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viernes, 7 de enero de 2011

Juguete.

Sé que no es bueno tomar decisiones en caliente, con el volcán con la lava revuelta, hirviendo,sólo queriendo  salir a la superficie arrasando con todo a su paso.
En este momento, no me importa. Me importa un comino lo que pueda pasar, lo que pueda sentir.
Tengo dentro de la cabeza un revoltijo de ideas, de sentimientos.
Quisiera que todo fuera diferente, que fuera diferente.
Duele, me duele en el centro del pecho.
Siento que no es justo.
Tantos cuidados y respeto a dónde me han llevado?
Tanta delicadeza, por no interrumpir en su tiempo, por no intervenir en su ritmo.
Soy libre y respeto la libertad de los demás, siempre. Respeto los tiempos y ritmos de los demás, así como me gusta que respeten los míos. 
He puesto lo mejor de mí en bandeja, he sido comprensiva al máximo. 
Sé que soy especial, que no soy una mujer común y corriente, sé que tengo contenido porque me conozco bien, y eso es una gran ventaja. Pero no es suficiente, lo sé.
Nunca es suficiente.
Si va a acabar que así sea. Es preferible que sea ahora, y no más tarde.
No es una cuestión de orgullo. Extrañamente en esto no ha habido orgullo, de ese orgullo mal entendido, mala clase, vengativo y mal intencionado, no, de ese no, al menos, no de mi parte.
Simplemente mantengo izada a tope y flameando mi bandera de DIGNIDAD, la que tal como una bandera  chilena jamás será arriada de su pabellón.
Siento que no merezco ser tratada con tanto abandono.
Como he sido, lo mínimo que espero es un simple mensaje. Y ni siquiera eso.
Soy tonta, espero peras del olmo. Espero delicadezas, espero detalles, espero un poquito más de atención a los detalles.  Y olvido, que el hombre perfecto no existe.
Es mucho pedir?
Siendo como he sido.
No, lo siento. Esto se acaba aquí.  Me duele, pero ya pasará.
Si puedo elegir, para qué  escogería a alguien que con su comportamiento me demuestra que todo lo que me dice no es verdad. No le importo, y definitivamente todo lo demás son solo palabras, muy bonitas para escribir un libro de amor, quizás, pero que en la vida real no son suficientes si no van de la mano con hecho simples como demostrar un poquito de preocupación, hacer el esfuerzo por estar ahí.
Me siento igual a como deben sentir los juguetes que son dejados de lado cuando ya no son nuevos.
Qué me quedan.
Sonará cliché, pero sólo una pila de sueños hecho añicos.
Necesitaba tener la cabeza despejada para concentrarme en lo que debo, y no puedo, no con el volumen de pensamientos que se me agolpan en este momento.
Como decía Nietzsche: -A veces hasta el peor de los  insultos resulta menos hiriente que el silencio.-  O algo así. Y es verdad, en este momento siento que su silencio me duele como desprecio.

1 comentario:

  1. Como dice la canción..."odiame porpiedad yo te lo pido, odiame sin medida ni clemencia, odio quiero más que indiferencia, por que el rencor hiere menos que el olvido...

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