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domingo, 7 de noviembre de 2010

Confianza, la parte oscura.

Es posible sentirse tan estúpida más de lo que me siento ahora?
Debo aprender a no confiar con los ojos cerrados, y es una lástima que deba aprender a hacer lo contrario a lo que tiendo naturalmente a hacer, cuando en el mundo ideal en el que quisiera vivir, es lo más natural del mundo vivir confiando, tanto que ni siquiera tiene este nombre, no tiene nombre alguno porque sólo es, es intrínseco, no se piensa, ni siquiera se siente porque sólo es.  Confiar, en mi  mundo ideal, es tan natural como el proceso de oxigenación de la sangre, nadie piensa en eso, es algo que sólo ocurre porque así debe ser para poder vivir.
Soy tan tonta a veces, me pasan las cosas una y mil veces y aún así no aprendo. No confíes.
Y sin embargo persisto en confiar. Como si creyera que de tanto insistir voy a cambiar las cosas.
Que idiota más grande!
Ha sido una desilusión, una tras otra. Pasa el tiempo, los años eternos, lo olvido y vuelvo a confiar luego del borrón y continúo en la página siguiente, entonces no pasa demasiado tiempo hasta que vuelvo a tropezar con la misma piedra.
No quiero volver a poner mi corazón otra vez por delante, en vez de las manos o las rodillas.
Los porrazos de corazón son muy dolorosos, y cuesta para que se sane.

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