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sábado, 2 de agosto de 2014

Seremos el país que nuestros niños aprendan a ser.

Tanto se habla de la reforma educacional, y se enfrascan en discusiones políticas d cómo financiarla, de dónde sacar las platas que hagan falta, de subir impuestos, y saltan los empresarios, los grandes y los pequeños, enarbolando las demandas de sus sectores y discutiendo temas de plata.
Y yo miro y escucho.
Recuerdo la marcha de los pingüinos durante el primer periodo de Bachelet en el 2006, los cabros pedían una educación gratuita y de calidad, ese es el slogan que aún queda desde esa fecha hace ya 8 años y aún no hay algo concreto.
Desde la época de Lagos a la Educación se le ha inyectado una fuerte dosis de recursos, hubo una reforma que modificó los horarios y tiempos que los educandos debían permanecer en los recintos educacionales para evitar su vagancia por las calles. Se mejoró bastante la infraestructura de los establecimientos, se dotaron de tecnología, pretendiendo así acortar la brecha de recursos entre instituciones educativas privadas con las subvencionadas y municipalizadas. Una de las promesas de campaña del señor Lagos, que recuerdo, era subirle el sueldo a los profesores a 600 mil pesos progresivamente, cosa que no sé si se cumplió.
La dignidad de la carrera docente no pasa  exclusivamente por subirle el sueldo a los profesores. La cuestión de la dignidad y del respeto es algo más complejo que eso y en esta vida la plata no lo es todo.  Las prostitutas ganan millones y no por eso son respetadas socialmente. 

En fin, mi planteamiento no va por ahí.
Lo que me mueve hoy a escribir en esta entrada es sobre otra cosa.
Por todo lo que he oído y visto en las noticias sobre lo que discuten estos macucos de la política pero 0 a la izquierda en temas educativos, dicho sea de paso, el actual ministro de educación es un muy buen economista pero no es especialista en el tema, y lo ha reconocido muy hidalgamente.
Creo yo, sin ser experta, pero como una ciudadana común de a pié que estudió pedagogía en español en la U de Concepción, diré que muy humildemente en mi opinión, se están equivocando.
Están empezando por el final, en vez de enfocar la discusión por el principio.
Están viendo cómo financiar algo, pero no han trazado el objetivo principal para saber qué diablo es lo que van a financiar.
Como siempre, lo primero es lo primero.
Y  en este caso lo primero con los críos.
Los niños, educandos, esos mismos que salen corriendo y gritando una vez que oyen la campana del recreo convertidos en verdaderos animalillos transpirantes que l único que quieren es arrancar lejos del sistema. Al menos era así en mi época. Ahora asumo que andarán todos como zombies por los pasillos pegados a sus pantallitas de celulares tropezando unos con otros y rodando escaleras a bajo por no fijarse a donde pisan.
Comentario pseudochistoso aparte.
Ahora, ya en serio pienso que están olvidando comenzar por el inicio y no se han reunido a plantear qué tipo de ser humano queremos como sociedad para nuestro país, qué queremos o qué necesitamos, qué tipo de personas queremos que salgan como resultado de 12 años o más si contamos desde la sala cuna casi, de entrenamiento mental al que se le llama educación.
Una vez que tengan bien definido qué clase de ser humano quieren conseguir, entonces ahí se tendrían que fijar cuales serán las estrategias educacionales a seguir, los planes y programas definidos para conseguir el objetivo planteado inicialmente, se idea la malla curricular y ahí se ve cómo se implementaría, sólo entonces se podría saber cuánto costaría todo eso y ahí tendrían que entrar recién a picar todos estos genios de la economía y los políticos tendrían como misión convencer a todo el  resto, a los empresarios sobre todo, del mejor modo de financiar todo el operativo sin que le cueste un huevo y la mitad de otro a todo el país, tengan o no hijos en edad escolar o universitaria.
Ahora si nos paramos a pensar con seriedad y calma, y  nos detenemos y hacemos de esta oportunidad LA OPORTUNIDAD para repensar el país que tenemos y al que queremos llegar a tener algún día, porque es verdaderamente una magnífica oportunidad para idear las estrategias a seguir para llegar a ser un país verdaderamente desarrollado si logramos desarrollar las mentes de todos esos seres que están en este momento con sus mentes abiertas absorbiendo absolutamente todo lo que pasa a su alrededor, lo bueno y lo malo, sin filtro.
Seremos el país que nuestros niños aprendan a ser.
El país que tenemos ahora es el reflejo de una generación educada en dictadura, tanto los que se educaron en el exilio como de los que se quedaron aquí y aprendieron con miedo  a no romper huevos, o se criaron con odio y resentimiento, y no les importa nada.
Esto es un crisol y da para mucho analizar cuántos tipos de personalidades germinaron a partir de la historia política y social  de Chile.
Pero insisto, hay que comenzar por el principio para resolver la cuestión que plantea la dichosa reforma educacional.
Primero hay que delinear al tipo de ser humano que queremos para el futuro de Chile, si queremos a un tipo productivo, o queremos a alguien creativo, si queremos a ser práctico, o a un ser integral, que  sea práctico pero a la vez espiritual, si queremos un ser racional, o emocional, o ambas a la vez. Queremos a un ser depredador, lógico, egoísta, consumista, estúpido pero productivo. O queremos a un ser humano íntegro, crítico, altruista, creativo, inteligente y eficiente.
Qué tipo de ser humano queremos para el futuro de Chile?
Mientras no tengamos respondida esa pregunta, sólo perderán el tiempo discutiendo temas de presupuestos, costos, gastos e impuestos.
Dará lo mismo que la educación sea pública, gratuita y estatal no será de alta calidad si de igual modo co-existirá la educación privada pagada, que por obligación tiene que ser de más calidad para marcar la diferencia que las elites siempre exigirán.
Por eso la diferencia no tiene que estar en la financiación sino en el objetivo: en el tipo de ser humano que acabará resultando el educando estudiando en un sistema u en otro. 
Qué es lo que necesitamos como país?
Obra de mano barata, obra de mano calificada, genios, gente brillantes en arte, economía, en tecnología, en política, en salud, en x rubro, da lo mismo.
Según lo que se necesite como país se debería repartir las opciones y oportunidades de acuerdo a lo que quiera cada familia según las habilidades de sus hijos, sueños o posibilidades.
Que hubiesen distintos tipos de curriculum, artísticos, técnicos, científicos, administrativos, agropecuarios,  etc, y que la universidad fuera un espacio para perfeccionar, especializar e investigar desarrollo. Los sistemas de pago podrían ir de acuerdo al desempeño de las capacidades y la situación social de cada alumno.
La idea es que no se pierdan talentos por falta de dinero. 
Que estén las oportunidades abiertas, y lo único que haga falta sean las ganas.
Así debería ser un país justo con todos sus ciudadanos.
Ahora la cuestión de los profesores.
Ese es otro tema.
Hay que jacer una selección y sacar los tapones del sistema, sacar los malos elementos y dejar a los que entraron a la carrera por vocación y seguir incentivando a las próximas generaciones a que postulen sólo los que sientan la vocación de enseñar en sus corazones.
Hacer lo que se ama, hace que todo lo demás llegue por consecuencia incluso el dinero.
Un buen sueldo sería lo apropiado para la exigencia intelectual, física y emocional que tiene el trabajo como tal, una jubilación digna, también y así nos evitaríamos ver profesoras jubiladas con pensiones de 200 lucas pidiendo limosna en la calle luego de  haber ejercido por 35 años. 
Eso no se puede volver a repetir en Chile, ni hoy ni mañana.

 

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