlcemente y con delicadeza?
Es mucho pedir?
De qué se trata sentir estar en pareja?
No se trata acaso se sentir que hay alguien, más allá dentro de todo el universo, que es especial y diferente a todo el resto, alguien por quien sentimos algo especial también, que no sentiríamos por nadie más porque sentimos que ese alguien también nos corresponde con su preocupación, con sus gestos delicados de hacernos sentir que somos importantes y que siempre estamos presentes en sus pensamientos así como también en sus vidas, sin necesidad que hacer tremendos sacrificios ni que acometan grandes gestas, simplemente con un simple detalle podrían hacer que todo nuestro día valiera la pena. 
Una llamada, un mensaje, un "Hola, cómo estás?", "He pensado en ti, sabes?", "Te extraño". "...Perdóname, no volverá  a pasar". "...Un beso". Y la frase mágica que derrumba todos los muros defensivos: "Te amo". 
Pero si no vienen dichas desde el corazón, tampoco valen. 
De ahí la trivialización de las palabras que pierden el sentido y el peso real que deberían tener y que nadie parece valorar, salvo unos pocos puristas o nostálgic@s como yo.
Para mí las palabras siguen siendo importantes, de ahí que me moleste tanto el incumplimiento de una promesa. 
Palabras y hechos deben ir de la mano, no hay nada que me fastidie más que la incoherencia, decir algo y hacer otra cosa o decir algo y luego olvidarlo, claro, porque como no había una decidida intención de cumplir con lo dicho desde el comienzo, es fácil que las palabras se olviden y se las lleve el viento, y al final Todo queda en Nada.  
Si no hay honestidad ni en los sentimientos y menos aún en las palabras, nada vale la pena realmente. Porque "sin palabra" tampoco habrá alguna vez, hechos. Que es lo que finalmente importa.
Al menos para mí nada tiene sentido si no hay una verdadera intención de cumplir con la palabra dada. Si no hay voluntad para cumplir con la palabra, tampoco habrá voluntad para llevar a cabo el hecho que sea propuesto.

De qué modo podría creer?
De qué manera podría confiar?
Y la confianza es Todo en una relación.
Sin confianza no hay relación, compromiso, proyectos, futuro
Nada!
Cuando sólo hay Nada,  queda un vacío inmenso que se pierde en medio de un silencio irritante e hiriente, filoso y mortal como la cabeza de una lanza directa al corazón. 
 No hay nada más enloquecedor y exasperante que el silencio del orgullo, del Ego, del maldito Ego, de ver quien gana, quien aguanta más tiempo bajo el agua. O de ese silencio en la espera a que el temporal se calme como una avestruz que oculta su cabeza bajo tierra.
Hay muchas cosas de las que ya paso.
No estoy para estupideces ni para perder el tiempo que no tengo.
He aprendido a vivir conmigo misma hace muchos años, la soledad no me asusta, sólo que habría preferido vivir mi soledad compartida matizándola con intervalos de felicidad para darle más colores a mi vida, sentir que también se me permite ser  la decoradora de interiores oficial más importante de la vida de ese otro al que me había atrevido a querer porque creí que sus palabras eran honestas cuando me decía que me quería. 
Pero en estas cosas pequeñas de falta de detalles, de preocupación, de dejarme en el olvido como a  un juguete viejo en el fondo del trastero, no me inspira más que desgana, desamor, y una desilusión tremenda. Sólo me causa tristeza. Porque siento que me merezco un trato mejor.

Hoy necesitaba de un abrazo fuerte, sentir que no estoy sola en el mundo, que no estoy loca, que mis problemas tienen soluciones, que hay alguien que me entiende, que simplemente me dijera: "No te preocupes, ya pasará. No es tu culpa, no te sientas mal. Mañana será otro día. Oye, yo te quiero y estoy aquí para ti. No te olvides de eso". Al menos me habría hecho sonreír. 
Sentir que mi corazón está llenito con su presencia y que el frío del cuerpo se me quita con el calorcito que siento en mi corazón. 
Pero en mi corazón no siento a nadie, lo siento vacío, más muerto que vivo.
Siento esa clase de soledad que no se pasa con nada, me siento huérfana de alma y de corazón.
Sin amor se me apagan las esperanzas, y el horizonte vuelve a lucir opaco al final de la vida. Y ya nada me importa. 
Vuelvo a ser la kamikaze que era, pero esta vez sin patria ni bandera. Porque ya no me importa nada.
Me encierro en mi huevo egocéntrico protector a dormir, a dejar pasar este invierno en verano, a ver si al menos perdida en mi sueño encuentro una respuesta mejor.
Hoy es uno de esos días en que no se sienten ganas de explicar nada sólo de recibir cariño sin decir palabras.




sábado, 1 de noviembre de 2014

La psicología de los cuentos de príncipes y princesas. Derribando mitos.




Hoy más que escribir yo misma quiero hacerme eco de un artículo que leí esta mañana y que me pareció muy esclarecedor y por tanto conveniente de difundir por este océano internaútico.
Nunca se sabe a qué orillas pueda llegar y salvar vidas de naufrag@s perdid@s en medio de la confusión y la vorágine. 
Para lograr unificar criterios es necesario que manejemos los mismos conceptos hombres y mujeres,  y así lograr compatibilizar los puntos de vista, tal como los objetivos
y metas en esta vida, pasando por un proceso común de vivir una vida feliz.


  Paso a copiar y a pegar:

 

 

"Olvídate de princesas y príncipes azules

El príncipe azul o la princesa de cuentos al descubierto en un interesante y reflexivo artículo de Campus Relatoras
Coral Herrera Gómez· Hoy 22:10


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En los cuentos que nos cuentan desde nuestra más tierna infancia, a los varones les enseñan tres cosas sobre el amor:

  • Hay cosas más importantes en la vida que el amor romántico.
  • Hay una mujer destinada a ti.
  • El amor es inagotable e incondicional (como el amor de mamá).

A las mujeres nos enseñan otras tres cosas:
  • No hay nada en la vida más importante que el amor romántico.
  • Hay un hombre destinado a ti.
  • Las mujeres nacen con un don para amar inagotable e incondicionalmente (por eso su objetivo en la vida es ser esposa y mamá).

En los cuentos que nos cuentan, a unos les lanzan un mensaje, y a las otras nos lanzan otro. Para los hombres, el mensaje principal es que el amor es eso que sucede al final de la aventura, después de haber pasado por mil situaciones diferentes, después de que el héroe ha demostrado su fuerza, su valentía, su capacidad para ganar y someter a los enemigos que le van saliendo en el camino, y a los monstruos internos que a veces le paralizan de miedo. Si logra vencerlos, será digno del amor de la Princesa Que Espera, y si fracasa, se quedará solo.

El príncipe azul sabe que vencerá porque siempre se siente querido. Las dudas de amor son para las princesas con mucho tiempo libre que gustan de atormentarse. Ellos prefieren sentirse queridos, útiles, importantes y necesarios para su país o para su comunidad. Los príncipes se saben deseados por las mujeres, respetados por sus enemigos, admirados por sus amigos, venerado por sus súbditos, y mitificados por una bella  muchacha que sufre lo indecible (o que se aburre infinitamente) mientras espera la llegada de su Salvador.

Otro de los mensajes que suelen lanzarnos desde las producciones culturales es que el príncipe azul lleva consigo el amor incondicional de su madre grabado en el corazón, por eso sólo podrá ofrecerle el trono del reino a una mujer que le ame como su madre: de un modo total, sin peros, sin condiciones. Así que nosotras tenemos que sustituir a su madre y convertirnos también en madres de sus hijos e hijas, y ellos, ya saben que las madres aguantan de todo y que por muy mal que te portes, nunca dejarán de quererte.

El mensaje que nos lanzan a las mujeres es que si somos elegidas, tenemos que sentirnos inmensamente afortunadas, porque somos el grandioso premio a su heroicidad, el símbolo del triunfo masculino, el descanso del guerrero, y el botín de guerra que les pertenece por haber salvado al mundo (de las hordas de orcos, de los comunistas rusos, de los terroristas islámicos, de los alienígenas, de los indios norteamericanos, de los mafiosos italianos, de los robots inteligentes y malvados).

Las princesas, nos cuentan, tienen que ser muy pacientes, porque en casi todas las historias el amado siempre tiene mucho trabajo. Y es que por encima del amor está la misión del héroe, que es mucho más grandiosa que la princesa y que él mismo. El héroe primero sirve a la patria, y después obtendrá su recompensa por su trabajo, pero tiene que ganársela: el protagonista de los cuentos de hadas y de las películas de acción ha de demostrar que es un hombre con pleno control sobre sus emociones y mucha “sangre fría” para actuar. Tiene que olvidarse de su tierno corazoncito para matar, aniquilar y destruir al enemigo. Tiene que demostrar que es duro como una piedra, que ejecuta órdenes con la fidelidad de un robot, que es capaz de aguantar el cansancio, el hambre, el dolor de las heridas, el sueño acumulado y todo lo que le echen encima. El premio a sus sacrificios es la princesa que espera en su castillo, les dicen a los niños.

A las niñas les lanzan este mensaje: para la princesa el amor sí es lo más importante, porque la liberará de su encierro o su desgracia. Ella ama el amor porque cree que su vida mejorará, y porque no le han enseñado a pensar en otra cosa que en casarse y cumplir lo que se espera de ella: ser una mujer eternamente agradecida y entregada a su Salvador con absoluta devoción.

Los príncipes han de esforzarse mucho para obtener su recompensa, las princesas sólo tienen que aguantar, esperar, y ser pacientes para que nos amen para siempre. Y esperar solas, claro, sin rivales alrededor.

No es casualidad que las princesas siempre estén solas y desprotegidas, a merced de las circunstancias, y soñando con que alguien se encargue de ella. Nunca tiene un plan propio para escapar del encierro, ni redes de solidaridad y afecto que le ayuden. Las princesas en general son vulnerables, frágiles, sensibles, dulces, heterosexuales, de piel blanca y cabellos rubios. Se aburren mucho, suspiran mucho, y piensan en su príncipe azul a todas horas, creyendo que junto a él encontrarán la felicidad eterna y nunca más estarán solas.

A los chicos les encanta pensar que existe una princesa que lo ama porque sí y sólo piensa en él. Pero además, hay otras mujeres que les desean mucho, como es natural en un macho alfa. El mensaje que les lanzan a ellos es que han de ser fuertes para evitar las tentaciones. En el camino hacia el amor, el héroe se verá seducido por maléficas figuras femeninas que lo atraen hacia el lado oscuro, pero él nunca dejará de pensar en su princesa que espera pacientemente en el castillo a ser rescatada.

El mensaje patriarcal de los cuentos para niños, adolescentes y hombres adultos es que estas maléficas mujeres son libres, potentes, atractivas, y peligrosas, así que sólo has de acercarte a ellas para satisfacer tus necesidades básicas y divertirte un rato antes de encontrarte con tu legítima amada. Sabes que serás perdonado porque son meras necesidades sexuales que “nada tienen que ver” con el sublime romanticismo que le lleva a la Princesa Que Espera.

Al final de la aventura, el hombre puede por fin rendirse ante el amor: es cuando el héroe abre su corazón gracias a la ternura de la amada. Ya ha demostrado lo fuerte y valiente que es, ya ha ganado todas las copas y trofeos, ya ha llegado el momento de asentar la cabeza y formar una familia para asegurar la perpetuación de su estirpe. En los cuentos que nos cuentan, los finales son siempre felices: el héroe rescata a la princesa, se casan y viven para siempre comiendo perdices. Él la protegerá, ella lo cuidará para siempre, ambos vivirán encerrados en su palacio de cristal.

Sin embargo, la Realidad es siempre diferente a la ficción romántica: como cualquier pareja, los enamorados se arrugan y engordan, pierden belleza y alegría, se pelean, se aburren, se hastían, se traicionan, se reconcilian, y nada es tan bonito como nos habían contado. Las princesas y los príncipes no son tan perfectos, por lo que sus historias de amor tampoco lo son.

Descubrirlo personalmente nos decepciona y nos frustra, porque nos sentimos engañados, o porque pensamos que tenemos mala suerte en el amor. Para poder sufrir menos y disfrutar más, tenemos que aprender a despatriarcalizar y a desmitificar el amor romántico, inventarnos otros cuentos con otros mensajes, y construir otras formas de querernos.

He aquí algunas claves para desmitificar el romanticismo patriarcal y para aprender a relacionarse amorosamente con personas de carne y hueso:

Para ellos:


  • Buenas noticias: no hace falta que salves a la Humanidad, ni que seas un héroe, ni que demuestres que eres fuerte, violento, agresivo o dominante para que te amen. Ya no estás obligado a responsabilizarte de todo, y no hace falta que seas el ganador y el vencedor absoluto en todas las áreas de tu vida. No tienes por qué sentirte culpable si no das la talla o no cumples con las expectativas sobre tu virilidad.
  • El amor es para disfrutar, no para sufrir. El amor es para hacernos la vida más fácil y bonita los unos a los otros, no es un medio para negociar y conseguir otras cosas, ni es un sacrificio que hay que hacer para tener asegurado el cuido y el placer (olvídate de la esposa-criada complaciente que atienda todas tus necesidades como mamá, para más información, el siguiente punto).
  • Definitivamente, la princesa rosa ya no existe. Las mujeres ya no esperan toda la vida ni te aman incondicionalmente: si no te portas bien, si no hay buen trato, si no alimentas la relación, si pactas fidelidad y no cumples, te dejan. La mujer a la que amas no está sentada esperando a que llegues,  no está siempre disponible para ti, ni es tuya, ni su amor es para siempre. Es una mujer libre que está contigo porque quiere estar contigo, sencillamente, en el presente que compartís.
  • No mitifiques a una sola mujer y desprecies a todas las demás. No existen las mujeres buenas y las mujeresmalas, por lo que no hace falta que montes jerarquías afectivas que sitúen a una sola mujer en la cúspide del éxito, y a todas las demás las minusvalores. Las mujeres no son “santas” o “putas”, son seres imperfectos y complejos como tú, con sus virtudes y sus defectos, sus errores y sus aciertos. Igual que tú nunca podrás ser tan maravilloso como el príncipe azul, ellas tampoco podrán cumplir con las expectativas del mito de la princesa. Las mujeres libres con autonomía no son peligrosas. No hace falta dominarlas para poder amarlas. No tengas miedo a relacionarte con una mujer de carne y hueso sin la coraza: no muerden.
  • El amor no supone rendirse, no es un virus que te posee y te roba la voluntad, no es el fin de tu juventud, no te convierte en prisionero de nadie, no te convierte en propietario, ni en dominador o dominado. El amor no te roba la autonomía, no es el fin de tu libertad, no te convierte en un “calzonazos”, no te rebaja la virilidad. Así pues, eres libre para relacionarte desinteresadamente con las mujeres o los hombres a los que amas, y para dejarte seducir por la magia del compañerismo romántico que nos sitúa a todos en el mismo plano horizontal. Practicar el amor sin las antiguas estructuras de dominación y sumisión, te liberará de la necesidad de ser superior o de luchar por el poder, con lo cual podrás disfrutar más del amor.
  • Aprende a compartir protagonismos: antes los personajes femeninos de las historias de amor ejercían un papel pasivo, ahora van en su propio caballo, matan a sus propios dragones, toman decisiones, resuelven enigmas, se emparejan y se separan, eligen a sus compañeros, se equivocan, rectifican, y reivindican su derecho a moverse con libertad, y a ser protagonistas de sus propios relatos. Las mujeres son tus compañeras, y los hombres son tus compañeros, y se trabaja siempre mejor en equipo que en solitario. Di no a la soledad, que te hace más dependiente y más vulnerable, y júntate a la gente para dar y recibir amor, para vivir aventuras, para celebrar la vida.
  • El amor no culmina con un final feliz, se construye día a día. No existe la fuente de amor inagotable, no dura para siempre, y no es gratis: para ser amado hay que amar, para recibir hay que dar, para que te traten bien tienes que tratar bien. El amor puedes disfrutarlo en cualquier momento de tu vida si tienes las herramientas y los conocimientos necesarios para construir una relación bonita. No es una meta a la que llegar, es un proceso que se vive en el presente inmediato y se nutre con nuestra creatividad, nuestra generosidad, nuestra capacidad de empatía y de disfrute.
  • Libérate de las cargas del príncipe azul. Por mucho que lo intentes, nunca podrás estar a la altura de los mitos de la masculinidad hegemónica, ni cumplir con todas las expectativas que se despiertan en torno a la figura del héroe con superpoderes mágicos. Ningún hombre es tan guapo, bondadoso, rico, valiente, potente sexualmente, sensible, honrado, luchador, generoso, sabio, culto, divertido, ni tan perfecto como los vemos en las películas (excepto Brad Pitt, y seguro que algún defecto tiene el hombre). Con la edad irás engordando, perdiendo fuerzas y reflejos, tendrás achaques, puede que te quedes calvo, que se arruine tu negocio, que dejes de tener éxito en la vida, que te abandone la buena suerte. Sabiendo que nunca podrás ser tan maravilloso como un príncipe azul, estás liberado de la carga que supone estar siempre demostrando que eres muy hombre, o que eres el mejor: así puedes dedicar tu tiempo y energía a otras cosas más provechosas, como por ejemplo practicar la autocrítica amorosa para conocerte mejor, o trabajarte los miedos que te impiden disfrutar del amor.
  • Los miedos no desaparecen mágicamente, hay que trabajarlos constantemente: en los cuentos los miedos se superan con pócimas, con talismanes, con conjuros o hechizos, con tótems o con magia. Muchos de ellos los has heredado de tu cultura patriarcal: el miedo a no dar la talla en la cama, el miedo a enamorarse ciega e irracionalmente, el miedo a quedarse solo, el miedo a salir de los armarios, el miedo a la infidelidad o la deslealtad de la persona amada, el miedo al “qué dirán”, el miedo al rechazo o a no ser correspondido, el miedo al compromiso, el miedo a que te dominen o te manipulen, el miedo a que se cuestione tu virilidad o tu heterosexualidad, el miedo a perder tu autonomía y tu libertad, el miedo a que te hagan daño, el miedo a fracasar, el miedo que nos da saber que no somos imprescindibles para nadie… hay que liberarse de los miedos, entonces, para poder relacionarse con la gente con libertad, con generosidad, con ternura.

Para ellas:

  • No te esfuerces en cumplir el mito de la princesa rosa: nunca serás tan buena, guapa, joven, sana, dulce, paciente, obediente, conformista y pasiva como esta heroína tradicional, por mucho empeño que le pongas. Además, los palacios son lugares enormes, solitarios, fríos, aburridos, y resulta muy difícil escapar de ellos cuando estás dentro. Dedica tus energías a construir tu propio personaje, y a ser la mujer que te dé la gana de ser.
  • No te esfuerces en buscar al príncipe azul, no existe el hombre ni la mujer perfecta. Somos más felices cuando querremos a la gente tal y como es, sin mitificarla, sin endiosarla, sin rebajarla.
  • El amor no es la solución a todos tus problemas. Si te pasa como a las princesas de los cuentos, que están hartas de la explotación laboral a la que están sometidas, o sencillamente te aburres y tienes ganas de transformar su vida, no esperes a la llegada del Salvador que te rescate de tu situación. Ponte manos a la obra para generar cambios que mejoren tu vida sin depositar esa responsabilidad en nadie más que en ti.
  • Esperar es inútil: en estos tiempos en los que las horas y los meses pasan volando, ya no podemos pararnos a esperar a nadie. Esperar es un acto pasivo que deja en manos de los demás nuestra propia felicidad. No sabemos si nos queda una semana o diez años de vida, así que mejor disfrutar del presente, que es el único tesoro que tenemos.
  • El amor no es sacrificio, renuncia, ni rendición: no tienes por qué olvidarte de ti misma ni de tus necesidades sólo porque tengas pareja. No tienes por qué entregarte en cuerpo y alma si la otra persona no se entrega. No tienes por qué aguantar todo lo que te echen encima “por amor”. Amar no es sufrir: es disfrutar.
  • Hay muchas fuentes de afecto, de placer y felicidad en nuestras vidas, por eso el amor romántico no puede ser tu único objetivo: estas rodeada de gente estupenda que te quiere, y hay mucha más gente estupenda a la que conocer. El romanticismo en pareja es una experiencia hermosa, pero también hay mucho que aprender, que vivir, que experimentar con los demás. El amor es importante en la medida en que no se limite a una sola persona, y en la medida en que nos permita crecer y evolucionar, y repartir amor a la gente que nos rodea.
  • Trabaja tu autonomía económica y tu independencia personal para poder construir relaciones desde la libertad, y no desde la necesidad o el interés. Déjate seducir por la magia del compañerismo romántico, y quiérete mucho, para poder dar amor a los demás. Practica la autocrítica amorosa para conocerte mejor y trabajarte lo que pueda hacerte mejorar. El amor es un arte, y cuantas más herramientas tengas para relacionarte con los demás, más podrás disfrutarlo.
  • Libérate de tus miedos, sal de tus armarios, y no te sientas culpable si te enamoras, o si te desenamoras. Las mujeres no nacemos con un don para amar eterna e  incondicionalmente, y tenemos derecho a juntarnos o separarnos de nuestras parejas cuando lo deseemos. Y siempre estamos mejor acompañadas por otras, que solas.
  • Di no a la soledad: las protagonistas de las historias siempre están solas: no descuides tus redes sociales y afectivas, porque son tu mayor tesoro. Solas somos vulnerables y dependientes, rodeadas de gente a la que queremos somos más libres y tenemos más posibilidades de vivir el amor sin reducir todo a una sola persona. Expande y diversifica tu amor.
  • Disfruta de tu papel protagonista en la historia de tu vida: tú eres la narradora, la guionista, la directora, y la actriz principal. Tú elijes a la gente con la que quieres compartir, tú tomas las decisiones, y tú confías en ti misma a la hora de construir tu historia. Tú eres la que inventas, la que te equivocas, la que rectificas. Trata con mimo a tu propio personaje y a los que te acompañan, os merecéis el mejor trato del mundo.
Ilustración: Naw Lawson
Coral Herrera Gómez campusrelatoras."
Además de estar muy bien pensado y redactado, es muy educativo.
Entre todas las cosas ciertas a las que se refiere me quedo con una frase, a mi entender clave, en lo que se trata de hombres y mujeres en general:
 
"Basta con que seas una buena persona capaz de construir una relación bonita."
Creo que todo el mundo que trata de relaciones humanas y aún mas las de índole amorosa-romántica se puede reducir a esta simple idea de ser buena persona para ser capaz de construir una relación bonita.
Y la reglas son simples, el consejo a seguir es sencillo y vale tanto para hombres como para mujeres:
"...si no te portas bien, si no hay buen trato, si no alimentas la relación, si pactas fidelidad y no cumples, te dejan."
Y claro, hay mucho más pero cada quien que lea y saque sus propias conclusiones.
Sólo quise compartir un artículo que me pareció interesante.
No siempre hay tiempo para pensar sobre estos estereotipos culturales que nos entran por osmosis y que no procesamos por medio del juicio crítico y nos hacemos parte de un juego torcido y perverso sin querer, sólo porque no nos damos el tiempo para reflexionar.
Si tienen hij@s, ya sabrán como no seguir alimentándoles la fantasía con esos cuentos que no ayudan a ver la realidad 
ni a ser personas enteras, seguras de sí mismas, empáticas, inteligentes, independientes y felices.