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miércoles, 28 de julio de 2010

Conexiones

El destino, la vida, Dios, qué será. No lo sé, pero que las respuestas fluyen como la Teoría de las Cuerdas, fluyen. Y lo peor es que las escucho, no sé si las interpretaré bien, o no, pero no me pasan piola.
Verlas, entenderlas, no dejarlas pasar es en sí un gran avance para no andar a tientas por la vida.
Vengan de donde vengan, desde un gadget, de la voz de la experiencia, desde un simple comentario, del titular de un diario, la letra de una canción a la que jamás antes le habías puesto atención, un verso dentro de un poema que no fue escrito pensando en ti, sin embargo te interpreta de comienzo a fin. Todo es como si te hablara, y pareciera versar sobre lo mismo.
Es extraño, es una sensación muy rara. Te sientes como en el centro del mundo, en medio del ojo del huracán y al mismo tiempo todo parece transcurrir más lento, cada detalle se explaya en su esencia delante de tus ojos y te sientes capaz de descubrir los detalles más curiosos en los que jamás te habrías detenido ni siquiera a pensar que fueran posibles que existieran.
No sabes a ciencia cierta, qué es, qué ocurre, de dónde viene esa conexión WiFi con el Universo.
Es de Dios, es el Destino, es el Amor que habita en el espíritu del Mundo.
O es sólo coincidencia.
Me resisto a pensar que tenga una respuesta tan fría como lógica, que exista alguna teoría física que lo pueda explicar.
Quiero creer que tengo un Ángel personal que se encarga de ponerme señales en el camino para levantarme el ánimo y haciéndome sentir que todo está en orden, que puedo sentirme tranquila, y al menos por un instante sentirme feliz.

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