Páginas

domingo, 27 de febrero de 2011

Un terremoto grado 9

Me siento tontamente egoísta al quedarme contemplando mi ombligo.
Hay tanto que se puede hacer por la vida, hay tanto que tengo aún por hacer con mi vida.
Con esto de la conmemoración del 27F, oyendo sólo algunos testimonios, así de paso, me doy cuenta que la vida tiene cuestiones mucho más complejas y profundas.  Que si quiere ser despiadada, lo es. Arrebata sin piedad ni contemplaciones los sueños de cuajo, a los sueños y no sueños, a la realidad misma, literalmente, porque arranca de las manos la vida de los seres amados sin misericordia. Eso sí debe ser terrible, como para jamás querer recuperar la cordura.
Mis tonterías sentimentales, no son más que eso, sólo tonterías. Algo por lo que debí pasar para aprender a no ser tan ingenua y saber que no puedo creer que todo es tal como deseo creer que es porque así lo quiero creer. No, las cosas son como son y tengo que aprender a vivir con eso.
Debo aprender a ver más allá de mi nariz, porque tengo más de dos dedos de frente.
No debo sentirme responsable por las decisiones de las personas.
Es un poco como ocurre con la gata de la vecina que se nos metió en el entretecho el día del temblor de hace dos semanas atrás. Hemos intentado ayudarla a salir pero se arranca y se esconde, no quiere y si la dejamos que se quede, morirá. Es su decisión al fin y al cabo. No es mucho más lo que se puede hacer por ella si no pone de su parte para ayudarse a salir de ahí.
Hay personas como esa gata. Bueno, la gata es solo una gata, no piensa, las personas se supone que sí.  
He hecho lo que de mí ha dependido,  ya he construido mi parte del puente, más no puedo hacer, el resto  corre por su cuenta.
Sólo quiero poner las cosas en claro para poder cerrar un ciclo en paz, reconciliada con mi paradigma vital.
Esto es mucho más que una simple ruptura sentimental. Esto va más allá, ha puesto en tela de juicio toda la arquitectura de mi mundo. Las cosas parecen que no eran como yo creía que eran, como creía que debían ser, al menos.
Por eso me cuesta aún más cerrar mis heridas. 
Necesito respuestas y confirmaciones para continuar y por fin cerrar este capítulo.
Es todo un complejo proceso que estoy recién comenzando, aún me queda muchos pensamientos que ordenar y reorganizar.
Es como si hubiese sufrido dentro de  mi cabeza un terremoto grado 9, y mi cabeza es una oficina de archivos donde se guardan infinitas carpetas en cardex que se vinieron a bajo y se revolvieron todos los papeles.
Ufff, tengo pa' rato.
Pero hay cosas que tengo muy claras, sé para donde voy. 
Ahora, cuándo y cómo, lo ignoro. Menos aún puedo saber si habrá alguna otra vez un con quién.

1 comentario:

  1. El tener aquello claro creo que es lo más importante...solo queda encaminarce y no desviarce por caminos con ripio...solo asfalto ya!

    ResponderEliminar