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miércoles, 5 de octubre de 2011

La vida de colores.

Cuánto hay de verdad en los dichos populares, frases que nadie podría datar con exactitud su origen porque pertenecen al inventario colectivo inmemorial, que a menudo condensan toda una filosofía o encierran toda la infinita sabiduría de los antepasados que muchas veces sólo observaron algo de la vida natural, le dieron un par de vueltas y dejaron salir frases llenas de sentido, como:
NO HAY MAL QUE DURE CIEN AÑOS; NI TONTO QUE LO RESISTA.
Y es cierto, todo lo que una vez comienza, tarde o temprano tiene que acabar, tanto lo bueno como la malo.
DESPUÉS DE LA TORMENTA VIENE LA CALMA.
Y es verdad, luego de pasar por tanta agitación, debe venir un periodo en que por fin las nubes, la lluvia, los truenos y relámpagos tienen que marcharse en retirada para dejar que nuevamente salga el sol, y saldrá el doble de reluciente, todo se verá nítido y esplendoroso, el aire se sentirá limpio y el mar recuperará su calma.
Es así, la vida se comporta exactamente igual. De la desdicha a la felicidad, de la felicidad a la desdicha, pero lo que importa es la felicidad así como la marea quieta bajo un despejado cielo asoleado.
DIOS APRIETA PERO NO AHORCA.
A veces se siente que no hay más aire que valga la pena seguir respirando, que todo pierde el sentido, y que ya no hay esperanzas porque  se perdió la confianza, la fe, olvidándose por completo que después de todo sí hay un Dios y que sí escucha, se demora su poco, nada es inmediato con Él porque la lista de espera es larga, pero finalmente oye y cumple y compensa todo el sufrimiento con largueza.
La vida me sonríe, por qué no habría yo de devolverle la sonrisa?
La vida sigue y se vuelve a teñir de colores.

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